Restaurarán los registros parroquiales de la Catedral de Avellaneda desde 1854

Un grupo de allegados a la Catedral, está trabajando en buscar los fondos necesarios para poder iniciar un Plan de Recuperación y Puesta en Valor del patrimonio histórico, con testimonios que empiezan a partir de 1854, cuando el Partido de Barracas al Sud apenas llevaba doce años de vida.

La Catedral de Avellaneda no es solo un sitio emblemático de la ciudad donde los fieles de la comunidad católica se acercan a compartir, sino que también es el lugar donde se atesora gran
parte de la historia de los habitantes del distrito. Bautismos, casamientos y muchos otros datos componen su patrimonio y, con el cual, se podría contar la historia de cada vecino o familia avellanedense.

Por lo que significa todo este bagaje cultural, un grupo de allegados a la Catedral, está trabajando en buscar los fondos necesarios para poder iniciar un Plan de Recuperación y Puesta en Valor del patrimonio histórico, con testimonios que empiezan a partir de 1854, cuando el Partido de Barracas al Sud apenas llevaba doce años de vida.

“Hay que hacer una restauración completa de todos los libros manuscritos de la Catedral de Avellaneda, que datan de 1854. Hay que descoser los libros, reparar cada hoja, teñir al papel para que tenga el color antiguo de la hoja”, resumió a La Ciudad una de las impulsoras y coordinadora de la iniciativa, Noemí Parodi, al referirse a la tarea que demandará el Plan de Restauración.

En ese sentido, remarcó que cuatro especialistas en el tema, Mariana Coxe, Pedro Díaz, Dina Adamoli y Cristina Codaro, se acercarán a la Catedral una o dos veces por semana para llevar adelante la tarea.

 

Cabe destacar que estas personas trabajan habitualmente de eso y, aportarán parte de su tiempo para que la Catedral pueda conservar sus registros.

En total son casi 160 libros, algunos de los cuales llevará más trabajo que otro, por lo que es difícil estipular el tiempo que puede llevar la tarea. Sin embargo, lo que sí se tiene en claro es que demandará una importante suma de dinero para poder adquirir los insumos que permitan concretar este “rescate histórico” de datos.

Para ello, se está planificando para los próximos días inaugurar el Taller de Restauración, espacio que estará a cargo de los trabajos, para cual se espera la colaboración de distintos sectores de la sociedad, tanto empresas como vecinos en general.

“El dinero que se necesita es mucho”, aseguró Parodi, pero remarcó que “aceptamos lo que cada uno pueda aportar, inclusive si alguna institución no está en condiciones de hacer algún aporte económico, podríamos pasarle un listado de elementos que necesitamos, como plancha de corte, reglas de metal comunes, pegamento”.

“Con esto dejamos abierta la posibilidad para que cualquiera pueda colaborar en menor escala, aportando por ejemplo un kilo de pegamento o lo que fuera, porque hay que abrir un taller y eso no es fácil”, comentó Noemí Parodi.

Aquellos que deseen colaborar, podrán acercarse a la Catedral, lunes, martes, jueves y viernes de 10 a 12 horas, y dejar sus datos personales, de qué consta la donación y si hay que ir a retirarla. “Por cada cosa que se done se entregará un recibo oficial, así sea una regla de metal, para tener constancia de los ingresos tanto de materiales como de efectivo”, destacó Parodi, quien adelantó que ya hay una entidad que hará un aporte de fondos, durante tres meses, para comprar los primeros elementos.

 

Al respecto, cabe destacar que la mayoría de los papeles para restaurar proviene de Japón, hechos de fibra natural, lo que encarece también la tarea.

 

El taller
El taller, que iniciará el jueves 23 de noviembre a las 18.15 horas en la Casa San José -Lavalle 60 (consultas al 11-3396-9131)- no solo estará abocado a la restauración de los archivos, sino a la formación de nuevos vecinos para que la tarea se prolongue en el tiempo. “Vamos a empezar por el libro más antiguo y el que más necesite, porque a lo mejor el tomo tiene sus años, pero ha conservado su estructura porque fue menos consultado. En algunos casos la intervención puede ser menor, porque se puede hasta arreglar sin descoser”, explicó Parodi.

En el futuro, la idea es luego trabajar para que toda la comunidad pueda recuperar momentos que parecen olvidados, pero que están guardados en cada una de las parroquias de Avellaneda y Lanús, y que serán recuperados por de voluntarios capacitados para tal fin.

 

Restaurar la historia
El trabajo de restauración de esos documentos históricos va más allá de la actividad religiosa, ya que se trata de la preservación de gran parte de la vida avellanedense, incluso anterior a la propia creación del partido, allá por 1852.

“El año próximo, el 13 de enero, se cumplen 170 años de la creación de la Parroquia del Tránsito de María de Barracas al Sud, que hoy es la Catedral de Avellaneda-Lanús”, relató a La Ciudad su actual cura párroco, Gabriel Favero, detallando que, igualmente, la presencia de la Iglesia fue anterior a ese período, porque se calcula que en torno al 1830 había un lugar de culto que “era de tipo privado, porque era de una familia que ofreció un espacio como lugar de bautismos y matrimonios para toda esa gente que empezaba a asentarse en esta zona”.

“Luego, debido al crecimiento de la población, incluso después de crearse el partido de Barracas al Sud, se erige la parroquia, que tiene una gran importancia porque significa que se le asigna a un sacerdote la atención de un determinado territorio, que en ese tiempo entiendo que llegaba hasta casi Lomas de Zamora y, por consiguiente, también el registro de todos los nacimientos, compromisos, matrimonios y defunciones de todos los que vivían aquí”, aseguró Favero.

Cabe destacar que hasta 1880, cuando se crea el Registro Civil, la Iglesia era la que llevaba el registro de todas estas actuaciones. “Por eso, el archivo de la Catedral se convierte en una pieza importantísima para muchas personas que necesitan saber de sus orígenes, sobre todo también para tramitar ciudadanías”, puntualizó Favero.

“Por eso esta restauración de los libros es algo muy importante, porque de alguna manera, además de ser patrimonio de la ciudad, se convierte también en algo de un gran valor histórico, espiritual y social”, concluyó el párroco de la Catedral de Avellaneda.

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