“Noches de Caridad”: Un gran ejército solidario para ayudar a los más necesitados

Un nutrido grupo de vecinos de la Parroquia San Pablo Apóstol de Villa Tranquila, a cargo del Padre Mario Ghisaura, sale a la calle tres veces por semana para asistir con alimentos, ropa y palabras de aliento a personas en situación de calle.

 

Un numeroso grupo de vecinos de la Parroquia San Pablo Apóstol de Villa Tranquila realiza desde hace tiempo una elogiable labor solidaria con quienes más lo necesitan, especialmente con aquellas personas que por diversas razones está en situación de calle.

 

Conscientes de que la iglesia no es solo un lugar para rezar, sino también un lugar de acción, tanto desde el templo de la Avenida Roca 468, como de las capillas Santísimo Sacramento, María Auxiliadora, Nuestra Señora de Luján y San Miguel, se realiza una gran obra de caridad y contención.

 

“El 70 por ciento del trabajo parroquial es de índole social, que va desde los comedores a hasta la que denominamos “Noche de Caridad”, mediante la cual la parroquia sale a la calle con comida, ropa, pero especialmente con la palabra, para animar y llevarles fortaleza a nuestros hermanos que están en situación de calle”, explicó a La Ciudad el Padre Mario Ghisaura.

 

Se trata de un verdadero “ejército solidario” que integran más de 150 personas, las cuales salen por grupo los martes, miércoles y viernes. En este último caso, los encargados de la misión son jóvenes que recibieron la Confirmación y que asumieron la responsabilidad de poder llevar contención a la gente que está en situación de calle, ya sea en Avellaneda como en Lanús y Quilmes.

“Los fines de semana, mediante las capillas, también ofrecemos meriendas y apoyo escolar”, amplió el Padre Mario, quien hizo hincapié en la que la capilla además de un lugar de ayuda es un lugar de encuentro y que también se puede ir a jugar o a charlar.

 

Una pastoral diferente
Viviana lleva tres años colaborando a través de la parroquia con los más necesitados. Y si bien había empezado los martes con la “Noche de Caridad”, el proyecto solidario fue mutando hasta salir a las calles en búsqueda de ayudar a las mujeres en situación de prostitución, bajo el lema “Una noche de caridad de una pastoral diferente”.

 

“Nosotros somos como un desprendimiento de la ‘Noche de Caridad’, que empezó en julio de 2016. Empezamos con un recorrido que hizo el Padre buscando mujeres en situación de prostitución, después se hizo una especie de recorrido fijo y, cuando cumplimos un año, las convocamos a la parroquia”, comentó Viviana.

 

La vida de estas chicas no es fácil, están expuestas a adicciones, enfermedades, violencia y maltrato recurrente. “Viven una vida un poco complicada y gracias a Dios cinco de ellas dejaron la calle”, relató Viviana, quien describió que “peregrinamos con la Virgen y yo siento que todas se entregan a ella con amor, es muy conmovedor”, dijo emocionada.

 

Con una gran necesidad de dar al prójimo, los integrantes del grupo parroquial les brindan contención y acompañamiento a quienes atraviesan momentos de extrema vulnerabilidad. Y para que ese apoyo no se limite a la salida nocturna, hasta crearon un grupo de whatsapp para mantener el vínculo los siete días.
“Nos comunicamos toda la semana y los miércoles nos saludamos sabiendo que a la noche nos vemos – sostuvo Viviana – pensamos en el abrazo, que si no lo damos nos los reclaman”.
“Le pedimos que piensen, que entreguen todo lo que tienen a los pies de la cruz y que intenten pensarse en otra opción de vida”, remarcó Viviana. Y así lo entendieron y lo asumieron varias de ellas, omo Lorena, que está dejando porque quiere abrir un negocio, o Shirley, que piensa en su kiosco, y Mariel, quien dejó la calle.

 

En primera persona
Mariel estaba por Camino General Belgrano cuando una noche se encontró con parte del solidario grupo de la parroquia, el cual la invitó a visitarlos. Allí, no solo compartió distintas actividades sino que también aprendió muchas cosas. “Aprendí a pelar papas también”, dijo Mariel entre risas.

 

Pero no solo ganó en compañía y en conocimiento. Su presencia en la iglesia también le permitió recuperar lazos familiares que estaban algo cortados. Como con una hermana y un hermano, con quienes, pese a que vivían cerca, no había ninguna conexión ni vínculo. Pero ahora todo cambió. De hecho, la comunidad de la iglesia fue testigo cuando, en las inmediaciones del templo, Mariel y su hermano se cruzaron de casualidad, se saludaron y se estrecharon en un abrazo, que si bien se demoró en llegar, permitió retomar el diálogo fraterno. Como dato anecdótico que reafirma el sentido de “familia” que tienen los integrantes de la parroquia, es que la testigo de ese encuentro entre Mariel y su hermano fue Marta, hija de Emilio, el primer cocinero que tuvo “Noche de Caridad”.

 

Emilio siempre trabajó en la nutrición de la gente y, tras su fallecimiento el año pasado, Marta asumió la responsabilidad y el compromiso social que tenía su padre.
Y ese compromiso también contagia, porque las mismas chicas que de alguna manera volvieron a encauzar sus vidas también ayudan a otras, como hicieron con Érica, quien en su caso se sumó a las “Noches de Caridad” porque su situación familiar así lo ameritaba.

“Yo estoy muy agradecida. Soy casada y mi marido a veces trabaja y otras no, por eso una a veces espera el día de la ayuda, porque lo necesita. Les agradezco mucho a ellas porque además de ayudarme con alimentos, me elevan en lo personal”, expresó Érica.

 

Las necesidades
Todos los insumos necesarios para que la “Noche de Caridad” sea un éxito y se prolongue, sale del bolsillo de la propia comunidad religiosa, por lo que en la Parroquia están abiertos a todos aquellos vecinos y empresas que deseen acercar, sobre todo, distintos productos alimenticios para preparar las cenas para la gente en situación de calle.
“Lo que cocinamos por lo general son guisos; necesitamos arroz, fideos, salsa de tomate, verduras, alitas de pollo, carne, todo viene bien”, enumeró el Padre Mario. “Lo que nos viene bien son las cosas en latas, choclos, arvejas, porque nos permite una mejor conservación”, añadió Marta.

Por otra parte, se necesita ropa de mujer y de niño, y calzado, no solo para asistir a quienes concurren a la parroquia, sino también para enviar al interior, de donde muchas de las chicas son oriundas, y así expandir la movida solidaria a todo el país.

Las donaciones se pueden acercar directamente a la parroquia o a la capilla Santísimo Sacramento de 12 de Octubre 162, indicando que es para “Noche de Caridad”.
Después haría falta todo lo que se usa en una cocina grande, como por ejemplo bolsas de consorcio, elementos de limpieza, utensilios y “si alguno quiere donar la boleta de la luz o del gas, sería una idea interesante para ayudar”, afirmó el Padre Mario.

A pulmón, siguiendo la divina providencia, este grupo de voluntarios y voluntarias es sin duda el brazo ejecutor de una ayuda celestial que a todos les llega cuando las circunstancias de la vida parecen jugar en contra.

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