Un espacio de juegos y aprendizaje para los chicos hospitalizados en el Fiorito

La juegoteca y biblioteca “Lucía” funciona desde 2001 en el sector de Pediatría del Hospital Pedro Fiorito, para que todos los menores internados puedan tener su espacio para jugar y, así, ayudarlos a recuperarse. “El juego sería la herramienta para facilitar la salud”, afirman los encargados del lugar.

No hay nada más gratificante que robarle una sonrisa a un niño, especialmente si están bajo un tratamiento médico o padeciendo alguna enfermedad. Por consiguiente, en una sala de Pediatría del Hospital Pedro Fiorito funciona la juegoteca y biblioteca “Lucía”, el primer espacio de esa índole que se inaugura en un hospital público de la Provincia de Buenos Aires.

 

El especial y necesario espacio se creó el 8 de octubre de 2001, a partir de la donación del doctor Rolando Enrique Cárdenas Sánchez, un reconocido neurocirujano colombiano que trabaja en el hospital desde 1993. “Vale aclarar que no estuve solo en la idea, hubo otros colaboradores que donaron los recursos y materiales necesarios para la puesta en marcha”, explicó el profesional.

 
El proyecto se le había entregado al “Equipo de Psicopedagogía CEL (Centro Educativo Loreto)-Hospital Pedro Fiorito” para que se encarguen de orientar y coordinar las actividades, y al recibir la aprobación inmediata, las personas que llevaron a cabo el sueño pusieron inmediatamente manos a la obra junto con la Asociación Cooperadora del Hospital (la cual contribuyó a la construcción y al actual mantenimiento del mismo) para finalmente inaugurarlo en el primer piso, donde está el sector de Pediatría.

 
La juegoteca lleva el nombre de “Lucía” por pedido de Cárdenas, ya que su voluntad fue la de homenajear la memoria de su madre, la doctora Carmen Lucía Sánchez, una psicopedagoga colombiana que brindó su vida para la educación y atención de niños con trastornos. “Queríamos demostrar la importancia que tiene el generar un espacio donde el juego sea posible, sostenido por alguien que permita que éste se desarrolle y se posibilite un encuentro con distintos códigos, especialmente el de las palabras y las imágenes, como los cuentos y textos”, señaló el neurocirujano.

 
No obstante, la juegoteca le trajo otras satisfacciones a Cárdenas, ya que durante el proyecto conoció a su mujer, Marcela Beatriz Raggi (profesora en Psicopedagogía y licenciada en Psicología doctorando en Neurociencias Cognitivas Aplicadas), quien es la encargada de “Lucía” desde el primer día: “Me fascinó la idea desde un primer momento y estuve trabajando con el doctor hasta que se logró. Desde hace 13 años nuestro objetivo es ofrecer un espacio lúdico para el niño hospitalizado, brindándole la asistencia necesaria como así también orientación psicopedagógica, en tanto se puede observar que posibilidades cognitivas y con qué recursos cuenta para asimilar la situación que vive el paciente”.

 
Actualmente, además de Raggi, colaboran con el lugar la licenciada Carina Camponero (Coordinadora General del Equipo de Psicopedagogía CEL) y la psicopedagoga Belén Quintana (Coordinadora de la juegoteca y de pasantes).

 
La idea de Cárdenas había surgido de la necesidad – casi urgente – de que el chico internado y su familia tengan un sostén desde el hospital y, de esa manera, también un canal para recuperarse de la patología del momento: “Para fundamentar esta actividad partimos de la hipótesis que la enfermedad e internación constituyen una situación difícil de sobrellevar para el niño y su familia. Muchas veces ocurre que en las internaciones, la atención de los padres y de los profesionales hace que se ocupen de la patología que afecta sólo una parte del cuerpo del niño y no de otras atenciones que el internado necesita. Lo que resulta que se focaliza la parte enferma, desatendiéndose otras que pueden contribuir para la recuperación de su vitalidad”.

 
En sintonía con el doctor, Raggi añadió: “Cuando un menor debe ser hospitalizado, el juego es una herramienta privilegiada de expresión y elaboración. Al jugar desplaza sus angustias, sus ansiedades, incorporándolo paulatinamente a su organización psíquica. El juego sería la herramienta que facilita el crecimiento y por lo tanto la salud”.

 
La juecoteca “Lucía” es para chicos hasta 16 años y está abierta los lunes, miércoles y viernes de 13.30 a 15.30 horas. “Los días y horarios de funcionamiento deben ser los adecuados y tener en cuenta los momentos que los niños necesitan permanecer en la sala de internación para no interferir en la labor de otros profesionales, por ejemplo en controles médicos, entrega de medicamentos, de comidas y horarios de visitas”, añadió Cárdenas.

 
Por su parte, con los niños que por diversas razones no están en condiciones de trasladarse, interviene otra profesional, quien visita la sala de internación para trabajar no sólo con el niño sino también con la madre, “a quién orienta sobre las actividades lúdicas y de estimulación que puede realizar junto a su hijo, facilitando un espacio para las dudas, inquietudes y esclarecimientos de quienes atraviesan diversas situaciones”.

 
Por consiguiente, lo primordial es que “Lucía” ayuda y coopera a que los menores internados tengan un especial apoyo sentimental y profesional y que, además, todo el amor brindado sea mediante el juego y aprendizaje. “Donde hay un niño que juega, hay un sujeto desplegando sus sentidos, su imaginación, su motricidad, hay alguien armando su cuerpo, construyendo su relación con los demás. Donde hay un niño que lee, hay un ser formándose, pensando, soñando, descubriendo el universo con las luces de la mente y del corazón”, resumieron unos emocionados Cárdenas y Raggi, dos ejemplos del Hospital Fiorito. Y de la vida.

noticias relacionadas