No es sencillo imaginar en la actualidad las múltiples dificultades que hacían a la publicación de un diario hace 55 años. Y mucho más las de un diario local, hecho a puro tesón, con dedicación plena, innumerables esfuerzos y una inquebrantable y sostenida vocación de servicio, nada menos que en una comunidad tan extensa e intensa como la de Avellaneda.

Solo basta observar las maquinarias y los procesos que requería la edición e impresión de un diario por aquella época – como lo comprueban cada año cientos de alumnos de Avellaneda en sus visitas a la redacción de La Ciudad – para dimensionar el tiempo, los conocimientos y el volumen de trabajo necesario para llevar adelante esa tarea, cada día de la semana, durante años y años.

Eso hizo, al comienzo con dos socios y siempre con colaboradores, durante casi toda su vida, Roberto Pérsico, uno de los fundadores del diario La Ciudad de Avellaneda.
Ciudadano Ilustre, creador por naturaleza, fue además un férreo impulsor y activo participante en la vida de innumerables instituciones y entidades de bien público de nuestra ciudad, a las que puso el diario a su disposición, para difundir de manera gratuita todas sus actividades, sus inquietudes y necesidades.

Las escuelas públicas y privadas, hospitales, las parroquias, los bomberos voluntarios, los clubes, las instituciones de servicio y toda expresión de la cultura que se manifestara en Avellaneda tenían un lugar en las páginas del diario La Ciudad. Un diario que nació para informar, para difundir, para publicitar, pero por sobre todo, para hacer el bien.

Hoy el nombre de Roberto Pérsico aparece enmarcado en decenas de plaquetas, diplomas, premios y distinciones, además de estar para siempre en la esquina de Avenida Mitre y Lamadrid. Es no sólo el orgullo de su familia y de todos quienes lo conocieron, sino que fue elegido por la comunidad para que un Jardín de Infantes público lleve su nombre. Tal vez, uno de los mejores reconocimientos espirituales que pueda tener una persona.

Un hombre que sin estridencias ni ostentaciones, supo construir y dejar un invalorable legado, que excede los bienes materiales y los servicios prestados a su comunidad. Con su ardua, silenciosa y constante labor cotidiana, Roberto Pérsico fijó un rumbo a seguir, dejó una huella, una impronta, dio un ejemplo.

La vigencia de la empresa familiar que construyó junto a su esposa Leonor y que mantiene hoy los mismos lineamientos periodísticos de origen, sostenidos con el mismo esfuerzo y la misma dedicación plena de sus hijos, Alejandra y Leonardo Pérsico y su equipo de colaboradores; y las casi 15 mil ediciones del diario La Ciudad, que reflejan la historia viva de Avellaneda en último medio siglo, son la muestra incontrastable de ese legado.
O.P.