son vecinos de wilde

Padre e hijo en una fantástica travesía en moto

Junto a un grupo de viajeros recorrieron el sur y el norte del país a lo largo de la Ruta Nacional Nº40.

Mario y Martín Lorences son padre e hijo y decidieron encarar una experiencia que nunca se olvidarán en la vida: recorrieron en sus motos la Argentina, de punta a punta, junto a un grupo de motoqueros “viajeros” de Bahía Blanca. “Además de haber conocido lugares y paisajes únicos, haberlo hecho juntos fue algo especial, el vínculo que nos une es un plus que hizo que esa travesía sea sensacional”, coincidieron.

 

 

Una experiencia fantástica, única e imborrable. Eso es lo que vivieron durante 15 días Mario y Martín Lorences, de 54 y 28 años respectivamente, cuando en enero del año pasado con dos Honda “Tornado” de 250 cc recorrieron gran parte del país.

 

 

Los vecinos wildenses se unieron mediante una red social a un grupo de motoqueros de Bahía Blanca denominados “Grupo viajeros” que anualmente realizan alguna travesía en dos ruedas a diversos destinos de Argentina o países limítrofes. “Los conectamos, empezamos a dialogar con ellos y nos parecieron gente muy seria y responsable, contó Mario, empleado de una curtiembre y el verdadero ideólogo de esta “linda locura”.

 

 

Mientras que Martín, abogado y docente, agregó: “Desde hace seis años nos empezó a picar el bichito de las motos, arrancamos con una china, de menor cilindrada, para hacer las primeras pruebas y desde ahí nos propusimos adquirir otras más grandes. Así fue que luego nos compramos unos cuatriciclos y finalmente pasamos a las dos “Tornados”, las cuales fueron las protagonistas de esta historia”.

 

¿Pero en qué consistió ese viaje? Nada menos que en recorrer toda la mítica Ruta 40, la cual comprende 5.150 km desde Cabo Vírgenes (Santa Cruz) hasta La Quiaca (Jujuy), en dos tramos, denominados sur y norte.

 

La primer etapa (sur), arrancó en el km “0” -Cabo Vírgenes- y finalizó en Zapala (Neuquén).

 

Durante ese recorrido, los motociclistas visitaron Río Turbio, Ushuaia, Calafate, Glaciar Perito Moreno, La cueva de las manos, Esquel, El Bolsón, La Angostura, Camino de los 7 lagos, San Martín de Junín y finalmente Zapala.

 

Y la segunda parte (norte) se extiendió desde la provincia neuquina hasta La Quiaca. Y entre esos puntos geográficos se traspasan las ciudades de Barrancas, Tunuyán, Mendoza, Villa Unión, Belén, Cafayate, San Antonio los Cobres y Susques.

 

“Lamentablemente, el segundo tramo no lo pude hacer completo porque tuve una lesión en la rodilla, entonces elegimos hacer el recorrido desde Cafayate (Salta) hasta La Quiaca, ya que nos parecía el más vistoso y exigente”, relató Mario.

 

Sin embargo, esa parte pendiente (de Zapala hasta Belén, en Salta) no quedará así, ya que el dúo tiene fecha para volver y cerrar la historia: en febrero del año que viene retornarán al norte para completar ese itinerario.

 

Por su parte, padre e hijo contaron que en la travesía participaron alrededor de 30 motos (casi misma cantidad de hombres y mujeres) y con gente de todas partes del país y también de Chile y Uruguay.

 

“Hubo mucha camaradería y compañerismo, nos encontrábamos cada cierta cantidad de kilómetros como estaba previsto y la verdad que la pasamos muy bien”, dijo Martín.

 

Y en este tipo de historias, inevitablemente siempre hay anécdotas o imágenes para contar y trasladar los recuerdos a ese día y lugar. Por ejemplo, el joven recordó con una amplia sonrisa que en el tramo de Río Turbio a Calafate manejaron mientras caía nieve: “Terminamos todos blancos, nosotros y la motos, fue increíble manejar así”. Y además, que el trayecto norteño fue el que más les gustó: “Hay unos paisajes inigualables y el camino tiene más adrenalina, hay una mezcla de asfalto con ríspido que hacen que sea más entretenida la travesía. Y particularmente, me impactó el Viaducto La Polvorilla (donde transita el tren de las nubes), estar ahí fue un sueño realizado”. Y Mario, sin dudar, añadió: “Argentina es hermosa por donde se la mire, tenemos todos los climas que logran unos colores en los paisajes que son emocionantes”.

 

Los Lorences no quieren quedarse con sólo el recuerdo de este primer “loco viaje”, y aseguraron que dentro de poco harán otro con el “Grupo Viajeros”, pero no saben exactamente a dónde.

 

No obstante, tampoco se olvidaron de agradecerle a la familia, porque están conscientes que estas experiencias “les quita tiempo a las vacaciones familiares”; aunque la mujer de Mario y sus dos hijas apoyan cada idea de los hombres de la casa.

 

Por consiguiente, cada año, las rutas del país tendrán a los Lorences transitando entre ellas, recorriendo pueblos, ciudades y dejando sus huellas en cada paisaje de la Argentina.

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