Misa de inicio del primer Hogar de Cristo en la diócesis

Bajo la consigna de “recibir la vida como viene”, el domingo 9 de marzo la Diócesis de Avellaneda-Lanús abrió el primer Hogar de Cristo llamado “Madre Teresa”.  

Compartimos la homilía del Padre Obispo Maxi Margni en la misa de inicio del primer Hogar de Cristo en la Diócesis de Avellaneda Lanús:

Un espacio de acogida y esperanza

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy nos reunimos en esta celebración eucarística con un motivo especial: la inauguración del primer Hogar de Cristo en nuestra Diócesis, bajo la advocación de la Madre Teresa. Un espacio de acogida, de misericordia y de amor para quienes más lo necesitan, especialmente para aquellos que enfrentan el drama del consumo problemático.

Siento como un regalo especial de la Providencia de Dios que inauguremos este Hogar de Cristo a pocos días del aniversario de la elección de nuestro querido Papa Francisco, y en este tiempo en que estamos muy unidos en la oración por él ante su delicado estado de salud. Fue él quien, cuando era arzobispo en Buenos Aires, protagonizó los inicios de la Familia Grande de los Hogares de Cristo, con el gesto de lavar los pies a un grupo de chicos que comenzaban un camino de recuperación y con sus palabras invitando a recibir la vida como viene. Hoy nosotros, en nuestra diócesis, estamos tomando la posta de este legado de Francisco.

Nuestra celebración se inscribe providencialmente en este primer domingo de Cuaresma, tiempo de conversión y renovación espiritual, en el que escuchamos el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. Este Evangelio nos ofrece una luz poderosa para comprender la misión de este Hogar de Cristo y el desafío que asumen Mariela, Gustavo y el Padre Marcelo, junto a toda la comunidad que sostendrá esta obra.

La tentación, oportunidad más que peligro

Las tentaciones de Jesús nos muestran que toda prueba en la vida puede ser una oportunidad para crecer. Jesús, después de haber sido bautizado, es llevado al desierto y allí se enfrenta al mal. Y es justamente en la fragilidad del ayuno y la soledad donde el enemigo intenta desviarlo de su misión. Pero Jesús, con firmeza, responde con la Palabra de Dios, demostrando que la tentación no es solo un peligro, sino una ocasión para fortalecer nuestra fe y nuestra entrega.

Esta enseñanza es crucial para todos aquellos que atraviesan situaciones de sufrimiento y de lucha, especialmente quienes padecen el flagelo del consumo problemático. Como nos recuerda el libro del Eclesiástico, la tentación es un desafío que enfrentan los justos. No es castigo ni condena, sino un crisol que puede llevar a una vida nueva.

Las tres tentaciones y la misión del Hogar de Cristo

En el relato de Lucas, vemos tres tentaciones fundamentales:

1. Convertir las piedras en pan: Representa la tentación del materialismo y la autosuficiencia. Jesús nos enseña que el verdadero alimento es la Palabra de Dios. En el Hogar de Cristo, esta verdad se vuelve concreta: no basta con alimentar el cuerpo, sino que hay que sanar el alma, ofrecer una comunidad de amor donde cada persona sea reconocida en su dignidad.
2. El poder y la gloria del mundo: Nos habla del deseo de dominio y control. Jesús rechaza la ambición del poder y nos muestra que el camino del Reino es el servicio y la humildad. Este hogar no será un lugar de imposición, sino de acompañamiento, de escucha y de crecimiento en comunidad.
3. Tirarse desde el templo para probar a Dios: Es la tentación de la desconfianza, de exigir señales y milagros. Pero Jesús nos muestra que la verdadera fe es confiar en el Padre sin condiciones. Esta es la confianza que se siembra en este nuevo hogar: la certeza de que Dios camina con cada uno en su proceso de restauración.

Un camino cuaresmal hacia la restauración
La Cuaresma es un camino que nos lleva a la Pascua. Tiene un inicio, un recorrido y un destino. Así también será el camino de quienes ingresen a este Hogar de Cristo:

• El inicio: La toma de conciencia de la propia fragilidad, la necesidad de ayuda, el deseo de salir adelante.
• El recorrido: Un proceso de sanación que no es mágico ni inmediato, sino que requiere esfuerzo, paciencia y acompañamiento.
• El destino: La restauración de la persona, la redención, el encuentro con la vida nueva que Cristo ofrece en su Pascua.

Queridos hermanos, este hogar nace del amor y de la fe, de la entrega generosa de quienes han sabido escuchar el clamor de los más frágiles. Que el Señor bendiga este proyecto, que sea un verdadero refugio de esperanza y un testimonio de que la misericordia de Dios nunca abandona a sus hijos.

Que María, nuestra Madre, y Santa Teresa de Calcuta intercedan por este nuevo hogar, y que Jesús, vencedor de toda tentación, fortalezca a quienes buscan renacer en su amor.
Amén.

Padre Obispo Marcelo (Maxi) Margni
Obispo de Avellaneda-Lanús 

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