Mirta Soto: “Un instrumento en manos de un chico es el arma más poderosa para ser feliz”

Dirige la Orquesta Sinfónica Juvenil y la Orquesta Escuela de Niños de Avellaneda. Coordinará el Primer Festival Nacional de Orquestas Juveniles en Avellaneda, en el que participarán más de mil chicos de todo el país los días 24, 25 y 26 de noviembre.

La frase es concluyente. Mirta Soto es una voz más que autorizada para opinar sobre el asunto, porque ha dedicado su vida a la música y en los últimos años se ha consolidado como Directora de Orquesta.

Y qué difícil debe ser «dirigir la batuta», sobre todo si los músicos que integran la orquesta son pequeños querubines.

«Los chiquitos no son un problema. El problema son los grandes, porque tienen una edad en la que dejan de ser niños y pasan a ser adolescentes… Es como pasa en el hogar. Cuando los padres dicen: ¡Socorro, tengo un adolescente en mi casa! Bueno, ¡Acá yo tengo un montón!», aseguró con gran simpatía Mirta Soto, Directora de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Avellaneda y de la Orquesta Escuela de Niños local, cuyos inquietos músicos –dice- a veces la hacen rezongar un poco.

En 2005, funcionaba en el Teatro Roma el Conservatorio Municipal de Música, donde Mirta era profesora de lenguaje musical, y tenía alumnos que iban a aprender a tocar distintos instrumentos.

«Como observé que se había formado un lindo grupo, les empecé a pedir a cada uno que trajera su instrumento. Entonces lo que yo les enseñaba intelectualmente, en lenguaje, se lo hacía hacer directamente con los instrumentos. Y eso fue mucho más enriquecedor para ellos, porque enseguida se entusiasmaron. Así empecé», recordó Soto, quien logró, de esa manera, despertar en sus alumnos el interés por la música no como algo abstracto, sino más bien, como algo concreto.

«Ellos no sabían tocar el instrumento, porque no conocían la parte técnica del mismo», prosiguió la Directora de Orquesta. «Y la realidad es que en cualquier instituto o conservatorio de música tardan un tiempo considerable en lograr la ejecución. Aquí lo hicieron desde el principio».

«Pero además, masivamente los chicos van a estudiar música, porque les gusta. Esto se da en todas las épocas, en lugares pagos o gratuitos. Todos quieren ser músicos. Pero a fin de año, cuando ven que tienen que estudiar, queda la cuarta parte. En cambio yo hice al revés y los hice tocar y está conmigo desde hace 8 años», destacó la responsable.

Los jóvenes que hoy integran la Orquesta Sinfónica Juvenil fueron los que se iniciaron en el proyecto de Orquesta Escuela por entonces y que hoy se replica en forma paralela, con alumnos más chicos.

«Estos chicos que yo formé en su momento, ahora están formando a los más chiquitos», resaltó la Mtra. Mirta.

Soto explicó que los chicos aprenden a tomar el instrumento y –de inmediato- a tocarlo. «El mismo día que les explicamos la teoría le enseñamos la práctica. Por ejemplo, que el arco se tira tal manera o que el clarinete se sopla de tal otra para sacar el sonido. Y los ponemos a todos como si fueran ejecutantes de una orquesta y así van tocando».

Según la Maestra «a los chicos les encanta la orquesta y los padres los traen con mucho entusiasmo. Porque el estudio de la música es muy tedioso, pero llevado de esta manera se hace muy dinámico. Esa es la diferencia entre un conservatorio y una orquesta – escuela. Aquí se les enseña a ser músicos de orquesta, desde el primer día, con el instrumento que no saben tocar. Es algo fantástico», señaló, orgullosa.
A la hora de recordar sus comienzos con el arte «del lenguaje universal», Mirta contó que su abuelo «era un amante de la música y escuchaba las óperas por la radio».

«Desde chica me mandaron a aprender música. Primero hice danza, después aprendí algunos instrumentos (principalmente el piano) y más tarde me recibí de Profesora Nacional de Música, en el Conservatorio Nacional Carlos López Buchardo, que por entonces era el único que otorgaba un título oficial».

«Mi primer maestro fue Humberto Carfi, que era concertino de la Sinfónica Nacional. Y él me dijo una vez: ya te recibiste. Ahora cerrás el piano, no te casás, tocás solamente la viola y vas a hacer lo que yo te diga», rememoró entre risas Soto, dejando en claro la rigurosidad que marcaría su formación musical.

Su perfeccionamiento académico se completaría con dos becas del Gobierno Español y del Instituto Iberoamericano, para realizar estudios de perfeccionamiento en España.
Mientras tanto, con la viola como su instrumento predilecto, integró varias orquestas, entre las que se enumeran: Orquestas Juvenil de Radio Nacional, Sinfónica de Mar del Plata, del Teatro Argentino de la Plata y del Teatro Colón.

Su currículum refleja, además, que fue Rectora del Instituto Municipal de Música de la Municipalidad de Avellaneda (IMMA).

Y también fue la Fundadora y Directora del conjunto de «Música Antigua de la UB», (Universidad de Belgrano), realizando numerosos conciertos nacionales e internacionales.

Un final de temporada, a toda orquesta.
«Luego me volqué a la docencia hasta que creé esto que estoy viviendo ahora, de lo que estoy feliz y contenta de la vida», continuó relatando la Mtra. Soto.
«Tener un espacio como este es algo fantástico. Tiene una función social muy importante y es una actividad integradora, porque el chico deja de ser individual, y aprende a compartir, a ser solidario. Y aparte de desarrollar diferentes habilidades, aprenden la cotidianeidad, el día a día, y se forma un lindo grupo», destacó.

«Se desarrolla mucho el hemisferio izquierdo –porque está en constante ejercicio- que es el de la creatividad y que favorece el aprendizaje en otras materias.
Literalmente la música les abre la cabeza.

Además, la música es una caricia al alma y un lenguaje universal. Un instrumento en manos de un chico es el arma más poderosa para ser feliz, porque lo saca de la inercia y del ocio», sostuvo.

Satisfecha por el camino recorrido hasta aquí, pero con la convicción de seguir concretando ambiciosos desafíos, Mirta Soto aprovechó esta entrevista para convocar a los vecinos avellanedenses a disfrutar de un evento inédito en nuestra ciudad: el Primer Festival Nacional de Orquestas Juveniles en Avellaneda, en el que participarán más de mil chicos de todo el país.

«Superó ampliamente mis expectativas. Y no solamente vienen de todos los rincones de la Argentina, ya que hay una orquesta que viene desde Chile, así que de alguna manera se ha vuelto un festival internacional.

Tuvimos que cortar la convocatoria porque seguían inscribiéndose. Este es un festival que es totalmente pedagógico y de intercambio cultural, no solo para los chicos, sino también para los profesores y los directores de las orquestas», subrayó la Directora General del evento.

«Lo cierto es que se vivirán 3 días muy intensos (24, 25 y 26 de noviembre), para todos nosotros y para el público en general, porque cada jornada comenzará a las 10 de la mañana, con conciertos en el Teatro Roma y en el Auditorio Rodríguez Fauré. Y el último día, se va a hacer en Plaza Alsina el Gran Concierto Avellaneda, que brindará la mega-orquesta conformada por esos 1040 chicos inscriptos, más los profesores, más los directores y 3 coros, también de chicos».

«Escuchar a toda esa masa de chicos, además de los coros, va a ser muy enriquecedor para ellos, por el intercambio, y para el público algo muy emocionante. Ahí está lo valioso: que los chicos puedan hacer emocionar a los adultos», concluyó.

Será el broche de oro para este 2012, que en Avellaneda terminará «a toda orquesta»…

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