Las disfunciones familiares afectan a la salud integral de la familia

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

Todos sabemos que si bien las relaciones humanas generan las mayores satisfacciones de la vida, también sabemos que las relaciones entre personas muchas veces son fuente de problemas. Dentro del ámbito familiar, es necesario un gran esfuerzo por parte de todos los integrantes para lograr una armonía en la vida cotidiana que permita preservar la salud psíquica, espiritual y física de todos sus integrantes.

Cuando dentro del seno íntimo de la familia existen problemas, generalmente y al contrario de lo que comúnmente se supone que sólo hay un culpable, solemos encontrarnos con que los problemas son consecuencia de las carencias que existen entre la interacción de todos los componentes de esa familia. La propia carencia existente en esa interacción familiar que es disfuncional, produce que el malestar vivido vaya impregnando otros ámbitos, como ser el trabajo y el entorno social.

Cuando las relaciones familiares no funcionan, es necesario detectar el problema e intentar solucionarlo, puesto que cuando surgen problemas es un indicador de que algo no bueno está ocurriendo, y si bien no es una tarea fácil porque necesita que la familia completa se involucre, al ir trabajando los problemas, la familia va logrando un alivio y va conociendo cuales son sus pautas y mecanismos familiares para poder ir profundizando correctamente en cómo surgen esos conflictos y cuáles son las soluciones más adecuadas. La familia en sí misma como conjunto, es la suma de interacciones de las personalidades de cada miembro de la familia y las circunstancias que experimentan, y cuando el funcionamiento familiar es adecuado existen pocos obstáculos y puede promoverse el desarrollo integral de todos los miembros de la familia procurándoles un estado de salud favorable, en cambio si una familia lleva un camino de vida que la hace tropezar una y otra y otra vez, ya se convierte en un factor de riesgo para todos los integrantes y favorece la aparición de síntomas y enfermedades en todos sus miembros.

La convivencia en todos los ámbitos de la vida genera conflictos, los conflictos no necesariamente son malos pero se convierten en un problema cuando tienen componentes negativos, cuando no hay posibilidad de resolverlos correctamente. La dimensión que tenga el conflicto va a poner en juego los sentimientos que desencadene ese conflicto, por ejemplo, en un conflicto laboral el vínculo afectivo puede tener un carácter secundario y por lo tanto el problema no pasará más que de una experiencia desagradable, pero en general si el conflicto se desarrolla dentro de la familia probablemente la experiencia afectiva será más dolorosa, puesto que de la familia en general se espera afecto y se comparte el objetivo principal de crecer y desarrollarse como persona en la vida.

Cuando las situaciones problemáticas son provocadas por algún integrante de la familia, por ejemplo con problemas de alcoholismo, de drogas, de fracaso escolar, o de depresiones, es necesario que la familia busque ayuda para poder analizar por qué la familia no está funcionando.

Existen alertas, indicadores que están en relación con la salud familiar, tales como si la familia cumple con sus funciones económicas, biológicas, culturales y espirituales, la administración del dinero familiar, la atención de la salud, el desarrollo saludable de todos sus componentes, la atención a los principios morales y los valores espirituales que son responsabilidad familiar y la esencia de su funcionamiento, las crisis económicas, los problemas sanitarios o de cualquier otra índole, todo esto pone a prueba el compromiso de los miembros en la familia.

Para que la familia funcione lo mejor posible, tiene y debe permitir el desarrollo de la identidad personal y la autonomía de cada integrante, tiene que respetar las fronteras psicológicas que permiten la preservación del espacio vital de cada integrante sin poner límites a la independencia pero tampoco sin promover una excesiva individualidad que impida el desarrollo de todos los miembros en solidaridad.

Si dentro de la familia no se respeta la jerarquía, por ejemplo confundiendo la jerarquía con autoritarismo o los padres pidiendo autorización a sus hijos, lo más probable es que se desencadene una problemática familiar donde reglas y roles estén tergiversados obstaculizando el buen funcionamiento de la familia y trayendo como consecuencia fundamental la falta de una comunicación clara, coherente y afectiva dentro de la familia que permita compartir los problemas.

* Licenciada en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
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