Mons. Frassia en Luján pidió una fe “firme” y de “convicciones” durante la peregrinación anual diocesana

“¡Nuestra fe tiene que ser una fe firme! ¡no puede ser tenue! ¡no puede ser opaca! ¡no puede ser ‘ni’, ni si, ni no!, ¡tiene que ser una fe seria, firme!, ¡de convicciones y no de emociones!”, expresó monseñor Rubén Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, al presidir la Eucaristía en la basílica de Luján, el sábado 7 de septiembre durante la peregrinación anual diocesana al santuario mariano.

La diócesis de Avellaneda-Lanús peregrinó al santuario mariano de Luján el sábado 7 de septiembre, con motivo de la fiesta de la Natividad de la Virgen María celebrada el domingo. El obispo diocesano, monseñor Rubén Frassia, presidió la misa en la basílica y rezó especialmente por el papa Francisco y su visita pastoral a África.

Antes de dar la bendición a las familias y comunidades presentes, monseñor Frassia recordó a los fieles una frase del papa emérito Benedicto XVI: “No tengan miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor les ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que, gracias a su fe, siga resonando su Nombre en toda la tierra”.

Durante la homilía, el prelado agradeció a los presentes por haber asistido a la peregrinación: “Hemos decidido venir y honrar a nuestra Madre la Virgen; y venimos a su casa para cumplir con el Señor y agradecer todo lo que Dios nos da a través de Ella y a través de la Iglesia”.

“¡Nuestra fe tiene que ser una fe firme! ¡no puede ser tenue! ¡no puede ser opaca! ¡no puede ser ‘ni’, ni si, ni no!, ¡tiene que ser una fe seria, firme!, ¡de convicciones y no de emociones!”, expresó más adelante, “porque a veces las emociones nos juegan una mala pasada; hacen que nos quedemos en la subjetividad y nosotros tenemos el honor y el deber de quedarnos en la verdad y en la objetividad; aquello que es. Con estas cosas uno no puede darse el lujo de perder el tiempo”.

Luego le pidió a la Virgen que “nos ayude a tener firmeza, a vivir de acuerdo a nuestra identidad, a nuestra pertenencia, a nuestras raíces”, y animó a los presentes a no tener miedo, “porque si uno tiene miedo se deja arrastrar por la debilidad de la falta de fe”.

En segundo lugar, “no podemos ser pasivos”, expresó. “Muchas veces la pasividad es cobardía, es ‘no te metas’, es no pensar, también puede ser no discernir o dejar que todas las cosas ‘se pudran’, que se vengan abajo o se destruyan: ¡Nosotros, en lugar de ser pasivos tenemos que ser activos, concretos, responsables, laboriosos!”, completó monseñor Frassia.

Más adelante, recomendó la caridad: “nuestra vida se juega en la verdad y en el amor (…) Esto es serio, profundo, ¡hay que amar!”, exclamó. Al digirse a la Virgen manifestó: “Queremos vivir resueltamente, como Vos lo haces ante tu Hijo, como lo has hecho ante la Palabra de Dios, como lo has hecho por medio del Espíritu Santo; queremos imitar a tu Hijo, Jesús, y también queremos tener señales tuyas para poder vivir según y conforme tu ejemplo; ser protagonistas y concretos en la caridad”.

Finalmente, monseñor Frassia dejó “en la patena”, “las peticiones personales de ustedes y aquello que han traído se lo ponen en las manos al Señor. Que la Virgen interceda ante Dios por nosotros, por nuestras comunidades y por nuestra bendita Nación”.+

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