Vivía en Sarandi donde su padre tenía un comercio de artículos domésticos. Era una esquina singular en Supisiche y Rivadavia, frente a la actual plaza Pascual Romano.
Fernando Abel De Giovanni fue narrador, poeta, periodista, autor de canciones y un escritor de raza. Lo conocimos en nuestro barrio y en los encuentros literarios donde participábamos. Nacido en La Pampa, tenía 12 años cuando se radicó con su familia en Buenos Aires. Maestro y estudiante de sociología, escribía poemas e historias de diversa índole y era además un lector apasionado y profundo.
En la década del 60 integró la redacción de la revista Vuelo que editábamos, junto a otros poetas y escritores, en la Asociación Gente de Arte de Avellaneda. En 1962 conocimos su primer libro de poemas Temario de soledad, donde expresaba: Yo no puedo quedarme detenido / si me quieres seguir, vuélvete barca / para morir, al mar que a mí me espera.
Desde allí integró la generación artística de esos dorados años, con su espíritu transformador, su bohemia de café, su despertar literario y social, junto a poetas y escritores como Luis Luchi, Enrique Wernicke,, Juana Bignozzi, Alberto Szpunberg, Juan Gelman, Paco Urondo, Ricardo Piglia, Roberto Santoro, entre otros.
De él se dice que unió a su calidad de escritor y poeta, su hombría de bien, su generosidad artística y humana, su compromiso y solidaridad con las mejores causas populares, su culto a la amistad y a los grandes valores de la vida. Amó y sufrió con la sonrisa o la ironía a flor de labio. Vivió durante unos años en España, donde escribió: Seguramente está sabiendo ahora, / que eran las diez y media de la noche / de un otoño sin lluvias, / y que en mi pobre pueblo,/ nuestro tren se detiene / tan sólo tres minutos. / Sentada en el tercer asiento / del vagón de primera, a partir del lavabo, / ignora, por supuesto, que yo estaba / levemente borracho y algo solo, / viendo pasar los trenes, / como si fuera el triste personaje / de una novela belga.
Resultó galardonado con el Premio Más Allá en la revista Axxón con los cuentos “Vagos recuerdos” y “Viejo barrio”, además de integrar las antologías Fase Uno y Mañanas en Sombras. Afirman también que si recopilamos los mejores cuentos de la literatura fantástica argentina, entre ellos estaría, sin lugar a dudas, “El tipo que vio el caballo”, de su autoría. Su creatividad literaria y narrativa está presente en su libro Keno.
En marzo de 2008 muere, enfermo de una voraz dolencia, en su territorio natal, La Pampa. Había sido un incansable luchador desde la calle. Fue autor, también, de canciones que grabaron artistas como Lalo de los Santos, Lito Nebbia, Juan Muñiz y Pirucho Gabetta, autor teatral y libretista de la radio, el cine y la televisión.
Lejos quedaba su vida en el monte salteño al frente de una escuela rural o su paso por nuestra ciudad, pero ya sabemos que yo no me puedo quedar detenido
.
ajgpaloma@gmail.com
