Mateo Anich y el apasionante desafío de reconstruir la historia de Dock Sud

A los 73 años, participa activamente en la vida social de su barrio. En la foto junto con su esposa Noemí.

Cuando uno accede a la historia de vida de Mateo Pedro Anich, no puede creer cómo le alcanzó el tiempo a este hijo de inmigrantes croatas para concretar todo lo que se propuso, a lo largo de sus 73 años, en el barrio que lo vio nacer.

Tal vez la explicación de la concreción de todos esos sueños radique en su amor incondicional por “el Docke”, en donde vivió toda su vida, y de donde difícilmente pueda alejarse alguna vez.

Su participación activa en distintas entidades y su intachable trayectoria profesional lo convierten en uno de esos vecinos destacados. Y su incansable afán por investigar los orígenes de su barrio lo trasforman en un testigo -y protagonista, al mismo tiempo- de la historia de Dock Sud.

“Como siento al barrio, siempre traté de hacer algo por él”, dice con orgullo Anich, en una de las habitaciones de su casa de la calle Facundo Quiroga, que hace algunos años ocupaba su hija menor.

Mateo ha acopiado una gran información, que a esta altura se torna invaluable: fotos, planos municipales, datos de los primeros pobladores. “Estamos recopilando la historia de Dock Sud, aunque es difícil, porque no hay material escrito que hable del nacimiento del barrio y de cómo fue su población”, explicó Anich.

“Todo esto era un pajonal, como quien dice, un pozo. Cuando se empezó a construir el canal homónimo, se hizo la planificación del pueblo. El Ingeniero Huergo, que trabajó en la empresa, hizo una diagramación de las calles en una cuadrícula perfecta”, destacó con entusiasmo.

Sobre sus propios orígenes, Mateo contó que sus padres eran oriundos de una pequeña isla del Mar Adriático, Hvar (República de Croacia) y llegaron a la Argentina dispuestos a trabajar. Su padre, escapando de la primera guerra mundial, ya que era oficial del ejército austro-húngaro, entró por un hermano que ya estaba acá, en una compañía naviera. Su madre, fue directo a trabajar al campo. “Después mi mamá trabajaba en mi casa y mi padre era un trabajador del puerto (patrón de abordo, durante muchos años). Me dieron lo que me podían dar. Yo traté de que mi hijas y mi esposa tuvieran algo más que eso”, señaló.

En su infancia, Anich asistió al jardín de la Escuela Sociedad Italiana y en la primaria, a la Escuela Nro. 9. Ya en la secundaria, en la Escuela Nacional de Comercio de Avellaneda, interrumpió sus estudios para ingresar a la Aeronáutica Argentina, donde permaneció 35 años hasta su retiro.

Durante su carrera, en 1976, fue seleccionado para cubrir un cargo en la Agregación Aeronáutica de la Embajada Argentina en la República de Bolivia, donde por su destacada labor fue condecorado por el presidente de ese país.

Su esmerada dedicación “al servicio de la patria”, no le impidió a Mateo desarrollar otra infinidad de actividades, igualmente gratificantes.

Mateo recordó que “antes de entrar en la fuerza aérea, había empezado a estudiar magia y prestidigitación, y eso me llevó a entrar en la Entidad Mágica Argentina, donde me hice de muchos amigos. Esa actividad me permitió conocer, por ejemplo al legendario mago Fu Manchú. Esa también fue una parte importante de mi vida profesional y un sustento desde el punto de vista material”, reconoció el especialista en trucos con las manos.

Vocación de Servicio
“En la Fuerza Aérea estuve en varios destinos, y con varios jefes y alcancé el grado de Oficial Mayor. Luego de eso, ingresó en la administración pública, a trabajar como empleado en el Instituto de la Vivienda de la Fuerza Aérea, ocupando la secretaría de Directorio y después fui jefe de personal de servicios”, repasó Mateo, al tiempo que agregó: “No me quedé quieto nunca. Siempre traté de seguir haciendo otras actividades, de mantenerme en alguna institución, de formal algunas instituciones, también, muy conocidas acá en el barrio y dentro de mi entorno”.

Fiel a sus raíces, Mateo Anich es el actual Presidente de la centenaria Sociedad Mutual Yugoslava NAS DOM, y ha integrado su Consejo Directivo por más de 20 años.
Al mismo tiempo, Anich reparte su tiempo entre las distintas entidades en las que colabora activamente. Es Presidente de la Comisión Fiscalizadora de la Mutual “Alas Unidas”, que él mismo fundó. Pertenece a la Comisión Permanente del “Día del Niño” en la Argentina. También es Revisor de Cuentas en la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Dock Sud y representa a la Mutual NAS DOM en el Consejo Vecinal de la Delegación Municipal.

En su momento, también fue Vocal de la Mutual Jorge Newbery y Protesorero de la Asociación Civil Memoria Dockense y participó en la Liga Pro Comportamiento Humano. Además fue Secretario de la Asociación Civil Jorgovan (conjunto de música y danzas).

Entre uno de los logros locales, Anich resalta la satisfacción que significó la instalación de la red de gas natural en Dock Sud, por iniciativa suya y de su esposa. “desde Mazzini hasta Huergo y desde Alem hasta la autopista, no teníamos gas. Teníamos supergas y era un consumo terrible. Así que diagramamos todo, hicimos una volanteada (en esa época era todo con máquina de escribir y fotocopiadora) en la época del gobierno de González y tuvimos una gran aceptación entre los vecinos. Y el hecho de tener gas natural fue una ventaja enorme”, mencionó sonriente.

Sin darse cuenta, a Mateo se le pasaron los años. Realmente había que ser mago para estar en todos lados, colaborando desinteresadamente con la comunidad y garantizándole a su familia un buen pasar económico. Pero en el camino, tal vez lo que lamenta fue no ver crecer a sus hijas. “Hoy tenemos con mi esposa Noemí el orgullo de tener a dos exitosas profesionales. Dorina es profesora de ciencias políticas y contadora, y Juliana que es periodista deportiva, especializada en fórmula 1, y traductora de inglés”, aseguró.

“Noemí me aguanta todo, porque prácticamente vivo en la calle. Siempre fue un apoyo para todos, porque yo no estaba nunca en mi casa”, reconoció.

Por toda su labor, Mateo ha recibido innumerables reconocimientos. “Tengo diplomas para empapelar dos casas”, bromea.

“Siempre me apasionó la investigación. Actualmente sigo juntando cosas y participo en el blog del barrio, aunque a veces me peleo un poco con la computadora. Ahora estoy escribiendo para un Congreso que se presentará en Valentín Alsina, sobre la historia del arquitecto Victorio Sulsic, quien construyó el hogar yugoslavo y el mismo que hizo la cancha de Boca y las arcadas del mercado de abasto”, dijo, sobre su presente inmediato.

Cuando uno le pregunta cómo se define, rechaza algunas posibles acepciones: ¿Historiador, escritor, investigador, periodista? “Nada de eso, soy Mateo para todos”, finalizó.

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