Reflexiones de Monseñor Rubén Frassia
El Obispo de la Diócesis de Avellaneda – Lanús, en sus reflexiones radiales semanales, se refirió al Evangelio según San Mateo 5, 38-48– ciclo A: Dios nos ama porque nos ama.
Jesús, dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Dios nos ama porque nos ama
Hermanos, aquí la enseñanza es la novedad que nos trae Jesús. Ya estaba en el Antiguo Testamento del amor -si tiene hambre dale de comer, si tiene sed dale de beber, ya estaba-, pero el Señor lo universaliza y generaliza para todos, ¡a todos!, ¡al bueno y al malo!, ¡al que está cerca y al que está lejos!; se trata de una característica universal y de ahí proviene CATOLICO, lo católico es UNIVERSAL.
La medida es Él, hay que amar como ama Él. Dios no nos ama porque nos portamos bien; nos ama porque nos ama. Ese es el gran motivo: su amor. No nos ama porque somos buenos o no nos ama interesadamente porque le vamos a dar cosas. Nos ama porque nos ama. Es un interés desinteresado.
Muchas veces nosotros amamos siempre bajo condición de obtener algún beneficio; somos más amables con aquellos que están mejor que nosotros, somos más amables con aquellos que nos atienden, somos más amables con aquellos que nos dicen todo que sí, es decir somos un poco interesados. Es importante tener un amor desinteresado.
Yo creo que hay que darse cuenta que el amor es nuestra vocación más profunda. No es más poderoso el que grita más, no es más poderoso el que gana siempre. A veces en la vida se pierde, muchas veces se sufre. Cuando uno ama en serio sufre por los demás.
Estemos convencidos que la presencia de Cristo -en mi vida y en la vida de ustedes- tiene que llevarnos a amar más. Si estamos convencidos que Él nos lleva y nos llama a amar más, vamos a seguirlo y vamos a imitarlo. Se lo sigue y se lo imita. Y tenemos que buscar la perfección: “sean perfectos como es perfecto el Padre que está en los cielos” Seamos conscientes de que caminamos hacia la plenitud, hacia la madurez. El que ama se acerca, el que no ama se queda ahí.
Que sigamos e imitemos a Jesús.