Libia: los rebeldes tomaron la residencia de Kaddafi

Cientos de insurgentes libios tomaron a los tiros el complejo residencial de Muammar Kaddafi en la capital de Libia, luego de cinco horas de intensos combates que coronan una sublevación de seis meses y marcaron de hecho el colapso del gobierno del líder libio, cuyo paradero se desconoce.

Tras derribar sus grandes puertas verdes y matar o golpear a combatientes que lo defendían, algunos insurrectos festejaron la toma del complejo de Bab al Aziziya con tiros al aire y cánticos, mientras otros fueron vistos salir del edificio con cajas de armas y camionetas con ametralladoras montadas en la parte trasera.

La residencia era el símbolo del poder de Kaddafi, y su conquista por los sublevados, apoyados por la OTAN, constituye el derrumbe de hecho de su gobierno de 42 años, aunque es probable que durante algún tiempo persistan bolsones de resistencia de seguidores del líder en distintas zonas del país, según analistas.

Columnas de humo negro subían al cielo desde la enorme edificación de seis kilómetros cuadrados, estratégicamente ubicada en el sur de Trípoli -una ciudad de 2 millones de habitantes-, con acceso directo a la autopista que va al Aeropuerto Internacional de la capital del país árabe norafricano, rico en oro y petróleo.

“Hemos ganado la batalla militar. Huyeron como ratas”, declaró el comandante insurgente Abdelhakim Belhaj a la cadena de TV árabe Al Jazira desde el mismo complejo de Kaddafi.

“Bab al Aziziya está completamente bajo nuestro control, el coronel Kaddafi y sus hijos no estaban en el lugar”, afirmó por su parte el coronel Ahmed Omar Bani en Bengazi, la ciudad del este de Libia conquistada en los primeros días de las revuelta y convertida en centro de la insurrección contra el líder libio.

En Trípoli, los victoriosos alzados destruyeron una estatua de bronce de Kaddafi y posaron ante los reporteros gráficos pateando y pisando la cabeza dentro del complejo fortificado.

Otro combatiente se trepó a la icónica estatua de un puño dorado apretando hasta deformar una réplica de un avión de guerra estadounidense y disparó al aire su ametralladora en celebración de la victoria.

La estatua está ubicada afuera de un edificio que en el pasado fue la casa de Kaddafi, que se preservó con los daños que le causó un bombardeo norteamericano en 1986 como símbolo de su desafío a sus enemigos.

El líder libio pronunció decenas de discursos contra Occidente desde el balcón de esa casa, y en ese mismo lugar apareció al inicio del levantamiento en su contra, en febrero, para burlarse de los insurrectos y predecir su derrota e huida como “ratas”.

El complejo, que incluye un cuartel militar, una casa de huéspedes y otros edificios, fue bombardeado varias veces por la OTAN como parte de su polémica campaña de ataques aéreos en respaldo a los insurgentes, que comenzó en marzo en virtud de un mandato de la ONU para proteger a los civiles del conflicto.

En otras partes de la capital, los sublevados dijeron estar en control de la estación de TV estatal, donde izaron la bandera con la que se identifican, y del Aeropuerto Internacional de Trípoli.

El ex embajador de Libia ante la ONU dijo esperar que los rebeldes se hagan con el control del resto del país en las próximas 72 horas.

El ex embajador Ibrahim Dabbashi, quien continuó trabajando en su oficina en la ONU junto a otros diplomáticos desde que retiró su lealtad a Kaddafi, en febrero, dijo confiar en que Libia será “liberada totalmente”.

En Bengazi, cientos de personas festejaron en las calles la noticia de la toma del complejo de Bab al-Aziziya. Hombres marcharon a pie y circularon en auto haciendo flamear la bandera de los insurgentes -la verde, negra y roja de la monarquía que reinó en Libia hasta la revolución de Kaddafi, en 1969.

Doce insurrectos murieron en los enfrentamientos en torno del complejo, dijeron fuentes de la oposición, que estimaron además en unos 2.000 el total de muertos en la batalla de Trípoli, que comenzó con una sorpresiva incursión en la capital de los insubordinados desde posiciones en el oeste del país.

En conferencia de prensa en Doha, la capital de Qatar, el jefe político de los levantados llamó a todos los libios a la unidad.

“Ahora debemos concentrarnos en la reconstrucción y en curar las heridas”, dijo Mahmud Yibril, quien prometió restablecer la seguridad en Trípoli y en todo el país.

En Estados Unidos, un vocero del Pentágono dijo que los insurgentes parecen tener el control de la mayor parte de Trípoli y reiteró la opinión de Washington de que Kaddafi permanece en algún lugar de Libia.

El portavoz, coronel Dave Lapan, añadió que aunque la capacidad de mando de las fuerzas de Kaddafi disminuyó drásticamente, sigue siendo peligrosa.

En el Reino Unido, el viceprimer ministro británico, el liberal democrático Nick Clegg, quien encabezó hoy en Londres una reunión del Consejo de Seguridad Nacional en reemplazo del premier David Cameron, dijo que el gobierno de Kaddafi “está destinado a caer”.

Alain Juppé, el canciller de Francia -junto al Reino Unido los dos países que más impulsaron la ofensiva de la OTAN en Libia- afirmó por su parte que la victoria de la oposición contra el régimen libio “no es completa” y la OTAN debe permanecer alerta.

“El régimen se está derrumbando, pero hay todavía grupos de la resistencia. La OTAN debe estar siempre en alerta para ir hasta el fondo de las operaciones”, dijo Juppé.

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