“Los Ferreyra”, de profesión: músicos

Escribe Antonio J. González

Caminamos los dos el mismo barrio, Sarandí, cuando aún éramos muy jóvenes. Vivíamos a cientos de metros uno de otro y frecuentábamos los ambientes artísticos de Avellaneda. Guillermo Ferreyra era un eximio violinista que se formaba en la escuela de música y en la orquesta sinfónica bajo el entusiasmo del maestro José Rodríguez Fauré. Luego, durante muchos años nos perdimos el rastro, pero la dinámica artística produce muchas veces reencuentros y sorpresas.

Mientras tanto -siempre con su maletín de violinista bajo el brazo- Guillermo se dedicaba a la formación de nuevos músicos, especialmente violinistas, y actuaciones con asiento en los recitales de tango. Su hija, Eleonora, eligió el bandoneón. Y su hijo Leonardo, se quedó fiel junto al violín.

Eleonora Ferreyra comenzó con la complejidad del bandoneón en 1984, al ingresar en la Escuela de Música Popular de Avellaneda para cursar la carrera de instrumentista en música popular. Posteriormente continuó sus estudios con Néstor Marconi y Julio Pane. A principios de 1991, realiza su primera gira por Italia y Francia como integrante del Sexteto de Gustavo Mozzi, ese mismo año es convocada para integrar “Las Tangueras”. Pero en 1993, Eleonora participa en “Bandoneones de Buenos Aires” bajo la dirección de Roberto Pansera.
Leonardo, por su parte, integra un conjunto junto a su padre y su hermana además de Diego Tejedor (violín), Mariana Cañardo (violín), Juan José Otero (viola), Eduardo “Lalo” Miceli ( bandoneón), Felipe Ricciardi (bandoneón), Raúl Salvetti ( bandoneón), Juan Kusta (bandoneón), Leonardo F. Fernández ( piano), Silvio Acosta ( contrabajo) y Walter “Chino” Laborde (voz).

Con esta orquesta graba un disco (publicado por Acqua) titulado “Sin lágrimas”, donde repite el formato (dos violines, viola y cello) y recrea muchos de los antiguos arreglos de Pascual Mamone que Lipesker había tocado, pero agrega otros, que su padre Guillermo, había encargado para su propio cuarteto a Omar Valente, Néstor Marconi y Eduardo Rovira.

Otras formaciones y actuaciones van diseñando el derrotero musical de “los Ferreyra”, sin que ningún viento alcance a torcer el rumbo. Siempre fieles a la multiplicidad de opciones que da la gran música y el acento personal del tango.
Una fidelidad que los oyentes agradecemos y disfrutamos como ellos: en silencio y casi sin grandes alharacas.

ajgpaloma@gmail.com

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