Poemas sueltos

Transcribo poemas sueltos, esos que me acercan los amigos y esos que tomo de libros que me envían. Esta selección sigue marcando las excelencias de los poetas nacionales, no importa de qué generación sean.
Creo que es Poesía para disfrutar.
Roberto Díaz

Confundidos

Pasando por el kiosco, compré dos chocolates
y silbando entre dientes, me largué a caminar
fantaseando con cosas (cual loco de remate)
que en el fondo del alma, esperaba encontrar.
Me vi frente a la puerta jugando con la llave.
Inventando la frase de un saludo especial.
Te vi frente a mis ojos con tu sonrisa suave
y un vestido de seda en vez del delantal.
Te imaginé mimosa, esperando mi abrazo
y hasta olí la fragancia de tu extracto mejor,
ofreciéndome tibia la miel de tu regazo
compartiendo conmigo una antigua pasión.
Recordé tus ojeras, las del diario cansancio,
dibujé tu mirada en mi retina interna,
rehice tu cintura, madura por los años
y tu imagen completa, adorada y eterna.
Nos presumí muy juntos, sentados en la cama,
gustando el chocolate y hablando tonterías,
mientras pasaba el tiempo y aumentaban mis ganas
del dulzor de tu boca, tan cálida y tan mía.
Llegué, saqué la llave, recobré la conciencia,
me conecté de golpe con nuestra realidad
y casi como un reo que espera su sentencia,
esperé la rutina que habría de encontrar:
la casa oliendo a limpio (como todos los días)
los pisos relucientes, la mesa preparada
repartiendo desastres una T.V. encendida
y vos con tu carita de muñeca enojada,
repitiendo sin pausa los eternos reproches:
“Las cosas están caras, los chicos desordenan,
la ropa, los mandados, ¡muerta llego a la noche!
Andá a bañarte pronto que se enfría la cena”.
Me tantée los bolsillos automáticamente,
en uno descansaban los pobres chocolates
culpables del delirio que me ocupó la mente,
en esas pocas cuadras que tardé en encontrarte.
Tristes los chocolates, deshechos de calor,
triste yo, haciendo el duelo:
¡se derritió mi amor!.

Azucena Bestel de Cal

Me caso

Me caso para divorciarme
y qué,
les dijo
mientras María
se confundía
con las cenizas del Ave
y la guitarra
de Pablo Milanés
No ama quien quiere sino quien puede
elegir-se
con libertad
más tarde diría Spinetta
que buscar se parece a nada
pero buscar siempre es mejor
que morir de sed
podría lavar, planchar y
cocinar
pero también ir a abordar
lo marginal,
correr
el peligro de saber quién soy.
Me caso
y qué,
les dijo y los hizo
testigos de que todo
Futuro es imperfecto.

Norma Etcheverry
(de “La ojera de las vanidades y otros poemas”)

A UN PERONISTA

Este hombre conocía todos los amaneceres del mundo.
La cara recién afeitada rumbo al trabajo
el paso miserable y caviloso
del borracho que volvía.

En esos límites había visto
el brillo fugaz e inatacable
del cuchillo que se hunde en la ingle.
Había visto correr la sangre lúcida y espesa
chupada por la ropa.
Conoció la bravura y el miedo
la debilidad que te aprieta el estómago
y el odio en los ojos abiertos y ciegos.

Este hombre creyó porque lo necesitaba.
Creyó creer porque el país se lo reclamaba.
Este hombre fue convocado por banderas y bombos
y también fue a gritar sin que lo llamaran
atravesando un diluvio.
Respiraba la ilusión de su libertad
y ante sus ganas todos los espacios se hacían cívicos.
Resistió en plazas y aeropuertos y le tocó ver y sufrir
una matanza colectiva en un día que él soñó feliz.
Volvió a atravesar el barro y la lluvia
soportó días y noches sin dormir
siempre bajo la lluvia para decirle adiós a Evita y al Viejo.

Este hombre tiene derecho a estar equivocado.
Este hombre tiene todos los deberes de quien se ha equivocado.

Mario Trejo
(de: “El uso de la palabra. Antología personal”)

NAVE

Entro en mi cama
como en una nave
sin capitán
ni marineros.

Mi error es grande
y se comprende:
en cuanto empiezo
a navegar
avanza la tormenta.

La nave cobra vida
y me castiga
con golpes
de recuerdos
y falsos caballeros
de rostro
abominable.

El verdadero peligro
es despertar
entre ellos
y hallarlos
verdaderos.

Julio Llinás
(De “Sonrisa de gato”, 2002)

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