Una novela premiada

El Certamen Literario sobre Novela Policial, organizado por André Materon Ediciones, fue ganado por Roberto Carlos Souto, escritor y periodista de nuestra ciudad.

Su novela “Más allá del miedo” obtuvo este galardón que mereció, también, ser considerado “de interés” por la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.

En su larga trayectoria periodística, Souto ha sido director de varias publicaciones, ocupó cargos de importancia, tuvo programas de radio, hizo investigaciones históricas sobre el sindicalismo y tiene en preparación la continuación de “Más allá del miedo”, este “policial negro” que le premiaron.

Roberto tuvo la gentileza de acercarnos su libro, con generosa dedicatoria. Del mismo, tomamos un fragmento que es el comienzo del relato, relato que es atrapante por los vericuetos de la historia que Souto nos cuenta, con fluidez narrativa. R.D.

“Más allá del miedo” Capítulo I (Fragmento)

Un trabajo diferente

“Roberto Souza recordó algo tarde que el reloj no era una simple joya de adorno en su muñeca derecha. Ahora, estaba lamentándose por su irresponsabilidad; suspiró profundamente, se incorporó, bajó la cabeza y miró la punta de sus botas.
Detrás de la barra, su amigo Tony lo observaba con mirada divertida, cargada de complicidad.
-Hora de partir…¿no?
Roberto alzó la cabeza y, sonriente, asintió:
-Es que me contrataron para un trabajito…cuando lo termine, te cuento.
-Está bien –dijo Tony- pero cuidate.
Roberto comenzó a caminar rumbo a la salida del antiguo salón del “Tony Bar”.
El viento sur azotó su cara con una ráfaga helada. Era una mañana muy fría.
Movió su cabeza de uno a otro lado y apretó los párpados, jamás le había gustado el invierno. Se sentía molesto y algo malhumorado. Recorrió con esfuerzo la distancia que lo separaba del automóvil y, de pasada, dejó un billete de dos pesos al cuidador. Se quitó el sobretodo y lo tiró en el asiento trasero para luego subir apresuradamente al auto.
Al sentarse se dio cuenta que temblaba de frío. No sin dificultad dio contacto y aguardó unos minutos antes de poner el rodado en movimiento.
Miró nuevamente su reloj y suspiró aliviado al ver que las agujas señalaban las 8,30 horas. Disponía de más de 45 minutos para llegar al lugar donde debía comenzar el seguimiento.
Recorrió los cincuenta metros iniciales con gran lentitud; debió rodear toda la manzana hasta alcanzar la avenida principal que desembocaba en la autopista. Había muy poco tránsito para un día viernes.
-Esto no me conviene –pensó.
-!Al diablo con eso…! No debo preocuparme…sólo tengo que mantener una distancia prudencial, mi auto no es llamativo; su color gris metalizado está de moda y, seguramente, estos sujetos ni se imaginan que los seguiré.
Siempre que conduce, Roberto escucha música. Sus predilectos son Sabina y Serrat.
Introdujo un CD del primero en el autoestéreo. Miró atentamente las señales y decidió salirse de la autopista para no pasarse.
En pocos minutos llegó al lugar que le habían indicado. Por suerte, eran muchos los autos estacionados en las adyacencias de aquel gran depósito de hilos de cobre.
El trabajo sería sencillo; aguardar la salida de uno de los muchos camiones que entraban a efectuar tareas de carga y descarga. El debía seguir sólo a uno de ellos, el que estaba señalado como sospechoso por la agencia de vigilancia que lo había subcontratado, tomar la dirección del lugar donde dejaba los rollos de hilo, informar al respecto a la agencia y aguardar el pago pactado por tal tarea.
Necesitaba quedar bien con esta gente ya que su oficina y la de ellos estaban en el mismo edificio de Bolívar 218. Si este trabajo salía bien, le darían un contrato permanente y bien remunerado.
Sonrió y exclamó: -¡Adiós cornudos y cornudas! (refiriéndose a su antigua rutina) El terror de los infieles se dedicará a la rama investigativa para lo cual se había preparado…la criminológica.
De pronto, unos golpecitos en la ventanilla derecha lo volvieron a la realidad. Un hombre vestido con un ridículo uniforme de vigilante le indicaba que debía correr su auto del lugar donde estaba detenido porque obstruía el libre desplazamiento de los vehículos de carga. Puso el motor en funcionamiento y dio marcha atrás dejando libre el portón frente al que había estacionado. La cortina metálica de aquella entrada, comenzó a subir lentamente y antes de que hiciera tope en lo alto, la trompa de un camión apareció en el hueco. Cuando la caja del transporte estaba terminando de salir, la persiana comenzó a descender.
Roberto se frotó los ojos, miró el camión con indiferencia y se sorprendió al ver pintadas en sus puertas traseras las siglas U.A. 17 BEL.”

Roberto Carlos Souto
(“Más allá del miedo”)

Hemos recibido

“La espalda del sueño” de Gastón Varela.

Gastón Varela es un joven escritor, con muchísimo talento narrativo. “La Ciudad” Literaria publicó, en su momento, un cuento de su autoría.
En este relato intrincado, un largo monólogo del protagonista sobre sus avatares existenciales, se nota esa capacidad narrativa que observamos en este autor.
“La espalda del sueño” es una exposición de vivencias personales que el personaje central desmenuza hasta la desesperación. El libro está enmarcado dentro de esas obras narrativas que parten desde la interioridad para recorrer viajes, a veces, impensados, incluso para el que los narra.
Un libro vibrante y bien escrito.

Roberto Díaz
robert_diaz38@yahoo.com.ar

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