Monseñor Rubén Frassia: “Que la Virgen bendiga nuestra Patria”

La palabra del Obispo de la Diócesis de Avellaneda – Lanús.

En una entrevista exclusiva concedida a La Ciudad, el Obispo de la Diócesis de Avellaneda-Lanús, Monseñor Rubén Frassia, expresó su mensaje pastoral para estas Fiestas Patronales de Nuestra Señora de la Asunción y se refirió al lema elegido este año: “La alegría del amor es el llamado fundamental que Dios pone en el corazón de cada joven”.
“El lema de este año es el mensaje del Santo Padre para el sínodo de jóvenes para el año que viene en Roma, sobre la vocación del joven y del cristiano. Es muy importante este tema, porque el amor sincero, el amor verdadero, produce alegría. Dios quiere poner en el corazón de cada uno de nosotros, y en especial en los jóvenes, el amor que produce alegría y la alegría que está fundada en el amor, por eso ese es el lema de este año.

 

En nuestra sociedad, y en los jóvenes, por las cosas que uno ve, hay mucha decadencia, fragmentación, disolución de muchas cosas, cierta pérdida de interés, de motivación, de sentido y todo eso después se expresa en desgano. La falta de trabajo, de perseverancia, de sacrificio, las relaciones interpersonales, que son tan circunstanciales y tan efímeras que a veces no tienen contenido, hacen de alguna manera que todo dé lo mismo, crean una cierta desilusión. Y ese no es el proyecto que Dios tiene para nosotros, ni para los jóvenes. Los jóvenes tienen valía, tienen cosas muy buenas, y también las tienen las familias. Lo que pasa muchas veces es que, en el andar de la vida, y con tantos dardos, insinuaciones y tantas presiones, llega un momento que provoca en el joven y en las personas un desequilibrio. Y ese desequilibrio significa un desequilibrio en la relación con Dios, con uno mismo, con los demás, y así la vida se hace cada vez más vacía y sin sentido.

 

“Tenemos que hacer recurso a los valores, que en alguna medida se han ido perdiendo. Tenemos que pensar, con discernimiento, con objetividad, trabajar por el bien común, buscar el bien común independientemente de quien ostente el poder en cada momento y en cada circunstancia. Sumar y no tirar para abajo para que todo fracase. Independientemente de las opiniones, de las ideologías, de los pensamientos, tenemos que ser adultos como nación, como país, tenemos que hacer las cosas bien”.

 

Yo le pido a la Virgen, Ella, que es la asunta, la subida al cielo, la que tiene la plenitud de la gracia que realmente vele por sus hijos, por todos nosotros, por nuestra sociedad, para que de alguna manera aprendamos a respetarnos en la disidencia, en la contrariedad, a cuidarnos, a que ciertamente tengamos un buen trato, porque los argentinos lo necesitamos.

 

Por lo tanto, pedirle a la Virgen que bendiga a nuestra Patria, a nuestra diócesis de Avellaneda y Lanús y que nos ayude a vivir con más libertad interior, esa que provoca alegría y que está fundamentada en algo que es esencial al corazón humano: el amor, el amor a Dios y a nuestros hermanos, independiente de qué color, raza, condición social o de qué partido. Tenemos que aprender a respetarnos y amarnos todos.
Que la virgen esté en el corazón de todos nosotros y que esté también en el corazón de aquellos que tenemos más responsabilidad para orientar, acompañar, proteger y salvaguardar el bien del presente y, sobre todo, el bien del futuro”.

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