Reflexiones de Monseñor Rubén Frassia

El Obispo de la Diócesis de Avellaneda – Lanús, en sus reflexiones radiales semanales, se refirió al Evangelio según San Mateo 16, 13-20 (ciclo A): « Preguntas que requieren respuestas sinceras».

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?». Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo». Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

Preguntas que requieren respuestas sinceras
El primer contacto que uno tiene con  Dios es a través de la fe y la fe no inventa, no crea por necesidad sino que es un conocimiento muy fuerte del ser humano, que conoce por la fe; lo que conoce por la fe es cierto, seguro, objetivo y verdadero. Por lo tanto, el conocimiento por medio de la fe es un verdadero conocimiento. Cuando afirmo «yo creo en Jesucristo» afirmo que Jesucristo ES, que le CREO y que en Él CONFIO, no lo invento sino que adhiero a lo que ya es, a lo que ya está.

La fe es un verdadero conocimiento y todos tenemos que cuidar, aumentar, desarrollar y alimentar la fe a través de la oración, de la Palabra de Dios, de la participación en la Misa porque es el hilo conductor. En la Iglesia, es Dios con su Espíritu que nos lleva a todos y va ordenando todas las cosas.

En este Evangelio vemos que Simón, Cefas, reconoce en Jesús al Mesías por obra del Espíritu, como bien le dijo Jesús «es el Padre quien te ha dado este conocimiento, no fueron tu razón, ni tus argumentos, ni tu inteligencia, ni tu astucia, sino que fue Dios; y Yo te digo tú eres Pedro».

Y desde entonces pasaron todos los Papas. Ayer Benedicto, hoy Francisco, y así Dios va guiándonos en la Iglesia a cada uno de nosotros.

Ahora bien, detengámonos un instante y preguntémonos interiormente: ¿creo de verdad en Jesucristo?, ¿creo que se encarnó en la Virgen?, ¿creo que vino a darnos la doctrina?, ¿creo que murió por nosotros?, ¿creo que resucitó?, ¿creo que está vivo?, ¿creo que está presente en la Eucaristía?, ¿creo que me perdona los pecados?, ¿creo que está -en serio- en todos  nosotros? Bueno, si creo verdaderamente, no puedo quedar igual, porque si muchas veces la pertenencia a la Iglesia son costumbres, o actos externos, o eventos, tengamos cuidado porque estamos perdiendo el tiempo.

Es importante pedir al Señor que vivamos de la fe, no de los eventos, no de las cosas externas, no delas costumbres, no de las tradiciones, en todo caso de la TRADICION que es viva y en ella está presente el Señor. Hagámonos esas preguntas pero también tengamos la capacidad de la respuesta.

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