Mons. Frassia llamó a los docentes a caminar en la ‘aventura’ del amor tierno y misericordioso de Dios

Cerca de 2500 docentes de la diócesis de Avellaneda-Lanús, celebraron ayer su Jubileo, en una jornada organizada por la Junta Regional de Educación Católica (Jurec) con el lema “El docente, testigo comprometido con la educación integral y promotor de resiliencia”. La actividad se desarrolló en horas de la mañana en el microestadio del club Lanús.

Organizado por Junta Regional de Educación Católica (Jurec) con el lema “El docente, testigo comprometido con la educación integral y promotor de resiliencia”, cerca de 2500 docentes de la diócesis de Avellaneda-Lanús celebraron ayer su Jubileo. Consistió en una jornada de formación, con disertaciones de profesionales, que concluyó con una misa celebrada por el obispo, monseñor Rubén Oscar Frassia.

En su homilía, monseñor Frassia habló de la docencia, de “educar, buscar, encontrar, celebrar y compartir”, y afirmó que “la vida se juega en el amor”: “No podemos olvidar que nuestra vida es para amar y para ser amados. Esa es nuestra vocación y tenemos que ayudar a los demás a que amen y a que sean amados”, aseguró.

“Se nos obliga, se nos exige, mirar la realidad con realismo y reconocer a los sujetos de este tiempo con quien nos toca vivir. Estamos trabajando con realidades muy, pero muy dolorosas; con familias muy, pero muy destruidas; con una cultura disolvente en todos los aspectos que nos podamos imaginar. Pero, sin embargo, la vida sigue siendo vida y el amor debe seguir siendo buscado”, manifestó el obispo.

Monseñor Frassia llamó a los docentes a la misión de “caminar en la ‘aventura’ de saber que Dios es de un amor tierno y misericordioso” y a aprender a vivir la gratuidad de su amor: “No amamos por interés, no nos buscamos a nosotros mismos, no nos quedamos ante los resultados adversos, no nos sentimos derrotados ante los aparentes fracasos, porque ciertamente tenemos que tener una mirada como la tiene Dios”.

En referencia al lema del encuentro, el obispo destacó la paciencia y la resiliencia, y señaló: “Tenemos que seguir levantando a gente que está caída, también tenemos que mirar con esperanza, con ánimo, con sencillez, porque educar es una de las tareas más nobles que tiene el ser humano”.

Monseñor Frassia indicó que “la sociedad está fracasando porque se apartó de Dios, porque se fue encerrando en el individualismo, el consumismo y el ‘vivir sólo por hoy’; no tiene proyectos, no tiene ilusión, no tiene sueños”, y subrayó la importancia de soñar, proyectar y recuperar el trato de los vínculos en la gratuidad. “Educar es formar personas libres, honestas, con valores, con entusiasmo, con libertad y con solidaridad”, sostuvo.

Para finalizar, el prelado pidió al Señor que devuelva el entusiasmo, debilitado “por el desgaste, el estrés, los riesgos, las dificultades personales, familiares, las históricas”, que llevaron a perder claridad en la propia finalidad de nuestra vida, recordó que “lo importante es amar y ser amado”, y recalcó la importancia de la oración diaria en los docentes: “Cuando uno reza por el otro, el otro existe, vale, vale por lo que es y no por lo que pueda aparentar”.

“Que la Virgen nos ayude a ser perseverantes, a confiar y sobre todo a vivir con mucha alegría. Cuando uno tiene alegría, la comparte, la transmite y la comunica. Que Ella nos ayude a seguir dando la vida ya que también nosotros la hemos recibido gratuitamente para darla gratuitamente”, concluyó.

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