Maximiliano “Moscato” Luna, de Domínico al mundo

Un talentoso guitarrista que recorre los escenarios de la Argentina y el exterior.

“Necesitaba un cable a tierra, algo para salir de la calle y de la vagancia. Por eso fue que agarré una guitarra que había tirada en mi casa y arranqué a tocar por mis propios medios. Por suerte, no paré nunca más”. Con esta frase presenta Maximiliano “Moscato” Luna (35 años) su increíble historia de amor con la música.

El joven nacido en Avellaneda tenía por entonces 15 años y le costaba mucho estudiar -“era muy vago para los libros”, reconoce- por eso se avocó por completo a su guitarra y trató de sacarle algo bueno. “Siempre me gustó la música, pero hasta ese momento no me animaba a tocar. Pero cuando lo intenté me fascinó y empecé a interiorizarme y aprender -siempre en forma autodidacta- y pude lograr avanzar muchísimo”, cuenta Luna, quien vivió en Pico y Campichuelo (Villa Domínico) hasta los 21 años.

Con el paso del tiempo y más aceitado, un día el joven se animó y se dirigió a San Telmo para demostrar sus dones y poder mostrarse frente al público y sus colegas lo que hacía: “Recuerdo que ahí tocaba en la calle y algunas veces en algún bar que me abría las puertas”. Pero “Moscato” sabía muy bien la habilidad natural que poseía para formar melodías y también tenía muy en claro lo que pretendía para su vida desde ese momento. “Así fue como en ese lapso me sumergí en el ambiente de los músicos y me hice amigos de diversos artistas. Eso me ayudó muchísimo a poder actuar en más bares (por ejemplo me presenté varias veces en “El bar de Julio”, que se encuentra en Diagonal Norte, muy cerca del Obelisco) y la gente me fue cociendo a mí y lo que hacía”, cuenta entusiasmado al Diario La Ciudad de Avellaneda.

El estilo de música que realizaba Luna era mayormente del mundo del folclore y sólo tocaba la guitarra (guitarrista rítmico o guitarrista instrumental). Sin embargo, luego de deambular por varias zonas y tipos de escenarios, Maxi empezó a frecuentar en las milongas. Sí, las tanguerías fue su nuevo refugio y su gran trampolín hacia el reconocimiento: “Gracias al Tango acompañé a

grandes músicos como “Negro” Falótico, Walter “Chino” Laborde, Rita Cortese, Juan Villareal, entre otros. Y a partir de 2006, cuando ya estaba afianzado con el folclore y tango pude viajar mostrando mi arte por todo el interior de Argentina y, además, transmitiendo las melodías de mi amada tierra en varias ciudades del exterior”. Entre los países que pisó el gran guitarrista autodidacta están Chile, Brasil, Francia, España, Alemania, Polonia y hasta Corea, en 2012. Un verdadero ejemplo.

Por su parte, “Moscato” explica que el Tango que realiza es “el de la vieja guardia”: “Especialmente toco varias canciones del gran Carlos Gardel, ya que le gusta mucho a los extranjeros y es un honor representarlo. Es muy lindo lo que se arma en los shows y estoy muy feliz de poder ser un transmisor de las raíces de mi país hacia el exterior”.

No obstante, el avellanedense tampoco se olvida del folclore, ya que es donde incursionó de chiquito. En varios espectáculos de él se pueden escuchar de su guitarra hermosas melodías de clásicas zambas, chacareras, gatos, etc. “Soy un músico popular”, se define.

Tal es así, que la agenda de Luna (quien en 2014 lanzó su primer disco solista, presentándolo en el Centro Cultural Torquato Tasso) está completísima hasta agosto. Por ejemplo, a fines de marzo se fue de gira a la provincia de Tucumán con la cantante de folclore Yamila Cafrune (hija del recordado Jorge Cafrune), quienes van a realizar diferentes show juntos. Luego tiene fechas programadas con su Trío (el cual se compone del mismísimo Luna en primera guitarra, Rodrigo Albornoz en segunda y Mariano Escobar en guitarrón).

Además, como si todo esto fuera poco, se encuentra armando proyectos de presentaciones y disco con “uno de los mejores violeros del mundo”, Juanjo Domínguez. “Estoy muy agradecido por todo el laburo que tengo, pero hay que saber muy bien administrar el tiempo y la economía, porque hoy podes tener poco o mucho y mañana nada. Yo nunca me voy a olvidar de dónde vengo y todo lo que peleé para ganar mis primeros pesitos para comprarme discos o cosas para la guitarra”, agrega.

“Moscato” no sólo no olvida sus raíces, como “las calles de tierra y cazar ranas en las zangas”, sino que también visita seguidamente al barrio: “En Domínico tengo a mi mamá y hermana, además de amigos y muchos conocidos. Nunca me voy a olvidar dónde nací y que mis primeros pasos fueron en Avellaneda. Siempre lo llevaré en el corazón”

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