“Primera Huella” abrió sus puertas en Crucecita y ya proyecta su nivel secundario

Con el objetivo de seguir creciendo y con la mirada puesta en la inauguración del nivel medio en 2023, la escuela “Primera Huella” dejó su sede que la vio nacer hace cuatro años en Gerli para mudarse al corazón de Crucecita. Con el acompañamiento de toda la comunidad educativa y también del los vecinos del nuevo barrio, el establecimiento inaugurado por Andrea Pignataro abrió sus puertas en Iberá 170, a una cuadra de avenida Mitre al 2.100.


“Nosotros nos mudamos para poder crecer. Crecimos muy rápido y en el edificio donde estábamos no podíamos seguir construyendo y el año que viene, si Dios quiere, se viene la secundaria”, comentó a La Ciudad Andrea Pignataro.

Con respecto al proyecto de sumar un nuevo nivel, remarcó que será con orientación artística y que los trámites ya están encaminados para que el próximo año se haga realidad.

 

“Primera Huella” llegó a Crucecita con su nivel inicial y primario, con una matrícula de 150 estudiantes y la recepción del barrio fue mucho más afectuosa de lo que se esperaba.

 

“Fuimos bien recibidos por el nuevo barrio, acompañados de toda la comunidad educativa que nos siguió a pesar de mudarnos a 30 cuadras y de más de 50 alumnos que se incorporaron cuando aún estábamos en plena puesta en valor del edificio”, remarcó.

“Estamos maravillados por la buena recepción y esperamos acompañarlos”, sentenció, al comentar que para el 24 de marzo, Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, se organizó una “movida” frente al nuevo edificio que contó con el beneplácito de los vecinos.

 

La Escuela

“Primera Huella” tiene ciertas características que la hacen distinta a los establecimientos educativos habituales. “Tiene ciertos toques diferentes en cuanto al enfoque pedagógico que utilizamos, que es un proyecto mío en el que aplicamos el método que cada niño necesita; somos tendientes a una educación humanista, respetuosa y personalizada”,
aseguró Pignataro.

“Al ser postmodernista, lo que hacemos es anclarnos en el conocimiento incipiente de las personas y no en el mundo del trabajo únicamente –agregó- los preparamos para saber, conocer y tener herramientas para aprender nuevas cosas y para tener avidez de conocimientos, y después abrirse al mundo del trabajo como una segunda cuestión”.

“Trabajamos con inteligencias múltiples y los chicos van explorando distintas inteligencias, lugares que están preparados para que ellos vayan y conozcan algo nuevo”, explicó.

En la actualidad, “Primera Huella” ofrece en el turno tarde toda la parte curricular como cualquier establecimiento de la provincia, pero con una diferencia: los viernes se “desescolariza” la escuela y ese día solo se aprende mediante las distintas “postas de conocimiento”, en el que los chicos eligen dónde ir.

En tanto, por la mañana, se desarrollan talleres de acrobacia en tela, tango, danza, teatro, artes plásticas e hidroponía, entre otros, además de muchas actividades deportivas, de movimiento e idiomas.

Del libro a la escuela

Consultada sobre cómo surgió la idea de fundar un nuevo establecimiento educativo, Pignataro explicó que el proyecto surgió cuando estaba escribiendo un libro sobre sus 26 años de experiencia en la educación, obra en la que iba a volcar todos sus registros.

“Estaba haciendo el libro y la vida me llevó armar una escuela. En ese ínterin nacieron mis hijos, Francesco y Ramiro, así que a partir de pensar en la educación que quiero para los nenes, comencé este sueño de la escuela junto a mi marido Francisco”, detalló.

“El proyecto siempre fue armarla entera y llegar al secundario es muy importante porque es lo que más me gusta –remarcó- y como los dos tenemos formación en la escuela estatal, nuestra idea no es poner un negocio, sino una escuela”.

En cuanto al nuevo nivel que se pondrá en marcha el próximo año, la idea es, según aseguró Pignataro, “capturar al adolescente a través del entusiasmo” porque “creemos que el arte sana un montón y con la vida que llevamos ahora, tan acelerada, nos parece que el joven necesita estar metido en el arte, para poder disfrutar y decir ‘acá estoy’ porque
esa es la base para después encarar cualquier tipo de carrera”.

En ese sentido, puntualizó que muchos padres eligen la escuela secundaria pensando en el futuro laboral de los hijos, pero pocas veces se piensa en qué quiere el estudiante.

“Por ahí se dedica a ser médico o cirujano, pero también tiene una disciplina aprendida de arte, que le viene bien para despejar su mente a futuro”, dijo fundadora de “Primera Huella”.

“Muchos docentes queremos cambiar la perspectiva y asumimos que la educación no es llenar de conocimiento a los estudiantes, sino buscar en ellos las potencias que tienen y recuperar todo lo que puedan perder porque habitualmente, en la sociedad, se doméstica o se adoctrina”, sostuvo.

Finalmente, Andrea Pignataro remarcó que lo que más le gustaría es “tener un nivel superior en el que podamos trabajar con los futuros docentes y que la educación cambie. Hay que desempolvar un poco la educación, no soy celosa de mi proyecto y me gustaría extenderlo y que lo pueda usar cualquiera”.

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