Vida adulta, acontecimientos sociales y nuevos roles

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

La finalización de los estudios, o cualquier proceso de aprendizaje profesional, o la búsqueda de un trabajo seguro, o el establecimiento de una relación de pareja, el noviazgo, y su compromiso social y legal, el matrimonio, el nacimiento de uno o varios hijos, o la paternidad, etc., son aparentemente tan cotidianos, que se nos olvida el protagonismo que estas situaciones tienen en la vida de las personas.

Millones de personas pasan por lo general por estas situaciones, y por ser situaciones frecuentes y reiteradas, se nos suelen escapar los aspectos más importantes y decisivos que tienen para las personas. Por ejemplo, en unos pocos años muchas personas pasan de la libertad de la soltería, a los vínculos y lazos del matrimonio, y de la despreocupación y el desenfado de la vida estudiantil, a las exigencias y responsabilidades de un trabajo con su correspondiente horario, su estructura interna, su dinámica de relaciones interpersonales, etc. Por ejemplo también, la experiencia de la paternidad o la maternidad, que es un estado sin duda plenamente satisfactorio, pero también lleno de nuevas obligaciones y desvelos a los que no se está acostumbrado. Estas situaciones, suponen un cambio espectacular en la vida de una persona, en sus deberes y en sus obligaciones, en sus actividades, en sus formas de enfrentarse a la realidad, en sus planificaciones para el futuro, donde las cosas ya no volverán a ser como antes.

Estas situaciones que nos pasan desapercibidas, provocan un giro importante en el estatus social de una persona, en sus roles, y en su red de relaciones sociales, en sus actitudes, en su comportamiento, y en definitiva, en la manera de enfrentar la vida. Sabemos que normalmente, la vida no es tan simple, ya que las situaciones descriptas anteriormente no sólo afectan al individuo que es protagonista, sino también a su entorno, ya que por ejemplo, los hijos van creciendo y van elaborando su propio ciclo vital, con exigencias bien diferenciadas respecto a los padres.

También un día esos hijos van a abandonar el hogar, y los vínculos afectivos que unen a la pareja, van a sufrir algunas crisis, donde en algunos casos, llegan incluso a romperse esos vínculos y entonces aparece un estado importante, que es la separación o el divorcio, o también esos vínculos tienen crisis por la desaparición física de alguno de los conyugues. Pueden ocurrir muchísimas situaciones, quedarse sin trabajo, o cambiar de ocupación y como consecuencia modificar una parte importante de su estatus social y ocupacional, o puede contraer nuevas nupcias en caso de divorcio o viudez, y muchas situaciones más por las que la persona adulta puede transitar.

El período de la madurez en el ser humano, está asentado fundamentalmente en tres situaciones vitales, que no son exclusivas, y que son el matrimonio, la paternidad o maternidad y el trabajo. Alrededor de estos sucesos vitales en la vida de la persona adulta, se va a ir tejiendo la vida cotidiana, con su rutina, con sus sabores y sus sinsabores.

A veces, el devenir tranquilo, se ve bruscamente interrumpido por algún acontecimiento que es inusual, y cuyo alcance, muchas veces, puede ser puramente individual, o colectivo por ejemplo cuando existen guerras o crisis económicas. La vida adulta, es radicalmente diferente de lo que ocurre en la niñez, hasta incluso es muy diferente de lo que ocurre en la adolescencia, la vida adulta, fundamentalmente está marcada por acontecimientos sociales, por cambios precisos en la estructura de los roles, por demandas y exigencias que surgen no tanto de las capacidades o características biológicas, sino de las consecuencias que se derivan de la nueva asunción de importantes tareas sociales. Los aspectos sociales son los que muestran las características de la madurez, ya que muestran a las personas en sus nuevas actividades, preocupaciones y en sus nuevas relaciones afectivas y sociales. La madurez no es el período comprendido entre dos momentos cronológicos, sino que la madurez es el conjunto de actividades y situaciones que se van sucediendo a lo largo de una serie de años, y que van variando según las sociedades y los momentos de la historia. No solo la edad o el tiempo cronológico marca estas situaciones y roles nuevos, sino la época y la sociedad en que nos toca vivir y nuestra propia experiencia histórica y vital.

Licenciada en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
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