Miles de fieles llegaron al Vaticano para despedir al Papa

Comenzaron a llegar a Roma desde todo el mundo para participar mañana de la última audiencia pública de Benedicto XVI y acompañarlo en sus últimas horas de pontificado, hasta que el jueves renuncie y abandone la ciudad.

Desde hace días, la Plaza San Pedro y sus inmediaciones se preparan para recibir una oleada estimada en hasta 200.000 peregrinos llegados de todas partes del planeta, que vivarán mañana -desde las 10.30 hora local- la presencia del Papa alemán, quien los saludará en el Papamóvil y luego les regalará el último y esperado mensaje público de su papado, en una catequesis desde el frente de la Basílica de San Pedro.

En medio de un megaoperativo de seguridad participarán de la audiencia personalidades de Italia y del mundo, así como todo el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede y los cardenales de distintas partes del planeta que ya están arribando al Vaticano ante la inminencia del cónclave que deberá elegir al sucesor de Benedicto XVI.

Hoy, el vocero vaticano, Federico Lombardi, informó que Joseph Ratzinger seguirá llamándose “Su Santidad” y tendrá el título de “papa emérito” o “Romano Pontífice emérito” cuando efectivice su dimisión.

Una vez que deje de ser papa, Benedicto XVI vestirá sotana blanca, sencilla, y seguirá usando unos zapatos que recibió como regalo durante su viaje a México del año pasado, agregó Lombardi.

Tras la audiencia pública, el Papa recibirá mañana en la Sala Clementina al presidente de la República Eslovaca, Ivan Gasparovic; a los Capitanes Regentes de la República de San Marino, Teodoro Lonfernini y Denise Bronzetti; al presidente de Baviera, Horat Seehofer, y al copríncipe de Andorra, el obispo Joan Enric Vives Sicilia, según informó hoy la oficina de prensa del Vaticano.

En tanto, un total de 2.000 efectivos de seguridad se desplegarán en las inmediaciones de la Plaza San Pedro para la ocasión, y la ciudad de Roma brindará servicios similares a otros grandes eventos como fue la beatificación de Juan Pablo II, en mayo de 2011.

La plaza, que será escenario mañana del último contacto público del Sumo Pontífice con los fieles, estará dividida por sectores, destinados a las distintas personalidades que asistirán y a los numerosos peregrinos.

Por su parte, los comercios, kioscos y carritos que se encuentran en las callecitas cercanas al Vaticano y alrededor de la plaza buscan aprovechar el aluvión de turistas para “liquidar” todos los souvenirs con la imagen del papa alemán.

Desde rosarios, medallas y tarjetas, hasta tazas, llaveros y todo tipo de recuerdos se ofrecen como saldos y ofertas.

La famosa Via della Conciliazone, que desemboca en la plaza, está preparada para recibir a la marea humana que se va desplegando por estas horas para ser parte de estas jornadas históricas.

Para no perder detalles de estos días cruciales en la vida de la Iglesia católica, cientos de periodistas se acreditaron ante la oficina de prensa de la Santa Sede, que debió abrir un centro especial para albergar a cronistas, fotógrafos y camarógrafos de todo el mundo, que funciona desde hoy en el Aula Paulo VI, donde tradicionalmente se realiza las audiencias públicas de los miércoles.

En tanto, para las próximas horas se espera la llegada a Roma del arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Jorge Bergoglio, quien -junto al cardenal Leonardo Sandri, que reside en Roma y se desempeña como ministro para las Iglesias Orientales- serán los representantes argentinos en el cónclave de cardenales que definirá quién será el nuevo pontífice.

Bergoglio y Sandri, de perfiles muy distintos, se sumarán a los más de 110 cardenales de todo el mundo que empezaron a llegar a Roma para participar de las reuniones previas al momento cumbre, que será convocado una vez que Benedicto XVI haga efectiva su renuncia, el jueves a las 20.

Para ese día se espera que el Santo Padre se despida de los cardenales por la mañana y a las 17 se aleje del Vaticano en helicóptero, rumbo a la residencia de Castengandolfo, donde permanecerá hasta que concluyan las tareas de refacción del monasterio donde vivirá luego.

Cuando deje el Vaticano esa tarde, a modo de despedida y homenaje, sonarán las campanas de todas las iglesias romanas, en un momento muy emotivo que quedará grabado en los oídos de quienes tengan el privilegio de asistir a estos días históricos en Roma.

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