Son medicamentos de uso externo que actúan como barrera protectora de la piel a las radiaciones solares. Se los clasifica según el FPS (Factor de Protección Solar que identifica la protección que ofrece contra los rayos UV acorde al tipo de piel).

Según el tipo de piel se clasifica en:

– Fototipo I ó extremadamente sensible: piel muy pálida, pelirrojos casi siemre se queman, apenas se broncean.

– Fototipo II ó muy sensible: piel blanca, delicada, cabellos rubios, apenas se broncean.

– Fototipo III ó sensible: es el más común, cabellos castaños, pieles intermedias enrojecen primero y se broncean después.

– Fototipo IV ó poco sensible: cabellos morenos o negros, pieles oscuras, se broncean con rapidez.

Muchos protectores solares traen sustancias que hacen que el preparado resista al agua, conserva la protección solar.

El FPS indica el tiempo que podemos exponernos al sol sin riesgo de quemaduras.

En los bebés o niños pequeños menores de 6 meses no deben usarse protectores solares sin una consulta médica previa. Deben estar cubiertos con ropa y sombreros.

Un niño sentado a la sombra de una sombrilla no se encuentra protegido ya que la arena refleja al igual que la nieve. Debería sacarse la ropa mojada para evitar que la radiación la atraviese.

Los días nublados también se debe tener precaución.

¿Cómo utilizarlos y cuándo aplicarse?
Aplicar 30 minutos antes de salir al aire libre para mejores resultados. Luego cada media hora mientras esté al aire libre.

Aplíquese luego de hacer ejercicio o nadar.

Los mejores son los resistentes al agua que soportan hasta 40 minutos en el agua.

Aplicar alrededor de 30 cm3 en áreas expuestas. En caso de usar un repelente de insectos deberá emplear un protector con FPS más alto. Recuerde siempre consultar con su médico y/o farmacéutico.

Comisión de Educación del Colegio de Farmacéuticos de Avellaneda.

Consultas e informes: Av. Mitre 686, 3º piso Oficina 31, Avellaneda. Teléfono: 4201-3801 y 4222-2503.