Viejo Mercado de Abasto de Avellaneda: un patrimonio de la ciudad industrial. De la teoría de la salvaguarda a la práctica de la vida cotidiana

Por: Arq. María Descole; Arq. Paula A. Tassone; Luciana Rizzi; Pablo Devita. (6° y última entrega)

 Los aspectos inmateriales del patrimonio en la práctica de la vida cotidiana

En su obra “Los hacedores lúcidos. Historia cultural de Barracas al Sud (1850-1989)” Antonio González recorre el nacimiento y desarrollo de la actividad artística y educativa de Avellaneda. Pretendemos aquí vincular el surgimiento de actividades culturales del Municipio y principalmente de la Universidad Nacional de Avellaneda con esta línea histórica, a la cual se agregó la tradición de la salud pública, del deporte y de la industria, entendiendo que estos haceres constituyen el patrimonio inmaterial de esta ciudad. Por eso afirmamos que el patrimonio propio de Avellaneda esta presente en la vida cotidiana de viejo Mercado de Abasto, convertido hoy en Centro de Arte y Cultura Municipal y Universidad Nacional.

 

La cultura
Desde los primeros años del Siglo XX las agrupaciones gremiales obreras sembraron instituciones y grupos culturales en toda la ciudad: bibliotecas, talleres de artes plásticas, grupos de teatro, de música, a los que se sumaron grupos tradicionalistas ligados a las faenas de los frigoríficos, comparsas de carnaval, etc. Eran los años del gobierno de Barceló. En su libro “Los hacedores lúcidos. Historia cultural desde Barracas al Sud (1850-1989)”, Antonio González recuerda: “Las ideas socialistas fueron el sustento de muchas de las luchas y movimientos sociales y políticos en los orígenes de Avellaneda. Ciudadanos con estos ideales participaron de la fundación de escuelas, bibliotecas, sociedades de fomento, ateneos culturales, periódicos, sociedades asistenciales y sindicatos.” Y prosigue: “El ideario anarco socialista era el perfil de los nuevos asalariados”. Cita el testimonio de Humberto Correale: “En los sindicatos había conferencias todos los sábados, en los que hablaban tipos que sabían mucho. Maestros como Pablo Pizzurno, un crítico de arte como Félix de Amador, profesores de estética como Juan Leguizamón y uno de los más grandes “marotes” de la estética y la filosofía como Juan Luis Guerrero y muchos más…”

Además, se refiere a la cultura gaucha en estos términos: “En nuestro terruño se asentaron familias de cultura gaucha, criollos o mestizos y hasta inmigrantes que adoptaron como propias costumbres locales y sus naturales emergentes culturales.

Poetas y escritores gauchescos se convocaban en Los Leales (1905) y Los Pampeanos (1903) y desde allí, juntos o separados, como en otras sociedades similares, se conservaron vivas la cultura y la historia…” Guitarreadas y payadas eran comunes en los boliches avellanedenses, donde se lucieron payadores de la talla de Gabino Ezeiza y era común la presencia de Carlos Gardel. Los ritmos africanos también vivieron en la ciudad industrial. En todos los barrios florecían sociedades de fomento por los temas de los pavimentos y el agua potable, y en torno a cada una de ellas nacían grupos de formación artística, coros, grupos de teatro y danzas, así como revistas y medios de expresión literaria. Tanto en Dock Sud como en Avellaneda la fotografía también se iniciaba, tanto en el reporte gráfico con Antonio Molinelli “Fotógrafo, corresponsal en Avellaneda de la revista Caras y Caretas”, como en la fotografía artística Iniciada por Pedro Otero. Las ideas de un movimiento cultural muy  fuerte formaron parte de las propuestas de los Congresos de Sociedades. En sus postulados la comisión de Cultura de los Congresos proponía más escuelas primarias y secundarias, creación de una orquesta sinfónica, educación física, abaratamiento de los libros de texto y boleto escolar. Algunas de estas ideas fueron realizadas por el gobierno de la etapa política siguiente.

 

Durante los años del primer peronismo se creó en Avellaneda la Dirección de Cultura Municipal, dando origen a infinidad de talleres que dieron como resultado los Institutos
actuales, de educación formal y no formal, con gran vínculo con el territorio. Las ideas del nuevo movimiento en gestación las expresaba en Avellaneda José Laurentino García, sindicalista e Intendente Municipal desde 1952 a 1955. Antonio González reproduce fragmentos de un análisis histórico del fenómeno cultural realizado por el Intendente García, donde reconocía la existencia de las “máquinas de la cultura de masas: como el cine, la radiotelefonía, el disco fonográfico, las revistas ilustradas y de divulgación científica que se han venido a sumar a los capitalistas que hicieron de esta forma de cultura una serie de artículos industrializados… ¿Y la cultura popular? ¿Cuál fue su destino? ¿Qué se hizo de aquel modesto huerto cultivado al pie de la mansión señorial?” Nosotros, los sindicalistas no creemos que la cultura popular consista en actualizar infantilmente plazas de museos de antropología cultural, pero, eso sí, sabemos que la cultura popular necesita de fuertes tradiciones que solidifiquen su acervo y lo orienten”.

El deporte
Se debe mencionar también la profunda tradición deportiva avellanedense a partir de los grandes clubes de futbol que posibilitaron el desarrollo de otros deportes. Esa tradición se unió a las ideas del primer Peronismo acerca de la promoción del Deporte desde el Estado que se vio reflejada en estructuras como el Polideportivo del Parque de los Derechos del Trabajador y el posterior profesorado de Educación Física con asiento en dicho parque. Los clubes de fútbol aportaron desde sus comisiones de cultura, en especial el Club Independiente y el Racing Club promoviendo junto a la institución Gente de Arte las salidas a pintar el paisaje de la ciudad industrial, el Riachuelo y el barrio obrero y organizando exposiciones en plazas y al aire libre.

La salud
Otra línea identitaria de la ciudad ha sido la de los grandes hospitales generales. El Fiorito inaugurado en 1913, y luego el Policlínico General Perón inaugurado en 1951, destacándose este último por la Escuela de Enfermería Eva Perón.

 


Por eso, la idea de una Universidad basada en las carreras de Artes, Educación Física, Enfermería y Medio Ambiente se relaciona con la línea histórica de las Artes, los Deportes y Producción Industrial grandes ejes identitarios, es decir, del patrimonio inmaterial del Partido de Avellaneda. En el edificio del viejo Mercado una serie permanente de actividades educativas y culturales comparten los tres puntos de encuentro y reunión (Acceso, Plaza Seca y Salón del Bicentenario), caracterizando a la nueva universidad como de raíz comunitaria y obrera. El edificio no sólo es portador de una historia como centro de intercambio del abasto alimentario diario propio de los años de la ciudad de la Industria. Tiene además el valor de la re funcionalización actual como sede principal de la Universidad de Avellaneda e Institutos de Música, Danza y Fotografía del Municipio. Desde allí se promueven y fortalecen expresiones
del patrimonio inmaterial avellanedense.

Actualizar la salvaguarda
El viejo Mercado está patrimonializado con una protección no vinculante de simple declaratoria de “Interés Patrimonial Municipal”, por la Ord. 8998/92. También cuenta con una propuesta de declaratoria como “Monumento Histórico y Bien incorporado al Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires”, según los términos de las Leyes 10.419 y 12.739.

Desde 2010 a la fecha el edificio se mantiene en las condiciones que describe el presente trabajo. Pero el patrimonio es parte de la vida y está sujeto a los cambios en la ciudad. Los bienes de valor patrimonial deben tener una protección legal lo más ajustada posible que responda a mantener los valores que se le adjudican. De igual manera estos deben entrar en periódicos debates que garanticen la participación comunitaria, sin olvidar temas relevantes como la autenticidad. Por eso la difusión y debate de los valores aquí expuestos será la base de la continuidad de la salvaguarda de este bien en el que – como se ha expresado – confluyen patrimonio material e inmaterial de la ciudad industrial de Avellaneda.

 

*Artículo basado en la ponencia “Viejo Mercado de Abasto de Avellaneda y su re funcionalización para usos culturales y educativos”, presentada en las Primeras Jornadas de Patrimonio Cultural Universitario de la Universidad Nacional de Córdoba realizadas del 11 al 12 de agosto de 2016.

 

María Isabel Descole mariadescole@gmail.com

 


Pablo Devita devitapablo@gmail.com

 


Luciana Rizzi seriarte.lu@gmail.com

 


Paula Andrea Tassonearq.paulaandreatassone@gmail.com

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