Que Dios bendiga al Papa Francisco

Carta del Dr. Luis Carzoglio.

Principios de 2011. A cargo de mi Juzgado, intentando luchar contra «molinos de viento» (como los bautizara el entonces Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia) tratando de administrar Justicia con honestidad (con solo eso no alcanzaba, según el mismo Ministro de la Corte), agredido por determinados «personajes» para los cuales esa Justicia es y será un medio para satisfacer intereses personales, pedí una audiencia con Jorge Mario Bergoglio.

Solo bastó comunicarme con el Arzobispado de Buenos Aires para, luego de hablar personalmente via telefónica con Francisco I, concurrir a una audiencia que me concediera en forma inmediata. Me recibió en su despacho. Me escuchó serena y atentamente. Después de mi «exposición» acerca del problema que me aquejaba (que tuvo mucho de confesión),  y luego de tocar temas de actualidad y de trasmitirle sobre los padecimientos del Pueblo al que ambos pertenecíamos, me miró a los ojos, y con la paz que solo alguien como él podía trasmitir, me dijo que siguiera mi camino de la manera que lo había encarado, más allá de los problemas que se me pudieran presentar en el trayecto. Me dijo además que oraría por mí para, finalmente, regalarme un libro con sus últimos mensajes al Pueblo Argentino.
Con la misma paz que ya señalé me acompañó hasta la puerta del ascensor pidiéndome solamente que rezara también por él.

Renovado, y tal cual me lo pidiera, así seguí mi camino hasta el día de hoy, sin amedrentarme por los obstáculos que se me presenten. Los «personajes» se llamaron a sosiego, aunque siempre estén al acecho.
Antes de ayer, orillando la medianoche, le envié un mail al por entonces Cardenal Bergoglio. Le dije que estaba orando por él, tal cual me lo pidiera, para que Dios le brindara la oportunidad de conducir a la Iglesia Católica y, con ella, a los creyentes en la palabra de Jesús. También siempre pensando en mi Pueblo que sufre y espera.

Hoy el Cardenal Bergoglio es Francisco I. Mis rezos, y los de muchos de los de mi gente, han sido escuchados. Después de las lágrimas de felicidad por lo ocurrido el espíritu se ha fortalecido. Ni la Iglesia Católica será la misma a partir de hoy, ni tampoco esta bendita tierra en donde hemos nacido, gracias a Dios. Que él bendiga a Francisco I. Oremos por él.

Dr. Luis Carzoglio
Juez de Garantías de Avellaneda

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