La delicada intervención, a pocas horas del nacimiento, fue realizada por el jefe de cirugía cardiovascular del hospital, Diego Néstor Fiorini y el cirujano infantil, Eugenio Leiva, conjuntamente con anestesistas, enfermeras y recuperadores del servicio de Neonatología.

La gravedad de la patología, un ductus arterioso, era de tal magnitud que el bebé no podía ser trasladado a quirófano, por lo cual fue intervenido en la sala de Terapia de neonatología.

En el momento del parto la madre, María del Carmen Molina, oriunda de Tres Arroyos, cursaba la semana 30 de un embarazo gemelar. Uno de los bebés falleció y el otro, al cual le pusieron Máximo, nació con un ductus arterioso persistente por lo cual, ante el rechazo a los tratamientos medicamentosos para solucionar el problema, debió ser intervenido para cerrar el conducto.

Ahora, Máximo se recupera de la operación en la sala de neonatología del hospital, donde deberá permanecer un tiempo debido a su bajo peso. Y si bien hasta tanto no supere los 2 kilos no podrá abandonar el establecimiento, ya logró superar el kilo de peso, lo que habla de una buena recuperación.

Según los médicos, la evolución de Máximo es favorable aunque todavía es asistido con respirador. Se trata del bebé de menor peso intervenido quirúrgicamente en el hospital Penna.

El 35 por ciento de los bebés prematuros tiene “ductus” y la inmensa mayoría responde al tratamiento medicamentoso sin necesidad de operación.