Monseñor Rubén Frassia: «La Fe crea responsabilidad»

Entrevista exclusiva con el Obispo de Avellaneda – Lanús.

El Obispo diocesano Monseñor Rubén Frassia dialogó en exclusiva con La Ciudad, sobre el significado de esta celebración religiosa, tan profundamente arraigada en los fieles.

«Estas son las Fiestas Patronales de la Diócesis de Avellaneda-Lanús, la fiesta de la Virgen Nuestra Señora de la Asunción. El misterio que nosotros celebramos es la fe. La Virgen, por ser la madre de Dios, la  elegida para ser la madre de Cristo, es preservada del pecado original, por eso es inmaculada. Al ser inmaculada, al no tener pecado ni vestigios de pecado ni nada que la contamine o debilite, y en mérito a la maternidad divina, es asumida en el cielo en cuerpo y alma. La cabeza es Cristo y ella es la primera, en el mundo de los mortales, por ese privilegio de ser la madre de Dios, la madre de Cristo. La Virgen, sin corrupción en su cuerpo y en su alma, es subida al cielo».

«Uno puede decir… ¿Pero tanto? ¿Con tanta fuerza? Es tan grande el misterio, porque más grande es cómo Dios se quiere comunicar con la humanidad, con los hombres. El misterio más grande es cómo Dios envió su palabra, que es el verbo y se hace carne».
«El misterio de Dios, de cómo elige a una mujer de nuestra raza, a María, una mujer del pueblo de Israel, una judía, para que ella viva ese misterio. Es una cosa muy fuerte para nosotros, los cristianos y los creyentes, celebrar esta fiesta porque de nuevo es la cercanía de Dios, para con su pueblo, a través del hijo.

«Entonces, a través de este hijo, que es Cristo, elige a María para que sea madre. En el misterio, este Cristo que sin intervención humana nace en María, es el verdadero Dios, el verdadero hombre. Y este Cristo se nutre, se alimenta de la sangre y del plasma de María».

«Fijémonos cuánta participación que Dios hace a la humanidad a través de una mujer especialísima. Entonces, esta fiesta es la coronación de que ella sube al cielo en cuerpo y alma».

«Cristo asciende porque es Dios, y María es asumida al cielo. Por eso nosotros, los cristianos y los católicos, adoramos a Dios y veneramos a María. De alguna manera, al ser librados de la esclavitud, María nos trae la esperanza de que uno pueda alcanzar el cielo, la vida eterna y ver a Dios cara a cara. Estas cosas, que nosotros podemos alcanzar allá, tenemos que amasarlas, trabajarlas y cultivarlas acá, en la Tierra».
 
«Adhesión a la verdad objetiva»
El máximo Pastor de la iglesia de Avellaneda y Lanús, se refirió también a muchos de los temas que hacen a la realidad social de la diócesis. A continuación, los principales conceptos vertidos por Monseñor Rubén Frassia:

«Lo primero que uno puede decir es que la fe,  para nosotros, crea responsabilidad. Tener fe no es algo inerte o vacío, sino que porque tengo fe me muevo, doy frutos, hago obras, doy muestras de por qué yo soy creyente».

«Tener fe crea responsabilidad y repercute en la Iglesia, en el bien común y en nuestros comportamientos sociales. Tenemos que pedirle mucha fuerza a Dios, a través de la Virgen, para ir saneando a nuestra sociedad, a nuestro país y al mundo entero. Y también saneando a la Iglesia, porque en todos lados hay problemas, dificultades, gente que responde mal, gente que escandaliza. Miembros de la Iglesia también escandalizan al pueblo de Dios, con mucho dolor y con mucho pesar».

«Mientras vamos caminando por este mundo, vivimos entre luces y sombras. Y tenemos que trabajar fundamentalmente para que la luz sea más presente y para que la sombra se vaya diluyendo cada vez más. Pedirle a Dios que nos de fuerza para seguir viviendo responsablemente, pedirle mayor adhesión a la verdad objetiva».

«No siempre todo lo que se dice es verdad. A veces por ignorancia, otras por decisión y otras veces para incentivar un consumo barato, equívoco o de basura. Los argentinos, que somos inteligentes, tenemos que ser objetivos. Y ser objetivo significa ser coherentes y consecuentes: Lo que está bien está bien para mí y para los demás, y lo que está mal está mal para mí y para los demás.

«Hay que trabajar aceptando las diferencias y el disenso. Las opiniones, aunque sean diversas, no hacen enemigos ni adversarios, es riqueza en la búsqueda del bien común. A veces veo en distintos ámbitos, incluso nacionales, que cuando uno dice algo contrario a una opinión, es mal visto o es criticado. No se debe actuar así, hay que ver por qué se dicen las cosas, si las integramos o no, pero no denostar, no cortar cabeza al otro porque dice algo distinto a mi pensamiento o mi ideología».

«Es importante ver la objetividad, tener respeto por las diferencias y por el disenso, construir una patria de hermanos, una nación que nos involucre a todos, con las responsabilidades propias de cada uno, pasar de ser un habitante a ser un ciudadano».

«Hay que tener un desarrollo en la cultura cívica, estamos lejos todavía de tener criterios cívicos y ciudadanos para tantas cosas, como el comportamiento en las canchas y en las cosas públicas. O la tremenda inseguridad que hay, robos, violencia y mal trato en tantos ambientes».

«La gente está muy insegura, y eso es verdad, y hay que tenerlo en cuenta. Hay que volver a la cultura del trabajo, pedirle a la Virgen que nos ayude en esa cultura, porque nos dignifica y nos construye, las otras cosas nos malcrían y no nos ayudan a ser responsables.

Toda persona tiene derecho a trabajar, pero también tiene la obligación de trabajar. Tenemos derechos, pero también tenemos obligaciones y las dos cosas son parte de la realidad y de la verdad».
 
La despenalización del consumo de droga
El Obispo Monseñor Rubén Frassia abordó por último un tema de candente actualidad, como es la posible despenalización del consumo de drogas y fijó su posición con claridad:

«Alguien puede decir que, porque la Iglesia está en contra de la despenalización del consumo de la droga, estamos diciendo que hay que perseguir al que consume. La Iglesia no es tonta, no dice que hay que perseguir a aquel que consume. Hay que ir a las causas, al que la provoca, al que produce, a las grandes mafias que envilecen a la sociedad e hipotecan el presente y gravemente el futuro, porque la propuesta de droga ha bajado a niveles sorprendentes, llega a chicos de las escuelas primarias. Entonces videntemente hay una intención vil».

«Creo que hay que abrir el discurso y la temática, no se si la solución es la despenalización. Sería importante ver cómo uno trata las distintas cuestiones y cómo utiliza el sistema preventivo, que es fundamental para sanear y para impedir que chicos jóvenes caigan en este flagelo».

«Yo no quiero ser tremendista, pero en algunas villas de nuestra diócesis ha habido muchos suicidios de jóvenes. Esto públicamente no se dice, pero los hubo. Son chicos que no tenían más motivaciones para vivir. Estos nos afecta, nos golpea, y yo no puedo callarme la boca porque sería cómplice».

«Soy un hombre de esperanza y de fe, pero también hay que poner las cosas en su lugar y llamarlas por su nombre, porque es la única manera de que se las puede sanear, curar, mejorar o encausar. Por eso le pido a la santísima Virgen que nos bendiga a todos, tenemos una Nación hermosa, una sociedad argentina que es muy buena, pero que ciertamente ha ido perdiendo en muchos años cierta orientación. Volviendo a Dios en la Fe, se podría volver a una sociedad más justa, más respetuosa, más libre y más responsable. Que Dios nos bendiga y la Virgen nos proteja».

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