Cuarenta y un años después de un genocidio no podemos dejar pasar ningún discurso ni acción negacionista: 30.000 detenidos/as desaparecidos/as que fueron torturados y brutalmente asesinado/as con el fin de implementar un plan económico de miseria planificada, como sostuvo el periodista y escritor Rodolfo Walsh, no dan lugar a pedidos de reconciliación, sino a reafirmar el proceso de memoria, verdad y justicia que comenzaron con el juicio a las juntas (luego acotados por la leyes de la impunidad y el indulto) y retomados por los juicios reabiertos en al año 2005 por decisión del Poder Ejecutivo y la Corte Suprema.

Llama la atención que mientras el Obispo de Roma y Papa Francisco reconoció el genocidio y reconoció los límites en su acción calificando a la violencia del Terrorismo de Estado como “antihumana y anticristiana”, en Avellaneda, en la Catedral del Obispado Avellaneda-Lanús, su Obispo Rubén Frassia realice una misa junto a un grupo cuya sigla RE UNIR llame a la “unidad” y “reconciliación” cuando aún los juicios de lesa humanidad siguen en curso y aún falta restituir la identidad de 400 nietos. No hay posibilidad de perdón cuando los perpetradores de torturas y asesinatos no lo han pedido, y mucho menos cuando quienes deberían perdonar fueron asesinados/as. No hay duda: fueron 30.000 y el único camino es la verdad y la justicia.

Dr. Pablo Vera

Jefe de Gabinete

Municipalidad de Avellaneda