Fue el primer presidente de la Asociación Amigos de Avenida Lacarra, entidad que propició el crecimiento de la zona, fue Subdelegado de la localidad con la administración de Baldomero Álvarez de Olivera y, prácticamente desde que nació, es una de las caras visibles de “La Casa del Deporte”, comercio ubicado en Lacarra al 1700.
“Tengo 65 años y nací junto con el negocio, que en ese entonces era lo que se denominaba una ‘ropería, donde al comienzo se vendían sacos grises y ropa de trabajo”, comentó Brañas.
Ya de chiquito, con apenas diez años, se entretenía arreglando pelotas junto a su padre. “Había pelotas con tiento que cabeceabas y te dejaban la marca… y que no se mojen porque pesaba mucho más”, afirmaba Horacio Brañas.
El lugar era una esquina antigua, donde sus padres tomaban mate en una ventanita esperando a los clientes. “Las calles eran de tierra y Lacarra era empedrada, con faroles en la esquina y en la mitad de cuadra”, describía Brañas aquellos últimos años de la década del ’50.
Brañas también recuerda su paso por la Escuela Nº 37, aquella del “patio grande con baldosas rojas que te pelaban las rodillas cuando te caías” y que tenía en el fondo una pequeña quintita donde la “casera” sembraba sus verduras.
“Acá se jugaba a todo, a cosas que para los chicos de hoy parecen chiste. Se jugaba a las escondidas de noche, dábamos vueltas a la manzana, trepábamos a los árboles, hoyo pelota. Hoy todo eso es imposible de hacer por la inseguridad, los chicos a las seis de la tarde ya están adentro y nunca solos” aseguró.
Cada cuadra tenía una barrita y no se movía mucho de ese punto de encuentro. “Mismo en la fiesta de San Pedro y San Pablo con las ramas, cada uno tenía su cuadra donde se hacía la fogata y las batatas”, afirmó.
“La parada era esta esquina de Lacarra y la de Cangallo, donde había un gallego que tenía un almacén y era macanudo, nos echaba y nos quería -agregó- era de ese tipo de gente buena que antes existía, no había maldad”.
“Cada uno defendía su cuadra, incluso al fútbol. Jugábamos en unos potreros que había en Villa Modelo y con la pilas de ropa hacíamos los arcos”, evocó.
En la adolescencia, los chicos de 14 ó 15 años concurrían a los tradicionales “asaltos” que por lo general se hacían en la casa de alguna chica porque “los papás querían tener a las nenas cerca”.
Otro de los aspectos principales que destaca Horacio Brañas son los clubes de barrio que estuvieron siempre sirviendo a la comunidad, como Villa Heredia, Villa Dorados, Amor y Lucha, Estrella y Once Luceros.
“En Villa Modelo se hacían torneos de fútbol los lunes, miércoles y viernes a un nivel extraordinario, se llenaba, venía gente de todos lados -sostuvo Brañas- se hizo hasta que el fútbol en los ’70 se empezó a poner pesado; el paraíso del futbol era Villa Modelo”.
Además de las instituciones deportivas y sociales, varios comercios también fueron y son emblemáticos.
En ese sentido, Horacio Brañas recordó a la sedería de Mario, la sastrería de Augusto, la tienda San Jorge y la farmacia de Lacarra, como así también algunos comercios que han desaparecido, como gomerías y estaciones de servicio.
Finalmente, destacó los “movimientos independentistas” de Gerli, al asegurar que “no están errados porque ahora Gerli está abandonado.
El intendente se volcó un poco más a la zona céntrica y en Gerli las plazoletas están decaídas y no prenden las luces”.
“Si fuera un municipio se cuidaría más la zona. Al ver que Lezama tomó su independencia hay un entusiasmo mayor, creo que hay que seguir con esa idea”, concluyó Horacio Brañas.
