Poemas inéditos de Jorge Ariel Madrazo

Escribe Roberto Díaz.

Jorge Ariel Madrazo, nació en 1931, ha trabajado como periodista en los diarios y revistas más importantes del país. También, ha tenido trayectoria profesional fuera de nuestras fronteras.

Es un poeta de fina voz, lírico y hasta recatado. Estos poemas que, hoy, transcribimos, los publicó “Aromito” cuya dirección es de José María Pallaoro. Agradecemos el acceso a este material. R.D.

Cantigas para Ella

I

Cuando los dedos del universo
se atreven a mecer
tu cabello con tal
untuoso desatino
una luz única, intensísima, se
enciende en el vino en
la casa del poeta, al borde
del acantilado

Una luz única, intensísima, y
el viento recién nacido
impulsa al navío violeta
contra el muelle y el albatros chillón
todo esto sucede cuando
el universo mece tu cabello

Y cuando atas tu cabello con
una delgada cinta de seda
como quien pretende contener
una tormenta en un dedal
las nubes caen sobre Tongoy
y yo pastoreo palabras
en el cosmos, en la luna,
y es mi única ambición

que tu cabello crezca en mi pecho
que tu cielo quepa en mis pupilas
que tus llantos empapen mi voz

_
II

La calidez, la seda.
Lisuras de la noche mojan tu cabello.

El mar escurre desde tus ojos
se incendia el parasol de la aurora.

La inteligencia dicta el turno de las gacelas
y electriza tus manos
con sonrisas de lluvia.

Haces nacer la música que nadie ha de oír.

Una garza desangra el horizonte, sólo
para que un lago de sangre insurrecta
dé vida a cuanto inerte parecía.

Cuando encendés tu luz, todas las estrellas
prefieren dormir.

_
III

Si la paloma por halcón perseguida
Huye con energía y vértigo pasmosos
A través de tornados, kilómetros, nubes
Y al sentirse alcanzada
Igual que el “Barón Rojo” proyéctase hacia tierra
Eludiendo la metralla enemiga

Así huyes de mí con grácil aleteo
A través de poemas, labios, ojos.
Y yo, ya casi un viejo
Y vos, siempre paloma

Y vos, siempre paloma
Y yo, de pronto, un viejo.

IV

Ojos tuyos que me miran no son
riente o cándido mirar, ojos
son para ser
religiosamente, en sí,
mirados: iris de la Afrodita
de Fidias
mar que en el mar
se enmarina
Egeo que un paralelo
Egeo enciela
entes u ojos libando
tu vigilia interior

Sobre la batea
ojos de mujer
procrean

en solitaria aldea
la idea
Mujer

Jorge Ariel Madrazo

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