“Obediencia fiel, fiel obediencia”

En el 3º Domingo de Pascua, el Obispo de Avellaneda – Lanús, Mons. Rubén Frassia, se refirió al Evangelio según San Juan 21, 1-19 (Ciclo C).

El relato evangélico nos habla de una de las apariciones de Jesús a los discípulos, cuando estaban pescando porque ellos eran pescadores, ese era su trabajo. Aparece Jesús, ellos no lo reconocen; Jesús les dice “tiren la red a la derecha”; Pedro le dice “hemos pescado toda la noche y no sacamos nada”, pero lo hizo obedeciéndole pero sin saber que era Jesús. Recién allí se da cuenta porque pescó abundantemente.

Acá está la obediencia de la fe. Para que haya frutos, perseverancia, fecundidad en el espíritu; para que haya vida en serio entre los fieles, en la Iglesia, en la comunidad, en la sociedad, en el país y en el mundo, es necesaria una obediencia filial, una filial obediencia al Señor.

Obediencia filial o filial obediencia porque si el Señor lo pide es porque lo da y hay que aceptarlo y obedecerle. En esto hay algo importante: el que no escucha bien, se va a equivocar en la respuesta y va a responder mal; el que escucha bien va a responder bien.

Todos nosotros, sacerdotes, obispo, fieles laicos, religiosos, religiosas, todos los hombres de buena voluntad, si queremos fecundidad en nuestra vida tenemos que tener una obediencia filial o una filial obediencia en la fe: hacer lo que Dios quiere, porque ciertamente es lo mejor; hacer lo que El quiere y es lo mejor para todos nosotros.

Cada uno sabe, que se ponga el sayal; cada uno sabe donde renguea; cada uno sabe donde le aprieta el zapato. Esto quiere decir que cada uno tiene que volver a ser fiel en la obediencia y una obediencia fiel.

Si le obedecemos, nuestra vida será muy pero muy fecunda en el Señor. Si no le obedecemos trabajaremos en vano; y si trabajamos en vano nos vamos a cansar, a gastar y a desanimar. ¡Con el Señor el entusiasmo y la fuerza; sin Él no quedará nada!.

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