Poder manejar la propia ansiedad, es un aprendizaje

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

Aprender a disminuir los sentimientos que no son placenteros, los sentimientos que nos causan miedos, forma parte de un proceso, donde la clave, está sujeta a corregir y aceptar las distorsiones que tienen nuestros pensamientos negativos.

Para lograr aliviar los síntomas que producen tantos trastornos, como por ejemplo el miedo, es fundamental y necesario, que la persona logre manejar una cantidad de variables, dentro de las cuales, las más difíciles son, dedicarles mucho tiempo y buscar una contención terapéutica. Habitualmente, las personas, quieren negar, evitar o luchar contra sus síntomas, en vez de buscar el modo de aceptarlos, lo que no implica resignarse a los síntomas.

En general, cuando la ansiedad supera un cierto nivel, los síntomas, indefectiblemente, se vuelven incontrolables, por esto es que trabajar para aceptar los síntomas, y trabajar para controlar las emociones, produce un alivio y abre una puerta donde la persona siente que algo favorable puede hacer para su salud, y acepta abrirse a un nuevo aprendizaje. La mayoría de las veces, las personas en tratamiento, encuentran útil aceptar la idea de que todo lo que pueden temer son sus propios sentimientos, y que con la aceptación de los propios sentimientos, esos sentimientos temerosos, negativos, se vuelven manejables.

Proponerse el objetivo de aprender a aceptar la realidad, logra con el tiempo poder afrontar la realidad de manera efectiva. Aceptar la realidad, implica entre otras cuestiones, reconocer que existe un acontecimiento, por ejemplo la propia ansiedad, sin ponerle etiquetas o adjetivos que lo señalen como correcto o incorrecto, bueno o malo, seguro o peligroso. Hay que tener en cuenta que los juicios y las evaluaciones negativas que las personas hacen respecto de sus propias emociones, sólo van a contribuir a aumentar el stress, y llegado este momento, es absolutamente necesario detenerlo para no iniciar un ciclo vicioso.

Existe una gran variedad de emociones que son básicas, por ejemplo, la alegría, la tristeza, el temor, la sorpresa, la rabia, el asco, el interés, y muchas veces, se suele experimentar y vivenciar dos o más emociones a la vez, con lo que en consecuencia, da lugar a que los sentimientos se conviertan en más complejos o más elaborados y se vuelva difícil diferenciarlos.

Existen muchos ejemplos precisos para aprender a convivir con la ansiedad, todas son modalidades distintas de responsabilidad, por ejemplo trabajando la tolerancia a la ansiedad, intentando la persona poder lentificarse y llegar a relajarse, continuando con el máximo de actividades de la vida cotidiana aunque lleguen a resultar imperfectas, etc. Si una persona está realizando algo, aunque suponga que no va a poder hacerlo, debe continuarlo, por ejemplo, conversar, escuchar activamente, escribir, caminar, conducir, viajar, etc.

Si bien huir de la situación que nos produce miedo y ansiedad, hace que la ansiedad disminuya, es muy probable que se incrementen los temores a que la ansiedad vuelva una y otra vez. Si la persona se queda a enfrentar la situación, va a implicar un desafío, y en este desafío, tanto la ansiedad como los temores, seguramente van a ir decreciendo una vez que esa situación haya transcurrido.

Durante la terapia, se suele trabajar mucho en conjunto con el paciente, en algo que está relacionado con realizar una planificación de las actividades diarias, como siempre, esto supone un fuerte compromiso del paciente, y cuando esta actividad se realiza a pleno, aparece en el paciente un sentido de control en su vida, y van desapareciendo los sentimientos de sentirse sobrepasado por las situaciones, o sentirse desorganizado y sin rumbo.

Un paso fundamental para poder lograr modificar los pensamientos y las creencias que son disfuncionales y negativas, es necesario que la persona compare esos pensamientos con las situaciones problemáticas o con las situaciones que le generan síntomas. Aprender a manejar la ansiedad, tiene pasos progresivos, y va desde lo más simple a procedimientos mucho más complejos. Es necesario que la persona comprenda que evitar las situaciones que generan ansiedad, son contraproducentes, ya que exacerban aún más los pensamientos negativos. Aunque con frecuencia las personas reconocen que deberían enfrentar sus miedos, difícilmente lo llevan a la práctica.

Licenciada en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
Consultas al 4205-0549 155-143-6241

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