«María, peregrina de nuestra historia y servidora de la Patria»

Presbítero Gustavo Ercolino, Párroco de la Catedral Avellaneda – Lanus

Bajo ese lema, las Fiestas Patronales de la Diócesis Avellaneda – Lanús tendrán lugar el domingo 15 de agosto en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción – Catedral de Avellaneda Lanús- y en la Plaza Alsina de Avellaneda. Como cada año, toda la comunidad se reunirá fraternalmente con motivo de la conmemoración de la asunción a los cielos en cuerpo y alma de la Santísima Virgen María.

En el marco de esta gran celebración, el Presbítero Gustavo Ercolino, cura de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción – Catedral de Avellaneda Lanús-, dialogó con La Ciudad y brindó su mensaje para la comunidad diocesana.“Este lema lo pensamos por tres situaciones particulares que están sucediendo en la Diócesis.

Primero, el contexto del Bicentenario. Después tenemos en cuenta que, a partir de este 15 de agosto, el Obispo (Monseñor Rubén Oscar Frassia) decreta un año jubilar con motivo de cumplirse los 50 años de la Diócesis de Avellaneda – Lanús. El año jubilar finalizará el 15 de octubre de 2011. Por lo que será todo un año donde habrá una serie de celebraciones y acontecimientos religiosos y diocesanos, que van a enmarcar justamente esto de los 50 años de la Diócesis. Y el tercer hito que se abarca en el lema, es que funciona -mejor dicho- rige la vida de nuestra iglesia diocesana un plan pastoral. El plan pastoral fue diseñado por el Obispo en estos últimos 5 años, haciendo hincapié y potenciando cada año uno de los elementos básicos de la iglesia: lo celebrativo, el servicio y la misión. Este año justamente toca el tema del servicio, la diaconía. Entonces con este lema le consagramos a la Virgen y ponemos en sus manos esta triple dimensión diocesana. El año del bicentenario que nos compete y nos convoca a todos los argentinos. María ejemplo de servicio y de disponibilidad hacia el hermano, hacia el que sufre, hacia el necesitado. Y esto tan importante de cumplir 50 años como Diócesis donde la Virgen marcó el camino principal”.

Ercolino comentó con entusiasmo cómo fue su llegada a la Catedral, donde asumió como párroco hace 5 meses. “Llegué a la Catedral el 14 de marzo del corriente año. Y fue algo sorpresivo, porque cuando el Obispo (Frassia) me convocó para esto, yo no lo esperaba. Aunque nosotros los sacerdotes tenemos que estar siempre disponibles y atentos a que venga un cambio siempre posible. Porque yo estuve 11 años como párroco en Santa Faz, una hermosa parroquia de barrio en Lanús Oeste, en Villa Industriales. Allí viví momentos muy lindos y crecí mucho como sacerdote, en una comunidad hermosa en todo sentido, con muchas vivencias. Pero, fue una etapa cumplida. Y nosotros, somos sacerdotes de la Iglesia y no de un lugar determinado. Así que tenemos que estar disponibles a lo que el Obispo necesite de nosotros. Así que cuando él me convocó en febrero para ofrecerme la Iglesia Catedral, me sorprendió, me llenó de mucha alegría, me sentí muy halagado, honrado. Porque ser párroco de la Catedral es un gran desafío, una gran responsabilidad y, sobre todo, una muestra de confianza de parte del Obispo. Algo que realmente me moviliza como sacerdote”, reconoció emocionado el Padre Gustavo.

Catedral de Avellaneda Lanús tiene una doble dimensión
En relación a la gran responsabilidad que asumió al frente de la entidad madre de la Diócesis, Ercolino explicó que “La iglesia Catedral de Avellaneda Lanús tiene una doble dimensión. Por un lado es parroquia, y como toda parroquia tiene su vida propia. Sus movimientos, sus instituciones (la acción católica, los jóvenes, la catequesis, los matrimonios). Tiene su ritmo propio y el párroco lo tiene que acompañar, lo tiene que promover. Además aquí aparece la figura del párroco como pastor, el padre que alimenta a la comunidad desde la palabra, desde los sacramentos. Pero también está la otra dimensión catedraligia. Cuando hablamos de una Catedral, hablamos de la Sede del Obispo. La palabra Catedral viene de cátedra.

Es el lugar donde el Obispo, como cabeza de la Diócesis, enseña. Como Maestro, imparte su doctrina. La doctrina del evangelio. Y desde ahí orienta, guía, pastorea, acompaña al pueblo que se le confía. Y los curas somos sus colaboradores directos, nada más. Entonces ser párroco de la Catedral es acompañar de una manera muy cercana el ministerio del Obispo, en la Diócesis y en este punto de referencia que es la Catedral. Y que a su vez, como punto de referencia, es el punto de unión. Porque la Iglesia es una sola, por más comunidades, carismas y movimientos que tenga, es una sola. Cristo la quiso una. Y es una sola familia”, afirmó con solemnidad el cura párroco.

Objetivos primordiales: la Catedral y la Casa Parroquial
Como cada año, la comunidad diocesana proyectó una obra. Y en esta oportunidad los objetivos primordiales fueron la Catedral y la Casa Parroquial. Ercolino señalo que “tanto la Catedral como todos sus edificios lindantes, necesitan mantenimiento. En primer lugar, tenemos que mantener lo que hay. Porque todo tiene un deterioro, todo tiene el proceso propio del paso del tiempo. Los techos que se llueven, los caños que se rompen, la pintura. El templo; la sacristía y sus inmediaciones; la Casa San José, que es un lugar importante donde allí se reúnen los grupos. Eso por un lado. Y por otro lado, un legado que me dejó mi antecesor, el Padre José Correia, y a lo que este año pensaba darle un énfasis especial, era la casa parroquial, donde vive el sacerdote. Desde hace muchísimos años no se le hace nada. Entonces ahora estamos con el consejo económico, viendo, estudiando qué posibilidades hay de reformarla o reubicarla. No sólo para quienes vivimos aquí. Aquí habitamos dos sacerdotes y dos seminaristas que vienen los fines de semana a cumplir su labor pastoral. Todo eso implica que la Casa Parroquial tenga todas las comodidades suficientes, el espacio necesario, para que sea digna de ser habitada por aquellos que tenemos que llevar adelante la pastoral. Y esta casa así como está requiere al menos de una remodelación”, reconoció Ercolino.

La vocación
Continuando con su mensaje a la comunidad, y con una actitud reflexiva y al mismo tiempo motivadora, el Padre Ercolino nos exhortó con su palabra a que “juntos nos animemos a poner énfasis en aquello que realmente somos. En nuestra identidad propia de cristianos, y cuando digo de cristianos, me refiero a hijos de Dios, redimidos por Jesús, y llamados a ser sus discípulos. El documento de Aparecida que los obispos de América Latina proclamaron ya hace unos años tiene como eje central algo que es referente y fundamental para nuestra vida cristiana, del cristiano y de la iglesia: ser discípulos y misioneros. Discípulos para estar cada día más cerca de Jesús, Maestro que nos llama. Y que nos dio la gracia de conocerlo y de seguirlo. ¿Por qué? Porque nos miró con un amor de predilección, y porque en ese ser cada día discípulos más íntimos de él, encontramos el sentido de nuestra vida, de nuestra alegría.¿Y por qué misioneros? Porque él nos envía. Él dijo: vayan y hagan que todos los hombres sean mis discípulos. Y creo que en este punto, la Iglesia (Obispo, Sacerdotes y todos los fieles), tenemos que realimentarlo. Porque Jesús dijo vayan y muchas veces nosotros, los de la iglesia, decimos vengan. Entonces hay que empezar a salir, es decir, a dar testimonio. Es verdad, tenemos muchos problemas, la plata no alcanza, el tiempo cada vez es más escaso, pero hay un eje central y fundamental en nuestra vida que es este: nuestra vocación. El que tiene fe, tiene un mensaje. Y ese mensaje no se lo puede callar. Y el mensaje o es un mensaje cualquiera, no es una noticia de hoy que mañana caduca. Entonces, seamos discípulos y seamos misioneros. No tengamos miedo de salir, a hablarle de Dios al mundo. Estamos en una sociedad que está enferma, deprimida, porque le da la espalda a Dios. El evangelio es un mensaje que tiene 2000 años, pero todavía muchos no lo conocen”, resumió categórico.

Finalmente, el Padre Gustavo pidió la participación masiva de los vecinos, en un día que considera será muy propicio para los festejos, precisamente por tratarse de un día no laborable para todos.

Domingo 15 de agosto: «Esperamos una fiesta
muy participativa»
“Este año tenemos la gracia de que cae domingo. En sus últimos 10 años, la Diócesis vivió una época de crecimiento. Porque al partido de Avellaneda se le incorporó el Partido de Lanús (en 2001), y ahí es donde comienza esta nueva realidad que es la Diócesis de Avellaneda – Lanús. Entonces en la Diócesis se incrementó en territorio y en población. Lógicamente, se han unido dos situaciones distintas, que han ido madurando juntas en comunión. Lo que sucede es que las Fiestas Patronales de Nuestra Señora de la Asunción son esencialmente de Avellaneda, y eso hace que nosotros (me incluyo porque yo también soy de Lanús) nos cueste aterrizar un poco más”, reconoció el cura, al tiempo que añadió: “Entonces aprovecho la ocasión para invitar a todo el pueblo de Avellaneda y de Lanús, a esta fiesta, que al ser un domingo va a permitir que muchos participen. Dado que otros años se complicaba para la gente de Lanús, porque el feriado era para los de Avellaneda, mientras los de Lanús trabajaban. Creo que vamos a tener más tiempo para convocarnos a los pies de nuestra Madre y honrarla. Y queremos que sea bien participado, bien nutrido, bien festivo. Que la Virgen ocupe el lugar protagónico que como Madre y Reina se merece, y todos los hijos tenemos que estar presentes porque cuanto más la honramos, más nos bendice”, finalizó.

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