Un centenar de intelectuales y amigos despidió a Rozitchner

Un centenar de intelectuales y amigos, entre los que se encontraban Cristina Banegas, Ricardo Piglia Ricardo Forster, Liliana Herrero y Osvaldo Bayer, se acercaron a la Biblioteca Nacional para dar el último adiós al filósofo León Rozitchner, que falleció esta madrugada a los 87 años.

El filósofo, ensayista y profesor universitario murió en el hospital universitario del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC) de la avenida Las Heras 2900 -donde permanecía internado desde febrero pasado- y sus restos serán enterrados en un cementerio aún no definido.

El autor de “La cosa o la cruz” y “Perón, entre la sangre y el tiempo” fue velado desde la cinco de la tarde en la sala Julio Cortázar de la Biblioteca Nacional, adonde acudieron sus amigos y familiares, entre ellos Claudia –su última esposa- junto a una de sus pequeñas hijas y su hijo Alejandro, sociólogo y escritor.

“Estoy muy agradecido. Fue un gran padre. Hay una línea evolutiva donde él pudo mucho más conmigo de lo que su papá pudo con él. Durante mis cursos de filosofía en Venezuela, él fue mi profesor, sin duda el mejor”, aseguró Alejandro a Télam.

“Teníamos discusiones pero yo trataba de evitarlas, de recorrer el camino del amor de padre a hijo y de hablar más de la vida y de las relaciones. Fue un hombre muy generoso y cercano a amistades y ayudó a muchos desinteresadamente”, continuó.

Con lágrimas en los ojos, Rozitchner hijo sobrevoló también los padecimientos que atravesó su padre en los últimos meses: “Su muerte en un sentido es muy triste, pero después de haberlo visto sufrir tanto es también una liberación. Me siento en paz porque no quedaron cosas pendientes. Estuvimos muy cerca en este último tiempo”, aseguró.

Por su parte la socióloga María Pía López, que participaba junto al pensador del espacio Carta Abierta, destacó: “Éramos muy amigos y también hicimos muchas investigaciones. Para mí León era una voz imprescindible en términos intelectuales y políticos porque tenía una capacidad crítica muy rigurosa y se atrevía a pensar contra todos los consensos”.

“Sus trabajos sobre peronismo y cristianismo son muy arriesgados y muy solitarios. El siempre tenía la capacidad de ser un aguafiestas, como ocurrió cuando publicó en 1985 ‘Las Malvinas: de la guerra sucia a la guerra limpia’, en donde planteaba que quienes provocaron la guerra de Malvinas fueron los mismos genocidas que hicieron desaparecer gente a partir de 1976”, indicó.

Para López, el pensador “tuvo una gran trayectoria como psicoanalista y fue reconocido como filósofo menos de lo que debería. El no era sólo un profesor, sino un pensador y un filósofo con una teoría siempre personal. Creo que no se le dio importancia a la originalidad de su pensamiento”.

La cantante Liliana Herrero, amiga durante más de treinta años de Rozitchner, remarcó la entrega y calidez del ensayista: “Mi relación con él fue muy familiar. Me acompañó en momentos difíciles y yo a él. Era muy atento a lo que ocurría en la vida de cada uno”.

“Es una voz necesaria en estos momentos, por eso su pérdida es muy profunda. Sus libros dicen todo muy claramente. Creo que se extrañará mucho su voz, como se extraña la de David Viñas. Son dos pérdidas enormes para la vida intelectual argentina”, subrayó Herrero.

“Su pensamiento era denunciante, alerta , atento. Fue un amigo siempre presente en el acontecer de la vida personal. A él le gustaba mucho que le cantara una canción que se llama ‘El tiempo está después’ de Fernando Cabrera y un poema de (Armando) Tejada Gómez que canta Tersa Parodi y dice ‘Como me voy a morir sin que mi madre me vea’”, acotó.

Hasta la Biblioteca Nacional se acercó también el médico y psicoanalista Osvaldo Saidón, quien al principio fue discípulo de Rozitchner y luego se transformó en su amigo: “Lo conozco desde fines de los 60. Lo primero que recuerdo de él es cuando leíamos los manuscritos de ‘Freud y los límites del individualismo burgués’, que publicó en 1972”, evocó.

“Ese libro marcó el pensamiento psicoanalítico argentino, la psicología social y las relaciones entre política, izquierda y psicoanálisis. El texto se basa en la psicología de masas de Freud, a la que le incluyó la dimensión social en la subjetividad. Los psicólogos argentinos no supieron verlo como un precursor. Sin embargo, era nuestro (Jean Paul) Sartre”, explicó.

“León generaba debate político en la izquierda y en el peronismo. Desde lo personal, era un amigazo. Y era el mejor analista porque cuando uno lo necesitaba, él se ofrecía para analizarlo con un plato de comida. Odiaba que el hombre dependiera de la mujer para la vida doméstica. Para él, eso era denigrante. Era un poeta y siempre había un canal abierto con él”, remarcó Saidón.

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