León Primak, el médico corredor

Es miembro de la Asociación Médicos Jubilados (AMEJU)

Basta escucharlo unos minutos, para saber que es un hombre con una gran experiencia, que ha caminado la vida… O mejor dicho, que la ha corrido. Es que ha consagrado su vida como médico, pero nunca se alejó de su otra pasión que es el atletismo. Tal vez por eso sus relatos son tan vertiginosos y entusiastas.
León Primak nació el 1 de enero de 1940. Vino al mundo en pleno monte, en la localidad de Alcaraz, Departamento de La Paz, provincia de Entre Ríos.
Al relatar aquel especial momento, reflejó la vida sacrificada que por entonces se llevaba en el campo.

«Soy el tercer hijo varón de una madre extranjera que terminó de ordeñar a la vaca nro. 30 y después me parió a mí», dijo, gráficamente Primak, con gran orgullo.
El médico especialista en ginecología y obstetricia contó que vivía con sus padres, inmigrantes provenientes de Ucrania y Polonia, que llegaron al país para trabajar la tierra; junto a cinco hermanos, en un campo arrendado.

En ese ámbito sacrificado pero libre, desde chico León aprovechaba caminos y terraplenes para correr como un potro salvaje.

«A los ocho o diez años corría pequeñas distancias (400, 1000 y 1500 m) y continué con mi actividad deportiva en el colegio secundario, que cursé en Paraná. Pero cuando me llegó la citación al servicio militar y dejé de correr», recordó Primak, para quien el estudio siempre estuvo primero.

Fue entonces que, después de la colimba, el joven Primak vino a Buenos Aires, decidido a estudiar medicina, porque habían cerrado las inscripciones en Rosario y Córdoba. «Fue una casualidad», aseguró el entrevistado, sobre el desembarco en nuestra provincia.

La carrera de medicina se hizo muy exigente. Seis años y medio de estudio en la Universidad de La Plata y otros cuatro de residencia. «Fui jefe de médicos residentes del Hospital de Ezeiza. Fue una época difícil, porque me acuerdo que había 250 postulantes para 50 vacantes. Aún hoy, se recibe mucha gente, pero lugares para hacer la residencia hay pocos», comparó el profesional.

Cuando se recibió de médico, empezó a ejercer como asalariado en el Sanatorio de la Asociación Obrera Textil, en capital. Y al mismo tiempo, se desempeñaba como docente en la Escuela Normal de Lomas de Zamora, dando clases de anatomía y fisiología para 4to. y 5to. Año.

En el camino, se había iniciado realizando prácticas rentadas en distintos hospitales: en el de Haedo, en el Fiorito, en el Evita, en el de Niños de La Plata, entre otros.

Durante su carrera, también hubo un lugar para su labor como docente. «Ya había sido ayudante y había dado clases de anatomía patológica en La Plata, antes de recibirme. Más tarde no me dediqué de lleno a la docencia por esas cosas de la vida, pero sí soy educador sexual, porque ese curso lo hice en el Colegio Médico de Avellaneda.

Médico, atleta y lector
El Dr. Primak exhibe con honor algunas medallas que obtuvo en distintas carreras en varios lugares de nuestro país y en el exterior.

Dejó huellas de sus incansables corridas en Francia (21 km de Saint Tropez), Polonia, Brasil, Perú.

Participó de la Maratón (42 km) de las 3 ciudades patagónicas, uniendo Gaiman, Trelew y Rawson. Obtuvo una medalla de bronce en 1990 en las Olimpiadas Médicas, que se realizan en Villa Gesell.

Sin ir más lejos, en abril de este año corrió otros 21 km en la localidad de Gonet.
«Siempre me entrené», aseguró Primak. «En una época iba a trabajar a Budge, a una sala, pero antes pasaba por el parque de Lomas de Zamora para entrenarme. Actualmente, voy a correr al Parque Domínico, día por medio. Hago 13 o 14 km en 90 minutos».

«Ahí tenemos un gran predio, que tiene una pista de atletismo, otra pista de 1200 m, varias canchas de fútbol, pileta en el verano y servicio médico permanente, que deberíamos aprovechar más», resaltó el atleta avellandense, que el próximo 19 de agosto correrá media maratón en San Salvador, Entre Ríos.

La clave del entrenamiento, para el médico – corredor es «entrenar en función al físico de cada uno», para no sobre exigirse.

Pero fundamentalmente, Primak recomienda entrenarse para estar en forma, «por el simple hecho de llevar una vida sana y saludable».

«No se puede ser periodista, ni ingeniero, ni médico si uno anda mal. Si tiene hipertensión, si está duro o si posee sobrepeso. Está comprobado a nivel mundial, que quienes están sanos y en forma son los que más producen. No los que más producen económicamente, -bromeó- sino los que mejor rinden en sus actividades cotidianas».

«A los que no les conviene son a algunos laboratorios. Porque la gente que hace ejercicio gasta menos en remedios», afirmó.

Por su pasión hacia el atletismo, en un momento de su carrera como decente, el Dr. León también enseñó acondicionamiento vascular, pulmonar y cardíaco. «Ese conocimiento te permite saber qué es lo que sucede en el corazón, en los pulmones y a nivel de los vasos sanguíneos, en un atleta que por ejemplo corre 42 km. Algunos corredores me cargan y me dicen que les llevo ventaja, porque puedo saber, cuando tengo algún síntoma, qué me está pasando en ese momento», dijo, con una sonrisa.

A lo largo de la charla, el Dr. Primak también subrayó la importancia de incorporar conocimientos, para poder entender la vida.

«Los viejos profesores de medicina y otras facultades decían que el que sabe solamente matemática ni matemática sabe. Por eso siempre fui un autodidacta con la lectura».

«Soy un adicto de la lectura como del atletismo. Cuando era joven si no leía, no me podía dormir. He leído tanto que cuando me canso de leer en español, leo en inglés -también entiende idish y alemán-, apuntó el Dr. León, mientras acerca un ejemplar de Adventures of Hucleberry Finn, de Mark Twain.

Sus escritores preferidos son los exponentes de la literatura rusa. Su tocayo León Tolstói, Máximo Gorki, Antón Chéjov, Nikolái Gógol, Fiódor Dostoyevski.

«Yo leía mucho en las guardias. Cuando esperaba que llegara algún paciente, mientras otros se tiraban a dormir o a jugar al truco, yo me quedaba leyendo», agregó el miembro de la Asociación Médicos Jubilados (AMEJU).

A la hora de hacer un balance, el Dr. Primak afirmó que «uno nunca está conforme con lo que hizo, ni con lo que tiene ni con lo que sabe. Pero creo que tenemos que conformarnos si pudimos lograr alguna de las cosas que ambicionamos».

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