El cadáver joven fue encontrado este viernes entre el tercer y cuarto vagón de la formación siniestrada en la terminal del barrio porteño de Balvanera, confirmaron fuentes de la investigación.

Ayer la ministra de Seguridad, Nilda Garré, dispuso que la División de Búsqueda de Personas de la Policía Federal actúe “de oficio” en la búsqueda del muchacho.

A partir de esa decisión, personal de la Policía Federal y de bomberos recibió la orden de revisar “hasta los lugares más inverosímiles” vinculados con el accidente.

Cámaras de seguridad de la estación San Antonio de Padua, en el oeste del Gran Buenos Aires, había grabado el ingreso del joven al cuarto vagón de la formación 3772 procedente de Moreno, que poco después se estrelló en la estación Once.

Con esta confirmación, los investigadores revisaron el tren con perros entrenados y encontraron el cuerpo en el “fuelle” entre ambos vagones, que a causa de la colisión se encimaron en esa unión y ocultaban el cadáver.

Más tarde, una fuente oficial de la Morgue Judicial confirmó a Télam que se trataba del joven que estaba desaparecido desde el momento del accidente.

La madre de Lucas, María Luján, su padre, su hermana Lara y otros familiares y amigos lo buscaron intensamente durante más de 48 horas, y tras confirmarse la muerte del joven toda su familia fue asistida por psicólogos del equipo de Salud Mental de Nación.

Con la muerte de Menghini Rey, el número del víctimas del accidente se elevó a 51 muertos y 703 heridos, 31 de los cuales continuaban internados en nueve hospitales porteños.

Otros familiares y amigos del joven decidieron hacer una “sentada” en la terminal ferroviaria, en reclamo de justicia por la muerte del muchacho, lo que fue impedido por un grupo de manifestantes que copó el lugar y comenzó a a incendiar cestos de basura, romper molinetes y destrozar vidrieras.

Mientras los primeros se replegaban a un piso superior, en el hall central y andenes sucedieron enfrentamientos con la Guardia de Infantería de la Policía Federal, que tomó el control de la estación.

La Guardia de Infantería que trataba de resguardar la seguridad recibió una lluvia de piedras y objetos, aunque rápidamente logró recuperar el control de la estación y dispersar a los jóvenes con ayuda de un carro hidrante, cuando un grupo arrojaba piedras en la intersección de las avenidas Pueyrredón y Rivadavia.

Los disturbios, que dejaron heridos en ambas partes y sofocados por gases lacrimógenos y de matafuegos, se extendieron a la avenida Pueyrredón y la Plaza Miserere, donde se registraron destrozos en vehículos y comercios, además de algunos saqueos.

Los familiares y amigos de Lucas, que no participaron de los enfrentamientos, fueron trasladados al patio de la División Sarmiento de la Policía, de donde pudieron salir sin riesgos a la calle sin efectuar declaraciones a la prensa.

Entre ese centenar de personas estaban compañeros de trabajo y de la banda de rock que integraba el joven, además de empleados de Canal 7, donde trabaja su padre.

Tras los disturbios, las puertas de la estación fueron cerradas y el servicio ferroviario quedó interrumpido, por lo que los pasajeros debían recurrir a medios alternativos para dirigirse al oeste bonaerense.

En tanto, el fiscal federal Federico Delgado pidió que se interrogue al personal de TBA para que se informe sobre “las condiciones en que se despliega el servicio”.

El funcionario judicial precisó que se deberá “escoger al azar a maquinistas, mecánicos y otros empleados que van a explicar `de propia mano´ aquel punto”.

El documento es un escrito de cuatro carillas presentado al juez federal Claudio Bonadío -que investiga el caso-, y al cual Télam tuvo acceso.

En el texto, el fiscal advirtió que “dado que algunos trabajadores podrían verse apremiados moralmente por el temor que generalmente suscita la condición de empleados frente al empleador, el juzgado podría interrogar a los dirigentes gremiales que cuentan con inmunidad al respecto”.