Daniel Di Rubba es Licenciado en Psicopedagogía, director teatral, actor egresado de la Escuela de Teatro de Buenos Aires y profesor certificado en Técnicas Pedagógicas Teatrales. Como profesional de gran experiencia en el área, expone la situación actual de este arte durante la cuarentena obligatoria y nos invita a reflexionar en como apoyar al teatro cuando vuelvan a abrir sus puertas.

¿Cómo afectó el aislamiento obligatorio al teatro y de qué manera podemos apoyar a los actores?
La situación que atravesamos afectó al teatro en sobremanera… En realidad, nos afectó a todos, ya que es una situación inaudita, pero al teatro, por muchas cuestiones, lo afectó especialmente… Pensemos que es la primera vez en la historia de la humanidad que se cierran al mismo tiempo todos los teatros del mundo. No hay antecedentes de esto. Se suspendieron obras y comedias musicales que han estado en cartel durante años. Esto es algo muy fuerte y, por ende, modificó mucho al trabajo del actor. No solamente por lo que uno pueda pensar, emocional y espiritualmente ni por la expresión, ya que a veces uno ve cercenada su posibilidad de expresarse, sino también desde lo económico. Tengamos en cuenta que hay toda una industria alrededor del teatro: actores, maquilladores, escenógrafos, profesores de teatro, asistentes… Gente que se quedó sin trabajo por esta situación… Así que por donde lo miremos: desde lo social, desde lo económico, desde lo emocional, desde lo expresivo, desde lo artístico, claramente este aislamiento obligatorio afectó en sobremanera, e insospechadamente al teatro, claro que sí.

Daniel, en estos tiempos que atravesamos ante una pandemia, ¿Creés que las plataformas online son un buen recurso para que formadores y docentes del área puedan seguir cumpliendo su función de forma virtual?
Con respecto a ese tema estoy en una dicotomía… Si tengo que ser sincero, diría que la virtualidad y el teatro no pueden ir de la mano. Distinto es el cine, que tiene otro lenguaje, otra dinámica, donde la imagen y lo virtual, podrían relacionarse mejor. Pero el teatro requiere cuerpos que se provocan, que transpiran, el hecho vivo de algo que está pasando, esa mirada que trasciende lo virtual… Así que a priori, es muy difícil que las aplicaciones y las nuevas plataformas virtuales se apliquen al teatro, hasta podría decir que es una locura. Pero ante esta situación y teniendo en cuenta el contexto, dado que se vienen tiempos aún más difíciles para esta disciplina, me parece que no nos va a quedar otra opción que amigarnos con la virtualidad. Podrán decir: “pero no es lo mismo”, y es cierto, pero… ¿Qué otras opciones hay? ¿Que muera el teatro, que se terminen los talleres de teatro y no se cree más?… Ante esta opción, me parece más atinado que los que hacemos teatro empecemos a incorporar otras herramientas, obligatoriamente, inteligentemente…

Claro que las plataformas no son nuevas y se aplican hace años a otras disciplinas, pero te voy a contar un ejemplo respecto al teatro: hace muchos años, apareció una plataforma y hubo muchas resistencias, era visto como una locura. Yo era uno de los suscriptores del comienzo, y todos me decían: “¿Para qué te suscribís ahí?” En su momento fue muy criticada la idea de que podamos o queramos ver teatro en una pantalla… Por las vueltas de la vida, hoy aparece como una de las opciones más posibles… Y esa alternativa va a tener que ser una opción. Seguramente se creen nuevas formas de comunicarnos de forma online, o tengan que ser adaptadas, pero me parece que el camino es ese: integrar la virtualidad al teatro.

Creaste un video con el objetivo de dar un mensaje de apoyo al teatro y a los actores, ¿Qué te motivó a tener esa idea y concretarla?
Para mí fue muy especial hacer ese video… La idea fue atender ese desasosiego que yo veo en los actores, en mis colegas… Hace poco una declaración de un importante referente, decía que la producción teatral del 2020 ya terminó. Se está hablando de noviembre, diciembre o directamente temporada 2021, porque por más que este aislamiento obligatorio se vaya flexibilizando, sabemos que los lugares de convocatoria masiva, como los teatros, van a ser una de las últimas cosas que se permitan, y no sabemos cuándo, ni cómo. Con lo cual, ante esto, se me ocurrió, por un lado, dar un mensaje esperanzador, verlo como una pausa. Pensarlo como un traspié que vamos a superar…. Por otro lado, pensé en un mensaje conjunto y elegí a mi gente, mis actores, mis alumnos, pero en realidad, está el teatro entero reflejado ahí.

Cuando el video quedó terminado a mí me encantó, pero me di cuenta, después de que empezó a circular, que me quedaron cosas por decir. Es cierto que el mensaje alentador no debería ser solo para lo que hacemos teatro, sino para todos, pero el video fue acotado porque tenía que ver con un mensaje concreto.

Fue muy motivador, alentador para mí, y para los que se sumaron. Además, tiene la particularidad de cada uno, ya que cada quién dijo su parte como quiso, desde su casa, como deseaba decirlo, eligió la puesta en escena a su forma, su fondo, su modo, eso hizo que cada partecita tenga su particularidad, y reflejó perfectamente esta cuestión de comunidad. Y más allá de que sean las voces de mi gente, en sus voces, están las voces de todos, porque a esta situación, vamos a poder superarla unidos.