Los niños de Avellaneda y Lanús, invitados a ser siempre amigos de Jesús

El sábado 24 de mayo en el estadio del club El Porvenir, en Gerli, se llevó a cabo el encuentro de la catequesis especial y de niños de la diócesis de Avellaneda-Lanús donde participaron de la misa concelebrada por varios sacerdotes y presidida por el obispo diocesano, monseñor Rubén Frassia.

(AICA) Miles de personas se congregaron el sábado 24 de mayo en el estadio del club El Porvenir, en Gerli, para asistir al encuentro de la catequesis especial y de niños de la diócesis de Avellaneda-Lanús y allí participar de la misa concelebrada por varios sacerdotes y presidida por el obispo diocesano, monseñor Rubén Frassia.

En un clima de alegría, con cantos, juegos y animación por parte de voluntarios, se vivió una jornada en la que se insistió en vivir la alegría de la Pascua, saberse amados por Dios y vivir la amistad con Jesús.

Miles de personas se congregaron el sábado 24 de mayo en el estadio del club El Porvenir, en Gerli, para asistir al encuentro de la catequesis especial y de niños de la diócesis de Avellaneda-Lanús y allí participar de la misa concelebrada por varios sacerdotes y presidida por el obispo diocesano, monseñor Rubén Frassia.

En un clima de alegría, con cantos, juegos y animación por parte de voluntarios, se vivió una jornada en la que se insistió en vivir la alegría de la Pascua como un triunfo de la vida sobre el pecado y la muerte.

En su homilía, monseñor Frassia se dirigió a los niños en un lenguaje simple y abundante en ejemplos y figuras. Destacó que Jesús fue enviado por el Padre para quitar el pecado, que “esclaviza, debilita, ata, asfixia y quita la paz”; y para librar de la muerte, ya que Jesucristo, resucitado, “comunica su vida y nos dice que todos nosotros podemos beberlo, recibirlo y alimentarnos de Él para ser sus amigos”.

El obispo insistió en la amistad con Jesús, en ser “amigos entrañables”. Afirmó que “Él es el primero, el principal, y que nosotros lo podemos conocer, amar y contarle todas nuestras cosas”.

“¿Los escucha a ustedes? –les preguntó-. Sí, los escucha. ¿Escucha a un chiquito de tres años? Sí, lo escucha ¿Escucha a un bebé que está por nacer? Sí, lo escucha. Porque Dios tiene una mirada y un amor total, universal grande. No tiene un amor pequeño ya que nos ama a todos. Pero Jesús quiere que nosotros le respondamos”.

“¿Cómo tenemos que responderle? –volvió a preguntar-.Escuchándolo bien. Por eso es bueno, desde pequeños, cuando balbuceamos las primeras palabras, que nos enseñen el Padre Nuestro, rezar el Ave María a la Virgen, rezar por papá y mamá, rezar por otros chicos. ¡Qué hermoso es que los padres enseñen a rezar a sus hijos, rezando con ellos! Y si leen la Palabra de Dios, que los chicos escuchen”.

Monseñor Frassia agradeció la presencia de tantos jóvenes y les reiteró que “es muy importante” que se sepan amados por Dios: “Es muy importante que sepan que no están solos y que Él es el Gran Amigo, en las horas buenas y en los momentos tristes o amargos, pero Jesús no te falla jamás. Sepan también que lo tienen y pueden contar con Él siempre, desde pequeños”.

Finalmente, el obispo los alentó a no tener vergüenza de decir que son amigos de Jesús y serle siempre fiel. Los animó a transmitir entusiasmo y alegría a un mundo que vive sin estos dones que el Señor da a quienes se acercan a Él.

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