“Es muy importante reconocer a las plantas que se usan para medicinales que crecen en zona bonaerense. Son muchas las variedades con propiedades medicinales”, explicó el especialista Mario Castro en un taller que realizó en la Cooperativa Unión Solidaria de Trabajadores (UST) de Sarandí junto al técnico Alejandro Taladriz, ambos del INTA Avellaneda.

Castro explica que este tipo de plantas con propiedades “se forman, generalmente, de manera silvestre o en las huertas donde sin saber se las consideran malezas y no se las aprovecha en todo su potencial”. Mientras hablaba un agradable aroma a caléndula llenaba el aire del otoño desde una olla humeante.

Ambos técnicos trabajan junto to a la Dirección de Promoción de la Salud del municipio de Avellaneda y que busca formar un equipo que ayude con la atención primaria en esa zona de municipio de Avellaneda.

Ambos especialistas coincidieron en que es clave reconocer que estas plantas medicinales pueden cultivarse en forma urbana tanto en soportes colgantes como en macetas. “El uso del compost orgánico ayuda a cuidar los sustratos de las macetas generando los nutrientes necesarios para su óptimo crecimiento”, indica Taladriz.

“Es deseable –sumó Castro– que las familias mejoren su calidad de vida y que aprovechen estos saberes para ponerlos en práctica a partir de su conocimiento y clasificación.” Y agregó que para esto “Busco incorporar todas las plantas medicinales que encuentro para hacer desde ahí talleres y cursos para que los interesados aprendan a reconocerlas”.

En esta oportunidad en la UST se avanzó en la elaboración de una crema de caléndula para la piel. Esta es parte del objetivo de estas capacitaciones que buscan la confección de un botiquín de plantas medicinales alternativas que conste además de tintura de carqueja, como protector hepático; y un jarabe de anacahuita que ayuda a temas bronquiales.

Calidad de vida
La UST es un centro educativo, recreativo, de producción agroecológica y desarrollo sustentable en la zona conocida como la “Quintas de Villa Dominico” o “La Costa de Dominico”.
Allí trabajan en horticultura, crían animales de granja y venden huevos. Incluso están los que producen lechones, dulces y conservas, entre las actividades con más tradición.
Sus objetivos, destacan los cooperativistas, se relacionan con mejorar la calidad de vida de los trabajadores y de la comunidad donde vivimos, ser un lugar de recreación, inclusión y esparcimiento para los trabajadores y sus familias, que articule con el trabajo comunitario de la Mesa de Organizaciones Barriales y desde el Polideportivo de la UST.