En la Avellaneda que es sede privilegiada de las dos pasiones argentinas, dejó su vida Cacho Martínez.

Clásico personaje local, un virtuoso en ambas disciplinas, pasó su clase deportiva por Racing, Lanús, Vélez Sársfield, Universidad Católica de Chile y el Santos de Brasil. En el tango lució su calidad de milonguero e incursionó como promotor de reuniones con éxito reconocido.

Todos su amigos, los del verde césped, los de la noche Troileana y disarliana y los de los pingos de Palermo, San Isidro y La Plata ya lo hemos inmortalizado, porque simboliza y sintetiza el paradigma del muchacho de la Avellaneda de siempre.
Luis Sagol