Un carnaval con sifones: así fue el Festival Tomátelo con soda en Quilmes
El domingo 8 de enero se realizó “Tomátelo con soda” en Quilmes, el festival que fue seleccionado por el Ministerio de Cultura dentro del programa Festivales Argentinos.
El Festival Tomátelo con soda es un rito festivo de los vecinos de Quilmes, que cada año salen a la vereda a conocerse y a compartir espectáculos de música y danza. El festejo, con tintes carnavalescos, termina con un baño colectivo con chorros de soda. Este domingo 8 de enero se realizó la 10ª edición del encuentro que fue seleccionado por el Ministerio de Cultura e incluido en el calendario del programa Festivales Argentinos. Los vecinos comenzaron a llegar a las cinco de la tarde con sus reposeras, mates y mantas, dispuestos a disfrutar de la tarde y de parte de la noche. La calle Brandsen entre Moreno y Lavalle, ya estaba lista para los festejos, los banderines de colores flameaban y la música amenizaba la tarde. Enseguida, los niños y las niñas empezaron a llenar el espacio dedicado a las infancias: dibujaron, jugaron en los inflables y con el maquillaje artístico. Poco después, un espectáculo del Colectivo de Artistas Villeros de Villa Itatí dio inicio al festival. A lo largo de seis horas de festejo hubo música en vivo, una feria con más de 30 artesanos y emprendedores locales; un buffet a precios populares en el que se vendía chorizos a la pomarola, pizza y chipa guazú, un plato de origen guaraní. La calle se llenó de comida, música, risas, juegos y experiencias compartidas. “Fue una especie de carnaval, algo que no es habitual en el centro de la ciudad”, cuenta Cristian Coronel, de la Fundación Comunidad Contemporánea, la ONG local que lleva adelante la iniciativa y otros proyectos comunitarios, solidarios y culturales. “Tomar la calles un gesto político y también un hecho afectivo. Es apropiarnos de ella para rearmarla y rearmarnos. Es un espacio muy necesario para encontrarnos entre los vecinos”, agrega Coronel. El festival apuesta a que los vecinos puedan encontrarse, reforzar y reconstruir lazos. Es por eso que en 2013, cuando se realizó la primera edición del festival, se eligió el nombre de Tomátelo con soda. Por el componente lúdico del cierre con sifones, pero también por el sentido figurado de la expresión. “La iniciativa surgió para tomar conciencia de que es bueno diluir asperezas de todo lo sucedido durante el año pasado, es decir, tomarnos las cosas ‘con soda’, buscar una forma de relajarnos”, explicaba entonces Natalia Sánchez, una de las primeras organizadoras. El festival también nació como una forma de trasmutar el dolor por la pérdida de Graciela Fernández, mamá de Natalia, que fue una gestora cultural que trabajaba para reforzar los lazos comunitarios. “Por eso también es un rito de sanación”, dice Coronel. Hubo cuatro “sodazos” durante el festival, los vecinos con sifones en mano, jugaron y se divirtieron mojándose entre sí con el agua con gas. El cierre con un gran sodazo fue acompañado por Onda Verde Candombe al costado de la vía, un colectivo de candombe quilmeño que hizo bailar a todos los presentes.