Llovía fuerte y la temperatura era alta, casi pisando diciembre las mañanas suelen sorprender con esos eventos climáticos, de todos modos, nada detuvo el andar de un grupo de estudiantes de Guía y sus docentes. Acompañados por Roxana Calo, -estudiante de Guía en UNDAV, vecina de Alsina y miembro de la Biblioteca-, bajo la llovizna intensa se emprendió el paseo desde la Sede Piñeiro hasta Valentín Alsina. Roxana, junto a Gabriel Pesaresi (Astronomía) Diego Martinez (Historia) y Martin Vildoza (de la comisión directiva), participan de forma voluntaria desde hace años en esta institución y así se presenta donde sea que la convoquen, “en Alsina hacemos turismo Astronómico”.

Convertir nuestros espacios cotidianos en lugares de viaje, para pasear por ellos y asombrarnos con lo cotidiano. Cambiar la mirada, dejarnos asombrar, redescubrir sobre el andar del día a día. Son los postulados de esta materia que, trabajados durante todo el cuatrimestre, fueron caminado Avellaneda para encontrar los pasos de la sociedad de trabajo, las huellas de quienes habitaron y habitan, las marcas de la memoria, el barrio como lugar de identidad y de refugio. Conocer la biblioteca resultó el cierre perfecto para un derrotero de historias y memorias que se fueron transitando en estos meses. Llevar el aula a la calle, a las plazas, a las bibliotecas, a los lugares de la cultura, de la resistencia, produce aprendizaje mutuo, se constituye en una práctica que expresa el vínculo de la universidad con el territorio en que se inscribe.

En 1918, un grupo de vecinos de Valentín Alsina se juntaron para fundar un espacio de participación cultural. Empleados de fábricas y frigoríficos de la zona, ahí a unas cuadras del Riachuelo empezaron como sociedad de fomento y luego organizaron la que hoy es una de las bibliotecas populares más grandes de la zona sur, albergando más de 30 mil libros de todos los géneros, material de consulta para grandes y chicos.

La Biblioteca Popular Sarmiento llegó a contar casi mil socios en épocas en las que no existía Internet. Había colas para retirar libros, según cuentan los socios más antiguos, y dicen que Roberto Sánchez, más conocido como el “gitano” Sandro, solía recorrer los estantes en busca de algún texto, cuando vivía en el barrio

En la terraza se encuentra la “estrella” del lugar: un telescopio de alta calidad ensamblado en la década del ´20, que fue recuperado por Osvaldo Calvo, legendario profesor de Astronomía.

Una biblioteca abierta para el barrio, donde se transita, se participa y se habita. Esta vez esperando como anfitriona con mesas para el desayuno, para compartir la charla, los conocimientos. Rodeados de libros, profes de física e historia que voluntariamente participan de este espacio, telescopios históricos, literatura inspirada en nuestras calles conurbanas, entre mates, solidaridad y compromiso, cerró la materia en conversación con un espacio de pensamiento y producción de conocimiento nacional y popular.