La incidencia de los nacimientos prematuros, es decir, los que se producen antes de las 37 semanas de gestación, viene en ascenso sostenido en las últimas décadas en el mundo. Nuestro país no está exento de esta situación: en 2019, sobre un total de 625.441 nacidos vivos, 55.709 nacieron antes de las 37 semanas, lo que representa una tasa de prematurez del 8,9%.
La especialista Ana Quiroga y la magíster Guillermina Chattas, directora y subdirectora de la Especialización en Enfermería Neonatal de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral respectivamente, indican que, a lo largo de la última década, el incremento es de más de 10 puntos porcentuales.
Un prematuro requiere de cuidados altamente cualificados, tecnologías y tratamientos para atender sus requerimientos y poder continuar su crecimiento. El niño prematuro necesita de oxígeno, calor, nutrición, posicionamiento, cuidados especiales para la piel y protección para su cerebro que no está preparado para recibir tantos estímulos nocivos.
“Al recién nacido le conlleva un gran esfuerzo adaptarse del medio intrauterino materno a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. En muchas oportunidades está enfermo, o en el mejor de los casos, solo inmaduro. Por ello, requiere de tecnología y recurso humano capacitado en terapia intensiva neonatal. Las situaciones de separación, dolor y malestar deben ser tratados oportunamente”, explica la especialista Ana Quiroga.
Aquí, la directora de la Especialización en Enfermería Neonatal de la Universidad Austral afirma que es fundamental el rol de los profesionales. “Cuando hay profesionales expertos, estos se comprometen y generan confianza a las familias para los cuidados que sí pueden realizar, los cuales son muchos e insustituibles”.
Por otro lado, y en cuanto al rol de los familiares del prematuro, la magíster Guillermina Chattas agrega: “Para la familia también implica una crisis importante, ya que ser padres en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales no es tarea fácil. Durante el embarazo, los padres se preparan para amamantar, cuidar, vestir, sostener y bañar a su hijo; pero muchas veces no pueden realizarlo en los primeros días”.
En ese sentido, la subdirectora de la Especialización en Enfermería Neonatal de la Facultad de Ciencias Biomédicas remarca la necesidad de los padres como cuidadores transversales “para poder realizar el apego con el recién nacido, lo cual tendrá impacto en su desarrollo afectivo”.
También es fundamental la alimentación de ese bebé. “La extracción de leche materna en forma precoz para el prematuro, que tiene un déficit en su sistema inmunitario, es una forma de cuidado indispensable que solo la madre puede realizar. Además, es un derecho de los padres permanecer con su hijo enfermo, quien los necesita (Decálogo de los derechos del prematuro y su familia, UNICEF y Ministerio de Salud de la Nación)”, expresa Ana Quiroga.
El nacimiento prematuro, ¿se puede prevenir?
En 2020, el Congreso Nacional sancionó la Ley N° 27.611 de Atención y Cuidado Integral de la Salud Durante el Embarazo y la Primera Infancia («Ley de los 1000 días»). Debido a que el nacimiento prematuro tiene un gran impacto en la tasa de mortalidad y discapacidad temprana, desde el Ministerio de Salud de la Nación se propone una «Política Integral para la Prematurez», con perspectiva de derechos, diversidad e intersectorialidad. En el documento se presenta la dimensión del problema, sus características y el estado de situación de los partos prematuros en Argentina, también se trazan los principios rectores, los objetivos y las estrategias transversales de la política y se propone un modelo de atención integral.
Las especialistas de la Universidad Austral coinciden en que la prevención de las complicaciones y las muertes debidas al parto prematuro comienza con un embarazo saludable. “Sin dudas, los controles prenatales son una gran oportunidad para prevenir la prematurez. La detección precoz de factores de riesgo y de algunas patologías, como infecciones urinarias maternas y otras patologías, puede evitar que se produzca un nacimiento antes de tiempo”, asegura Quiroga.
Y Chattas, finalmente, subraya: “Es necesario que la embarazada acuda a los controles prenatales y un trabajo interdisciplinario que acompañe a la familia amorosamente en el proceso de gestación. La suma de voluntades de gestantes y de profesionales, acompañado de una política de Estado, disminuirá el índice de prematurez en la Argentina”.