EDEA, Encuentro de Escritores de Avellaneda, detiene su ritmo para acompañar el dolor de la esposa, hijos, familiares y amigos, de este hombre entrañable, que nos dejó físicamente para siempre.

Nos dejó precisamente en la estación de las flores, de la luz y de la esperanza, llevándose en su sonrisa buena el amor de su compañera, de sus hijos y la promesa de sus nietos.

Es difícil, muy difícil, decir adiós, cuando aún está caliente su mirada de amigo, su decir afectuoso y esa eterna comprensión brindada con generosidad. Vicente, nos acompañó desde nuestros primeros pasos institucionales y estuvo apoyándonos en forma incondicional en momentos venturosos o difíciles. Cauteloso y amable, su consejo nos aguardaba a la vera de nuestro camino, sin preguntas pero sí, con respuestas acertadas.

Como peregrinos de la palabra escrita, de la cual a veces nos creemos dueños, confesamos nuestra incapacidad para traducir ese sentimiento indefinible que nos provoca la ausencia y que luego será recuerdo.
Para sus familiares toda la resignación y la seguridad de nuestro abrazo fraterno.

La Comisión Directiva