Monseñor Rubén Frassia: “Dios es misericordioso, quiere estar con nosotros, con los pueblos, con la gente”

El Obispo diocesano, Monseñor Rubén Frassia dialogó en exclusiva con  La Ciudad y se refirió al significado de las Fiestas Patronales;a la situación social de nuestro país; al reciente Congreso Eucarístico nacional, en el que participaron todas las diócesis de nuestro país;a su visita al Papa Francisco y a la Jornada Mundial Juvenil llevada a cabo en Cracovia, Polonia.

A continuación, transcribimos algunos de los principales conceptos vertidos por Monseñor Frassia durante la entrevista realizada en la sede del Obispado de la calle Ameghino al 900.

 

 

“Las Fiestas Patronales de nuestra diócesis una vez más levantan nuestro espíritu y ánimo, porque la Virgen es la que tiene la primacía y la que ha recibido el misterio y el tesoro más grande de Dios, que es haber albergado en su seno, en su vientre, al hijo de Dios, a Jesús, al hijo de Dios y también al hijo de María Virgen”.

 

 

“María tiene la plenitud del Espíritu Santo, porque es la Mujer que creyó y vio lo que Dios quiso hacer en Ella, y es la Mujer creyente, orante, disponible, que se ha dedicado totalmente al servicio de Dios y ha secundado a su hijo a ser la voluntad del Padre. Un gozo increíble, una humildad extraordinaria y una bondad que no tiene comparación”.

 

 

“María al ser la elegida para ser la Madre de Dios es inmaculada, por eso la inmaculada concepción. Ella no tiene pecado y al no tener pecado tampoco tiene corrupción y por eso no es solo la inmaculada concepción, sino también es la asunción. Ella es subida por Dios al Cielo con ese privilegio. María, como dicen los orientales, cuando se muere es la –dormición- porque Ella no sufre ninguna otra cosa, sino que realmente es el tránsito a ese encuentro definitivo con Dios en las Pascuas”.

 

 

“Las Fiestas Patronales para nosotros también significan eso, un paso de esperanza, de victoria, de ánimo, de consuelo, de fortaleza, de alegría y también de entrega a Dios y a nuestros hermanos, para la diócesis es una fiesta muy sentida y muy religiosa”.

 

 

“En este año hay otros elementos que son también muy importantes. Estamos en el año de la misericordia, donde la iglesia, a través del Santo Padre, ha expresado una vez más en un dicho muy sintético, pero muy especial, que Dios Padre es misericordioso, que su misericordia quiere estar con nosotros, con los hombres, con los pueblos, con la gente”.

 

 

“La misericordia entraña también un diálogo entre Dios y los hombres, un diálogo de trascendencia, de participación, que significa tomar las miserias de los hombres y convertirlas en misericordia, dos palabras que tienen la misma raíz, miserias y misericordia, pero más importante que la miseria es la misericordia, y Dios es rico en misericordia”.

 

“Esta misericordia, esta acción de Dios, que nos perdona los pecados, que nos toma en cuenta, que no nos juzga, que nos salva, nos redime, nos hace de nuevo, provoca en nosotros una actitud importante que es la conversión, que significa que si entra Dios hay un cambio, hay una transformación y tenemos nosotros la posibilidad y a la vez también la responsabilidad de poder ser transformados. Año de misericordia, año de conversión y también nosotros tenemos que repetirlo con los demás”.

 

“Dios es providente, nos cuida, pero también nosotros asemejándonos, pareciéndonos a la actitud de Dios, debemos ser misericordiosos con los demás. Misericordiosos de sus necesidades físicas, materiales y también en aquellas que son espirituales, que a veces no le damos tanta importancia, el buen ejemplo, un buen consejo, una buena palabra, una actitud escucha, una atención esmerada al otro, considerarlo como un par y no como cosa u objeto”.

 

“Somos ciudadanos de los dos reinos, de la tierra y del cielo, como cristianos tenemos un compromiso de pasar por este mundo dejando huella y preparándonos también como peregrinos al encuentro definitivo con el Padre”.

 

“Estamos en los festejos del Bicentenario de la Independencia de nuestra Nación, todos tenemos que vivir como hermanos, como dice el preámbulo de la Constitución Nacional, reconociendo a Dios como un  elemento importante y significativo de nuestra sociedad”.

 

“En esto también tenemos que hacer deberes, nuestro comportamiento a veces como ciudadanos deja mucho que desear, como argentinos dejamos mucho que desear, porque en general tenemos una actitud de bondad, somos sensibles y buenos, pero se ha colado en los estamentos de nuestra sociedad cosas que son muy negativas, la injusticia, la mentira, la corrupción, confundir verdades con mentiras y mentiras por verdades, eso es una moneda corriente en nuestra vida y eso hace mucho daño, no solo a nosotros que lo percibimos o lo permitimos o lo consumimos, sino también a los que nosotros se lo transmitimos, y en eso hay una responsabilidad de proyecto, de presente y de futuro.Creo que es muy importante tener una actitud crítica, no criticona, pero si una actitud crítica de discernimiento, hacernos cargo de las madureces que hemos hecho y también de las inmadureces que hemos cometido, y esto también hay que tenerlo en cuenta. Lamentablemente no veo en algunos sectores y en algunas personas una actitud crítica”.

 

“Por otro lado tenemos la polución de las noticas que llenan espacios y ámbitos, pero que muchas veces no logran el efecto que deberían lograr, tomar conciencia de las cosas y hacernos cargo, modificarnos, pedir perdón y seguir adelante con un proyecto que realmente todavía no está alcanzado, queremos ser Nación, libre, trasparente, trabajadora y justa, que tenga en cuenta a todas las personas, a todos los pobres”.

 

“A mí como Obispo, como Pastor, me duele cuando mediáticamente se usan ciertas palabras que no tienen  la intención de querer al pobre y a veces se los usa, y eso en lugar de hacerme bien me duele, porque a nadie hay que usar y mucho menos al pobre, y entonces como tenemos que atender nosotros a los demás o como tenemos que cuidar nosotros al pobre, cuidándolo en sus dignidades, como persona, en su trabajo, en la obtención del trabajo, en la cultura del trabajo, en el esfuerzo, en el sacrificio, en la formación, que tengan posibilidades, en la familia, a veces damos mensajes más que edificantes y positivos damos un mensaje negativo, destructor, estamos colaborando con el deterioro de nuestra sociedad y de nuestras familias”.

 

“Siempre digo lo mismo -sigamos creando vientos que vamos a encontrarnos con tempestades- hoy más que nunca,en este Bicentenario, tenemos que pasar de habitantes a ciudadanos, no de palabras, sino con obras, con actitudes, esfuerzo y realismo, un sano realismo, las cosas no se pueden cambiar de un día para el otro, pero tampoco se puede poner palos en las ruedas permanentemente, porque tenemos que buscar y trabajar por el bien común, más allá de los partidismos o de las ideologías, la Nación es mucho más fuerte”.

 

“En aquella época de la independencia, también había muchas tensiones y muchos tremendos partidismos, pero supieron con mucha altura postergar sus intereses particulares y pusieron un objetivo de bien común, creo hoy nos está faltando esto”.

 

 

Congreso Eucarístico Nacional

Monseñor Frassia,también se refirió asu participaciónen el Congreso Eucarístico Nacional, que fue celebrado el pasado mes de junio, en la provincia de Tucumán, y que fueron oficiadassignificativas homilías por destacados representantes de la iglesia.

 

“Todas las diócesis estuvieron presentes, más de trescientas mil personas estuvieron allí. Las celebraciones eucarísticas fueron muy buenas, la primera la celebró el Arzobispo de Tucumán, Monseñor Alfredo Zecca; después el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor José María Arancedo; luego el Cardenal y Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, Mario Poli y por último el Cardenal Giovanni BattistaRe, Delegado del Papa Francisco, quien vino a acompañarnos en este Congreso Eucarístico”.

 

“Las homilías de todos ellos fueron muy significativas, el Cardenal Re, estupendo en su homilía, muy profundo, donde reconoce que Cristo es el centro de la definición de nuestra historia y también de nuestra Nación, y donde en El y por medio de Cristo eucaristía, nosotros podemos construir  todas las demás definitividades, todas las demás acciones, lo personal, lo familiar, lo social, lo eclesial, lo político, temas muy bien elaborados”.

 

Jornada Mundial de Jóvenes

La Jornada Mundial de Jóvenes se realiza anualmente en cada diócesis del mundo, el día de Domingo de Ramos, con una ceremonia principal en el Vaticano. Sin embargo, cada dos o tres años se realiza un gran encuentro internacional realizado en una ciudad sede. Esta ceremonia es presidida por el Papa.Cerca de cuatro mil jóvenes argentinos, de los cuales veinticuatro son pertenecientes a la diócesis de Avellaneda-Lanús, participaron de la Jornada Mundial, que fue desarrollada en Cracovia, Polonia.

 

Esteencuentro con el Papa Francisco realmente es muy fuerte, porque en el fondo es no correr en vano y saber por dónde uno tiene que ir, donde tiene que anunciar, donde uno tiene que comprometerse, uno tiene que llevar el mensaje, ser misericordiosos discípulos y misioneros, es decir, cómo hay que comprometerse con la vida en la existencia, en todos los ámbitos, no solamente acotado a un ámbito eclesial, parroquial,de capilla o de un ambiente pequeño, sino que tiene que incidir en todos los ámbitos, en lo humano, laboral, social, familiar, personal, se les está pidiendo a los jóvenes que obren convencidos, que no tengan miedo, y que sean audaces para poder trabajar por la civilización del amor”, señaló el Obispo.

 

El Obispo Rubén Frassia visitó al Papa Francisco

El pasado mes de enero, el Obispo de Avellaneda y Lanús viajó a Roma, y tuvo la oportunidad de ser recibido por el Papa Francisco y concelebrar junto a éluna misa en la Santa sede.

 

“Pedí una audiencia personal con el Santo Padre, y tuve la suerte de concelebrar una misa con Francisco, en la mañana del 1º de Enero,en el Vaticano, San Pedro”.

 

“El Santo Padre después de la misa saludó a los obispos que estábamos ahí concelebrando, había cardenales, y nos dimos un abrazo. Tuve la suerte de ver al Santo Padre el 22 de enero, me recibió en la sala de audiencias, charlamos, le agradecí su presencia, su trabajo en la iglesia, le agradecí mucho el hecho de la creación de los tribunales diocesanos, que son muy importantes para acercar y resolver  más prácticamente y con menos pérdida de tiempo el tema de los matrimonios, la nulidad matrimonial, dificultades matrimoniales, donde  de alguna manera al permitir el Santo Padre crear esos tribunales, reconoce mayor poder al obispo, titular de cada diócesis. Nosotros hemos creado en nuestra diócesis el tribunal diocesano, donde el Obispo es el que tiene  que involucrase más personalmente en cada problemática”.

 

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