Viejo Mercado de Abasto de Avellaneda: un patrimonio de la ciudad industrial. De la teoría de la salvaguarda a la práctica de la vida cotidiana

Por: Arq. María Descole; Arq. Paula A. Tassone; Luciana Rizzi; Pablo Devita.  (2° entrega)

Para Marina Waisman el patrimonio arquitectónico y urbano “es una compleja urdimbre en la que se entrecruzan, sin un orden aparente, los secretos lazos que se han tejido en el tiempo entre la gente y el medio urbano”

 

Huellas de un pasado industrial
Actualmente Avellaneda es uno de los Municipios que conforman el Área Metropolitana de Buenos Aires. Se encuentra separada de la CABA por el Riachuelo – nombre del tramo final del río Matanza – Limita también al sudeste con el Río de la Plata. Físicamente integra la gran ciudad metropolitana que se despliega desde la Plaza de Mayo hacia el interior del territorio en forma de mancha de aceite, siguiendo
la dirección de los primitivos caminos, de las vías del ferrocarril y más recientemente de las autopistas. En este territorio muchos edificios han dejado su huella de un pasado industrial que caracteriza aun a esta ciudad. Es el caso del viejo Mercado de Abasto.

 

 

El valor de la Historia
Los “secretos lazos” entre el edificio del viejo Mercado y la gente se encuentran en gran parte dentro de la historia de esta ciudad. El contexto en el cual emerge el mercado es el de la ciudad industrial del país colonial. Es preciso conocer algunos detalles de la evolución de esta población al sur de la ciudad de Buenos Aires.
Avellaneda nació como Barracas al Sud, primer puerto y a la vez zona de provisión de alimentos de Buenos Aires. Hacia fines del Siglo XIX se había convertido en un gran centro industrial y comercial. No se puede soslayar que también se acrecentó el rol de área de servicio de la capital de la República. La gran usina de Dock Sud, la primera
cloaca máxima construida debajo de la avenida Mitre que conducía los líquidos cloacales a la estación de bombeo en Wilde, son prueba de esto.

 

El Mercado Central de Frutos y el Dock Sud
Después del cierre abrupto de los saladeros con motivo de la epidemia de fiebre amarilla en 1871 el Partido de Barracas al Sud entró en una recesión durante casi diez años. Los primeros años de la década del ´80 dieron inicio al primer período industrial y en paralelo, desde 1890, el puerto y centro de intercambio comercial del país dentro del modelo agroexportador inglés. La gran Barraca fue el Mercado Central de Frutos (obra del Arq. Moog) con puerto propio sobre el curso de agua. Allí convergía una intrincada red ferroviaria para el traslado de los frutos del país para ser exportados.

Las líneas férreas también fueron la base de la extensión de la población trabajadora que había crecido en forma exponencial y que se ubicaba en barrios y villas bien comunicadas a través del nuevo medio de transporte y más tarde por el tranvía. La industria base fue la frigorífica, con cuatro establecimientos. A la par se radicaron otros
rubros industriales como metalurgia, química, aceitera, textil, alimenticia, del vidrio, del cuero, muchas relacionadas con la transformación de los frutos del país, todas de gran escala y con localizaciones preferenciales sobre el Riachuelo. La celeridad de la demanda y la ausencia de políticas adecuadas acentuaron la falta de planificación
urbana y los problemas ambientales. En 1930 se produjo una crisis del modelo internacional que fue cambiando el sistema productivo de Avellaneda.

 

Nuevas industrias y obras municipales para la población local
En principio el Mercado Central de Frutos y el Canal Dock Sud cayeron en la obsolescencia. Pero en 1931 se instaló la primera destilería de petróleo de la empresa Shell en el Dock Sud. Si bien mermó el comercio de lanas, aumentó la industria frigorífica y la metalmecánica. En 1941 se instaló la Fábrica militar metalúrgica en el Riachuelo. En muchos barrios crecieron pequeños talleres, curtiembres y lavaderos sin medidas de protección para la población que creció a la par de la industria y el comercio. Hasta 1944 el Partido estaba constituido por los actuales territorios de Avellaneda y Lanús. Según Larrain (1986) en 1909 había 87.181 habitantes, mientras que en 1934 la población había llegado a 415.000.

El período mencionado se caracterizó por el crecimiento poblacional, con la consecuente necesidad de mejoras ambientales. El gobierno municipal de Alberto Barceló desarrolló una política de apoyo a las industrias y a las empresas de servicios, al tiempo que daba respuesta a las necesidades elementales de la población. Desde el inicio de su gestión se abocó a resolver temas tales como el hospital general Fiorito inaugurado en 1913, la ampliación del cementerio y la extensión de las redes de aguas corrientes, alumbrado y pavimentos. En este contexto surgió hacia 1922 la primera idea de un Mercado de frutas, verduras y Frigorífico para la distribución zonal. La creación de un mercado de abasto centralizado y ordenado se constituía como garantía de alimentos cercanos y sobre todo con las mejores condiciones de higiene.

El Mercado fue inaugurado en abril de 1930, de manera que la actividad y su edificio tenían ya 80 años cuando se realizó la re funcionalización con destino educativo y cultural.

 

La re funcionalización del Viejo Mercado
El Mercado estuvo abierto como tal hasta entrados los años ´90. Desde entonces y durante el presente siglo, la Municipalidad (de Avellaneda) propuso y gestionó el traslado de la actividad a terrenos cercanos a la autopista Buenos Aires – La Plata con una ampliación de la superficie y mejora de la accesibilidad a escala metropolitana.
Por otra parte dentro del área central histórica se realizaron obras públicas de desagües pluviales, pavimentos e iluminación, lo cual generó una consecuente plusvalía en torno al edificio, que quedo como una reserva vacante de alto valor.

Varios motivos llevaron a su elección como receptor de un programa de necesidades que se potenciaría al ubicarse en un solo lugar tres institutos de arte y la sede central y primeras aulas de la incipiente Universidad Nacional de Avellaneda.

La Municipalidad había realizado el proceso de regularización dominial hasta lograr la titularidad de la propiedad que le permitiera disponer legalmente del bien. Una vez conseguida esta titularidad, se definió su uso cultural. El crecimiento de la matrícula de los Institutos de Arte y en diciembre de 2009 la sanción de la Ley 26.543 de creación de la Universidad Nacional de Avellaneda fueron determinantes para decidir el uso compartido entre los Institutos de Música, Danzas y Fotografía y la Administración y primeras aulas de la nueva casa de altos estudios. (continuará el próximo martes)

 

Por: Arq. María Descole; Arq. Paula A. Tassone; Luciana Rizzi; Pablo Devita

Artículo basado en la ponencia “Viejo Mercado de Abasto de Avellaneda y su re funcionalización para usos culturales
y educativos”, presentada en las Primeras Jornadas de Patrimonio Cultural Universitario de la Universidad Nacional de Córdoba realizadas del 11 al 12 de agosto de 2016.

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