Universidades, municipios y provincias fabrican sus repelentes para combatir al dengue

Se trata de una medida para enfrentar la ausencia de una política nacional coordinada y la falta de acceso por los altos precios y la escasez en las góndolas.

 

Universidades nacionales, municipios y provincias decidieron realizar sus propios repelentes para prevenir la suba masiva de casos de dengue. El objetivo es enfrentar una situación marcada por la falta de productos en los supermercados, el aumento indiscriminado de los valores y la ausencia de una gestión coordinada por parte del ministerio de Salud nacional. La última en sumarse a esta iniciativa fue la UBA, que repartirá cinco mil ejemplares de forma gratuita. En lo que va de la temporada 2024/2025 que empezó el 29 de julio, se registraron más de 7100 casos. Sin embargo, se espera un aumento fuerte para los meses de verano. Por eso, la mayoría de los gobernadores elaboraron planes de vacunación a partir de sus propios criterios y necesidades, ya que no hubo una estrategia coordinada por las autoridades sanitarias a nivel país. En este sentido, más allá de la inoculación, la lucha contra el Aedes aegypti también incluye el acceso a productos que puedan ahuyentar al mosquito.

En las páginas web de las principales cadenas de supermercado, un repelente en crema de primera marca sale entre 3300 y 3600 pesos. Sin embargo, los que son en spray o en aerosol, y con más tiempo de protección, cuestan entre dos y cuatro veces más que en 2023 y llegan hasta los 12 mil pesos. Además que pocas personas se pueden dar el lujo de comprarlo, son casi imposibles de conseguir. Ante la desregulación del gobierno nacional, son las universidades, los municipios y las provincias quienes llevan adelante la prevención del dengue con sus propias herramientas.

Además de la Universidad de Buenos Aires, cuyo repelente fue elaborado por la Facultad de Farmacia y Bioquímica, desde la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata elaboran sus propios productos con 15 por ciento de DEET (la sustancia que ahuyenta a los mosquitos) para distribuirlo en municipios como Berisso y Monte Hermoso. Asimismo, con diferentes características y ritmos de producción, la Universidad Nacional del Chaco Austral (Uncaus) y la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) también realizan sus propios repelentes para ayudar a su población.

De hecho, a principios de octubre, la UNCAUS recibió la donación de un reactor para aumentar la fabricación. Durante el último brote en abril de 2024, la Universidad elaboraba cuatro mil unidades por día y el objetivo era alcanzar las diez mil, pero hacía falta una inversión de 50 mil dólares.

Por su parte, aunque la UNT produce hace más de 30 años una crema cuyo principio activo es la citronela, en 2024 lanzó una nueva línea con DEET. El laboratorio tiene una capacidad para producir 8 mil unidades por mes y el repelente se realiza en tres presentaciones de 4, 8 y 12 horas de duración, que se distribuyen en farmacias, droguerías, obras sociales e instituciones públicas.

En los casos provinciales, además de la producción impulsada por el gobierno bonaerense, que planea duplicar la elaboración 2025, la provincia de Santa Fe quintuplicó su producción de repelentes respecto a 2023 (el gobierno provincial invirtió 700 millones de pesos) y elabora 2750 frascos por día que son entregados en centros de salud, hospitales y trabajadores municipales que realizan tareas de limpieza y desmalezado.

En esta línea, ante un pedido de la municipalidad de Gualeguaychú, la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) presentó su propio repelente de mosquitos, que será distribuido en los Centros de Atención Primaria de Salud. A través de un convenio, el municipio compró los insumos y la UNER utilizó sus instalaciones para fabricar el producto con un 15 por ciento de DEET. A partir de esta iniciativa, otras localidades entrerrianas buscan replicar el trabajo conjunto.

A su vez, en una escala menor a las anteriores, el Laboratorio de Especialidades Medicinales del Hospital municipal de Bragado comenzó la producción de su propio repelente, que será entregado a los trabajadores públicos que realizan tareas en espacios verdes y a la comunidad a través de recorridas barriales.

 

Por Nicolás Retamar

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