Taller Escuela de Luthería, la guitarra para la inclusión social

El Taller-Escuela de Luthería “Toto Mezquiriz” funciona en los talleres de carpintería de la Escuela de Enseñanza Técnica Nº 5 “Dr. Salvador Debenedetti” en Avellaneda, ubicada en la calle Palaá 747. Está orientado a personas de todas las edades, principalmente de bajos recursos, y cumple la misión de integrar socialmente, a través de la construcción artesanal de instrumentos musicales, a quienes no tienen posibilidades de pagar una capacitación tan costosa.

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Las actividades se desarrollan los días martes, de 17.30 a 21.30 horas, para el taller de guitarra eléctrica, y están a cargo del luthier Facundo Soto. Mientras que los días jueves, de 16 a 21.30, están a cargo de Viviana Güeira, proveniente del taller de Ricardo Louzao y Fabián Neyra, y se centran en la construcción de guitarra clásica o criolla y charango.

 

La escuela-taller brinda capacitación, materiales y las herramientas necesarias de forma gratuita o con algún aporte mínimo de aquellos alumnos que puedan colaborar. El taller de
luthería surgió del concurso “Creando Vínculos”, que organiza la Compañía Shell, la cual todos los años elige y financia distintas emprendimientos educativos, sociales y cultural que beneficien a la comunidad. También es de inestimable valor la colaboración de la Municipalidad de Avellaneda, a través de la Secretaria de Cultura y Educación, que aporta las horas cátedras a los luthieres.

 

La historia de la Escuela-Taller “Toto Mezquiriz”, da cuenta de la trayectoria de dos amigos profundamente comprometidos con la cultura folclórica, en particular con los instrumentos y su creación artesanal. Arnaldo “Toto” Mezquiriz, luthier nacido en Avellaneda de vasta trayectoria quién falleció en 2004 y dejó como legado su vocación por transmitir las técnicas de la Luthería, a su amigo Alberto Albornoz, reconocido creador del “Salón Provincial de La Guitarra”, junto a “Toto” Rodolfo Cucullelli, también luthier y Héctor García Martínez, concertista.

 

Gracias a este sueño cristalizado por Alberto Albornoz y Leonor Méndez, alumnos como Leo, Gustavo, Daniel, Ramón, Nahuel y Pablo, están creando sus primeros instrumentos.
Algunos guitarras clásicas, otros acústica o de ocho cuerdas, ukeleles, cajón peruano y en el caso de Daniel, uno de los chicos becados por el taller-escuela, está abocado a la creación de un Jatún peruano. Contraria a las modas del mercado, los luthieres transmiten el amor y la dedicación al trabajo – mayoritariamente – realizado a mano, que imprime al producto final un fantástico proceso de transformación, no solo de la madera, sino del espíritu acuñado como sello distintivo de cada instrumento.

 

Para completar su faz social, la escuela-taller dona instrumentos a distintas instituciones de la ciudad, como el caso de la Orquesta Infanto Juvenil de Wilde, la cual fue beneficiada con un clarinete.
El espíritu inclusivo también está presente en algunos casos emblemáticos que pasaron por el taller, como el de Roberto, de 84 años; Lucía, de 74, José, joven no vidente y Tadeo, con dificultades motoras. Todos ellos, al cabo de un año o poco más, crearon sus propios instrumentos.

 

Argentina Patricia Patrone
en Práctica Pre Profesional
de la Universidad de Avellaneda

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