Más de 500 chicos carenciados asistirán al Programa de Verano de la UNLa

El objetivo es brindar un mes de jornadas gratuitas de deportes y actividades culturales a chicos comedores escolares y comunitarios de Lanús y Avellaneda. Los chicos además reciben almuerzo y merienda y profesionales controlan su salud. Se realizará hasta el 29 de enero. Está previsto, para los más grandes, un taller inicial de oficios. Y los padres de los chicos pueden realizar otro de confección de indumentaria.

“Los derechos de los niños no se toman vacaciones”. Ese es el nombre del Programa de Verano que la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) desarrolla en su campus académico hasta el 29 de enero (arrancó el martes 5 de enero), por undécima temporada consecutiva. Su objetivo es posibilitar el acceso de chicos de hogares de escasos recursos a actividades culturales deportivas y recreativas gratuitas, en el marco de la difusión de la Convención Internacional de los Derechos del Niño. La idea base es que, además de pasar un día de recreación al aire libre, los pibes conozcan sus derechos y tengan un primer acercamiento a la Universidad pública.

Durante el programa, las más de 30 hectáreas de la UNLa reciben diariamente a 500 chicos de 5 a 12 años, por día, de lunes a viernes, de 13 a 17.30. Allí practican deportes, hacen actividades culturales y reciben un refuerzo de almuerzo y una merienda. Además de los talleres recreativos, los chicos ven espectáculos artísticos y reciben revistas escolares donadas por la Fundación Noble.

Los talleres que los chicos aprenden son de dibujo, ajedrez, teatro, juegos, bijouterie, porcelana y percusión, mientras que profesores de educación física les enseñan iniciación de práctica deportiva, donde aprenden nociones de rugby, fútbol, básquet, softball y vóley. “Los elegimos porque, por lo general, varios de ellos son deportes a los que estos chicos no tienen acceso. Queremos que conozcan cosas que tiene limitadas por su estado económico y social”, explica Julián Loiseau, uno de los coordinadores del programa y también del área deportiva de la Universidad.
Además, está previsto para los más grandes, un taller inicial de oficios (trabajos en madera, herrería, reciclado, uso de las herramientas, etc). Y los padres de los chicos pueden realizar otro de confección de indumentaria.

Además de los 24 profesores y becarios de la UNLa que participan del programa, los chicos reciben chequeos médicos (talla, peso, corazón, certificado buco-dental) y tienen a su disposición enfermeros en forma permanente.

La UNLa pasa a buscar en micros a los chicos de los comedores Madres de Villa Porá, Héroes de Malvinas, Eva Perón y Rincón Feliz, de Lanús, y Antilco, de Dock Sud, para trasladarlos a su sede.

El programa se desarrolla desde el año 2000, pero fue en la temporada anterior cuando los profesores se dieron cuenta de que los chicos que venían de los comedores llegaban con ciertas carencias alimentarias.

“Veíamos que los chicos tenían dolores y estaban algo debiles; no podían desarrollar las actividades que proponíamos, por lo que decidimos con fondos de la Universidad y donaciones de empresas, entregar alimentos”, explicó Loiseau.

El Programa
El programa se inició en el año 2000 y ya pasaron por él unos 20 mil chicos del distrito. Y otro de sus objetivos es que los chicos perciban a la casa de estudios como algo cercano, un sitio que resulte ser el disparador de sus aspiraciones. Aunque por ahora la ven como “la escuela grandota, para gente grande”. Los organizadores esperan que esta perspectiva se vincule con que todavía “son muy chiquitos. Esto habla de que ya adquirieron la idea de que hay algo más. Ya saben lo que es la universidad”.

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